Llamé a mi gerente como ella lo había solicitado, no tardó nada en llegar hasta el vestidor, donde Ivette aún esperaba, cerró la puerta, dejándome afuera del mismo. Incapacitada para escuchar o intervenir sobre lo que hablaran entre ellas. Esperaba que cuando saliera habría consecuencias para mí. Aquella mujer era bastante frustrante para mí. Ya me esperaba aquel regaño. Seguramente por que me había tardado demasiado en hacer todo lo que ella había pedido para sus rendas, ocasionándole dolor estomacal agudo, o gastritis. Recargue mi cuerpo levemente contra la pared y tiré mi cabeza hacía atrás para recargarla y pensar en cómo me defendería de un argumento que no escuché. Mis compañeras de trabajo me daban miradas de lástima al verme ahí. Una de ellas se había encargado de informar a la