El Nuevo Amanecer Del Génesis

Capítulo 10 Cuando el mal nunca muere y la muerte se avecina

Capitulo 10 Cuando el mal nunca muere y la muerte se avecina

—Entonces… ¿Quién sos? ¿Por qué te has hecho pasar por mi padre? —preguntó Lertaly dolido y enfadado

—Tú tío, hermano de tu madre —responde Mak. Y le pedía perdón a Lertaly por haberle mentido.

—Eh, mmmm… Lertaly, creo podemos verte… mmm, ¿Más tarde?  —dijo uno de los seis niños que aún se encontraban en su casa, en la presencia de una dura verdad para él

—¡Lárguense! ¡No los quiero aquí! —les gritó furioso

Por su mente pasaba las pisadas de aquella pareja que llevaba a su hijo en brazos gravemente enfermo, recordó el apellido de Abelardo y supo que era el mismo que el de su padre, él era su padre y él niño enfermo su hermano, el dolor apenas dejaba mirar con odio a los niños, esto era solo una suposición, pero si los niños lo hubiesen tirado al charco hubiese visto el rostro del niño y los papás del niño el rostro de él.

—Está bien —dijo otro y los seis se marcharon sin entender el trato de Lertaly hacía ellos

—¿Por qué los habéis tratado así? ¿Sucede algo? —preguntó Mak

—Usted no es mi padre, no tengo porque…

—¡Aaaaah! —gritó una mujer fuertemente en el pueblo

—¿Qué ha sido ese grito? —se preguntó Ross

En ese instante entró un habitante, dándoles la noticia que encontraron a un niño muerto en un callejón. Los tres se sorprendieron mucho, y es que nadie pensaba en quien había cometido tal hecho tan escalofriante, el niño muerto era el mayor de los siete, su cuerpo parecía haber sido atacado por un animal salvaje, aunque algo malévolo era el culpable de su muerte.

—¿Tienes algo que ver con esto, Lertaly?

—¿Qué? Ni siquiera he estado con esos siete

—Dios mío, no puedo creer que haya muerto en nuestro pueblo, nunca ha pasado

—Pues esto está pasando, Ross, no es normal. Voy a averiguar qué sucede

Mak salió sospechando de una sola persona: Lertaly, pues vio en sus ojos el odio que sentía hacía ellos, lo que lo llevó a investigar sus pensamientos con los seis niños que se encontraban llorando la partida de su compañero, unos en sus cabezas sentían alegría por su muerte, ya que él era quien daba las órdenes, y otros dolor porque realmente lo querían. Justo en el callejón de su hallazgo, lloraban su ausencia, los gatos maullaban horriblemente, las tórtolas agitaban sus alas como abanico al calor que todos sentían, cosas extrañas que aunque las sintieron, las ignoraron, solo observaban el cuerpo del chico, de quien ni siquiera sabían su nombre.

—Eh, hola, siento mucho lo de su amigo, quisiera hablar con vosotros y hacerles unas preguntas respecto a Lertaly

—Eh, ¿Su hijo? —dijo uno de ellos nervioso

—No se preocupen, no será nada malo, y, eh, no soy el padre de Lertaly, soy su tío

Limpiándose cada uno sus lágrimas, aunque algunas eran falsas, abandonaron el callejón y se fueron a un lugar en silencio con Mak, allí les preguntó sobre cómo era su relación con Lertaly y cuál había sido la última vez que habían estado con él.

—¡Vamos! No se queden callados, ¡Díganme!

—¿Promete no golpearnos? —preguntó uno

—No me siento cómodo estar aquí con este señor —dijo otro

—No golpearé a ninguno de vosotros, solo respondan a mis preguntas

Los niños se miraron los unos a los otros, con sus cabezas decidieron que le contarían y uno de ellos habló por todos, diciéndole que molestaban diariamente a su sobrino y que la última vez que estuvieron con ellos fue en el monte de la loma de los gatos, cuando Lertaly los llevó al árbol de manzanas.

—¿Árbol de manzanas? Hasta donde sé los árboles están secos y esa clase de árboles no crecen aquí, ¿De qué árbol de manzanas hablan? No se queden callados, ¡Hablen!

—Eh, este… es un árbol con manzanas podridas y llenas de gusanos, está en lo adentro del monte de la loma

—Voy a ir a ver ese árbol, no quiero que nadie se entere de esta charla, esto debe quedar entre nosotros ¿Está claro?

—Okey, de acuerdo —contestaron todos

Mak se despidió de los niños, nuevamente le dio las condolencias por su compañero y les agradeció haber hablado con él y después marchó rumbo a Loma roja para ver el árbol que pensaba era solo una broma de parte de los seis para no decirle la verdad, esto era la verdad y nada más que la verdad.

