Sentada en el sofá de la sala del departamento de Jared, disfrutamos de un día juntos sin interrupciones.
Después de una mañana en la cama, me dio curiosidad y recorrí el lugar encontrando una consola de videojuego. Ahora estamos jugando uno de sus juegos de combate.
No soy diestra, pero me estoy divirtiendo mientras él gruñe al perder ante una novata neófita como me llamo.
—Estás apretando todos botones —gruñe desde su lugar en el piso.
Me entra la risa.
—¡Marcella!
—No seas llorón —digo y me fulmina con la mirada.
Mi carcajada resuena en el salón.
—¡Eso es trampa!
—Di lo que quieras, pero sigo paseándote el culo —replico.
Arroja el control y ahogo un grito cuando se me lanza encima.
—Eres una pequeña tramposa —me quita el control y lo arroja sobre la mesa ratona.
Solo lleva s