Los seis aún estaban reunidos en el lugar, se preguntaban si habían hecho lo correcto en contarle sobre el árbol que contenía el fruto que les causó miedo y los hizo dejar de molestar a Lertaly. En medio de esas preguntas sobre si había hecho lo correcto, se encontraba en el lugar Lertaly, quien detrás de un árbol los observaba con odio y sed de venganza, sintieron los seis que de la nada se les apareció.

—¡Hola chicos! ¿Qué cosa hablaban con mi padre? —dijo llegando de un brinco

—¿Lertaly? ¿Ya estás bien? ¿Qué haces aquí? —le preguntó uno de los niños

—Je, je, je, je, buscaba a mi padre y los vi con ustedes, ¿De qué hablaban?

—Él no es tu padre

—¿Por qué me decís eso?

—Nos lo dijo hace un rato

—¿A dónde fue?

—Al árbol

—¿Qué? ¿Lo han mandado al árbol del cual les dije no le dijeran a nadie?

—Eh, sí

—¡Malditos!  —les gritó

Mak continuaba caminando para llegan cuanto antes al árbol, mientras lo hacía sentía que una sombra iba detrás de él y unas pisadas de bota, caminaban como si fuese gigantes de otro mundo. Al voltearse y ver que no había nadie, ignoró y continúo caminando, cuando sintió que alguien sujetó su camisa, se asustó tanto que empujó lo que sea que lo siguiera, al ver con tranquilidad que era uno de los niños que le hablaron del árbol, lo levantó, le preguntó por qué lloraba y por qué temblaba de miedo.

—Lerta, Lerta, Lerta…

—¿Lertaly? ¿Qué sucede con él? Eh, respira, tranquilo, cuéntame, ¿Qué sucede con Lertaly? ¿Pasa algo? —le decía angustiado

—Eh, Lertaly acaba de atacar al resto

—¡¿Qué?! Pero si él aún no sé levanta, está en casa, enfermo

—No, nos acaba de atacar, con, con, una, una navaja

El niño que era el más pequeño del grupo, no podía ni siquiera decir exactamente lo qué sucedió, aunque la reacción de Mak era cierta, pues Lertaly se encontraba aún en casa, hablando con su madre sobre la gran mentira de su padre.

—¿Por qué me mentiste mamá? ¿Por qué dijiste que ese señor era mi padre?

—No es cualquier seño, Lertaly, es mi hermano, tu tío

—Para mi no es nadie, después de esta farsa no lo quiero volver a ver

—Podemos buscar a tu padre

—¿Dónde? ¡Dime! ¿Dónde? Él ya no está, se ha ido muy lejos

—¿Y cómo lo sabes?

—Porqué…

—¡Aaaah! —gritaban varias mujeres

—Oh, Dios, ¿Más gritos? ¿Qué está sucediendo en este pueblo? Espérame un momento, iré a ver qué sucede

—Está bien

Ross salió de su casa y le preguntó a unas mujeres que lloraban qué sucedía, estas le informan que encontraron a cinco niños muertos, masacrados al parecer con un objeto afilado. Ross se preocupó, tenía miedo, se preguntaba qué pasaba, que había caído al pueblo abandonado, e intrigada corrió a ver junto con otras personas, al terrible hecho. Su hijo hambriento bajó de la cama, se asomó por la ventana y veía a todos atemorizados y corriendo. Ignorando todo se agachó, debajo de su cama sacó varias manzanas y empezó a comerlas, así sentenció su propias muerte.

Su tío aún confuso, pidió al niño ocultarse del ruido y del llanto, este obedeció y fue hasta a aquel callejón donde estuvo a punto de golpear junto con sus compañeros a Lertaly. Mak miró el camino que llevaba al árbol y el camino al pueblo, pensó por unos minutos que descubrir y sin más fue hasta el pueblo para ver qué ocurría y por qué todo se había vuelto algo paranormal para él.

Ross vio que los niños muertos eran los que estuvieron hace un momento en su casa, lloró, rezó y pidió a Dios ayuda, al llegar su hermano se llevó una gran impresión, le preguntó por Lertaly angustiado y salió corriendo hasta la casa para verlo, supo que era el diablo el culpable de la muerte de los niños y el primero del callejón y que se había hecho pasar por su sobrino, para llevar acabo sus planes siniestros.

—¡Lertaly! ¡Lertaly! —llegó gritando

Cuando entró y vio a Lertaly tirado en el suelo y con una manzana con un mordisco en su mano derecha, se tiró al suelo, le quitó la manzana y la arrojó lo más lejos que pudo, después lo tomó entre sus brazos, empezó a llorar, le pidió perdón por pensar cosas malas de él y gritó el nombre de su hermana para que viniera a ver a su hijo, para que viniera a ver como moría, por una causa que no le creería. Al pequeño la piel de su estómago se le estaba pudriendo, sus huesos se desvanecían por dentro, había sido él único en consumir del fruto que lo mataba por dentro.

En ese momento Lertaly abrió sus ojos, miró a Mas y le dijo: “Tío, dile a mamá que la quiero mucho”, y vio una luz que se acercaba, y expiró.

De la nada llegó su madre, pegó el grito que abrió los cielos, empezó a llover, muerta en llanto se tiró al suelo y comenzó a patalear como una gallina, diciendo que le devolvieran a su hijo.

Al día siguiente el cielo estaba amarillo,  las nubes ocultaban el cielo azul, más teniendo mucho dolor y rencor Mak cogió una grande hacha y se dirigió al monte. Cuando llegó al monte vio el árbol y lo comenzó a golpear.

—¡Devuélvemelo, devuélvemelo! —le gritaba enfurecido llorando—, ¿Por qué? ¿Por qué te lo llevaste? —le decía. Y se tiró al suelo cogiendo tierra con sus manos y se la echaba en su cabeza.

Entonces decidió acercarse al lago y allí sus ojos fueron abiertos, vio que las manzanas del árbol del reflejo estaban totalmente podridas. Veía los que los niños vieron cuando corrieron y se llenó de tanto odio que al mirar hacia arriba las manzanas estaban como en su reflejo, sin pensarlo tomó el hacha y comenzó a cortar el árbol, sacó fuerzas de su amor y cariño hacia Lertaly, lleno de rencor y odio por lo que le había pasado no se cansó y siguió cortando el grueso del árbol, las gotas se sudor lo bañaban, su corazón palpitaba rápidamente y ya se estaba quedando sin respiración, hasta que lo logró, el árbol cayó, pero se llevó una gran impresión, porque aún en el lago estaba el reflejo del árbol, de el tronco empezó a salir un vapor n***o, y asustado sale corriendo. Nunca olvidó lo que vivió, temblando llegó hasta la casa, allí vio a su hermana Ross hablando con la cama de su hijo, había quedado loca.  Pasaron después muchos días y en el pueblo aún estaba Mak y su hermana, ambos se encontraban a más allá del monte donde enterraron el cuerpo de Lertaly, Ross ya estaba un poco mejor,  se había recuperado de su partida, y allí dijo mirando hacia el cielo:  ‘‘ Adiós mí cielo ” y se marcharon lejos del pueblo en busca de la felicidad dejando al pueblo Loma Roja para olvidar la pérdida de su hijo, Mak mientras caminaba miraba hacia la loma de los gatos recordando el árbol y al niño que le pidió se ocultara, tenía miedo que este fuera a ese lugar, aunque estaba seguro que ya no había peligro, pero realmente se equivocó.   Ross lo notó extraño y le preguntó qué pasaba, pero él solo le dijo que no pasaba nada y así marcharon, tristes pero felices.

Y allí estaba el árbol, el cual comenzó a estirarse tomando forma de un árbol más grande de lo que ya era. Entonces Dios dijo: “Satanás por habéis hecho tan grande el mal, maldito serás y pagareis  los hechos por medio de las formas que adoptéis ahora en adelante, en cualquier ambiente donde arrojes a mis hijos al peligro, te volverás polvo”. Y los frutos del árbol comenzaron a caer deshaciéndose más solo quedaban las semillas,  Dios tomó una y la sopló fuera del pueblo y la bendijo: Ahora contigo aré la reencarnación del bien más el mal ya lo habéis vivido. Horas después, llegaron unos leñadores peregrinos al pueblo pidiendo madera y uno de los habitantes les dijo: como vez este pueblo es pobre y está prohibido cortar nuestros árboles, pero si quieren pueden ir al monte quizá encuentren algo. Los árboles del pueblo están secos pero quizá en el monte halla un árbol que puedan cortar. Oyendo tales palabras dieron las gracias y hacia el monte se dirigieron con la fe de encontrar algo, cuando se centraron en el monte, vieron el grande árbol y se impresionaron mucho de verlo, ya que, solo había uno y el resto del lugar era solo: hierba, monte y arbustos. Ni más ni menos dividieron el tronco del árbol en dos pedazos y felices pusieron rumbo a su viaje. Sin saber del mal que habían encontrado.