Capítulo 16 Hassall arde en llamas

2053 Words
Capítulo 16 Hassall arde en llamas Las aguas del lago ya estaban contaminadas de la carne muerta, el desagradable olor se esparcía en el viento contaminando el oxígeno del lugar, el miedo vivo rondaba por el bosque, el peligro se avecinaba arrojándote a la muerte, por cualquier parte que caminaras o cualquier parte que tocaras el veneno que te llevaba a ver la luz dormía, yacía invisible, aunque otro mal era de carne y hueso, una mujer de cabello largo y de color n***o, rizado, piel morena, ojos azules, rostro bello y cuerpo de modelo, todo no era perfecto en su físico, todo era imaginé falsa, su verdadero perfil era tan temible como sus acciones, hechos cometidos años atrás, doble mal ya habitaba en el bosque, y no había alguien que le diera fin a esta guerra. Dios desde los cielos veía como su creación que fue la vida empeoraba en nuevos descubrimientos, el hombre en sus inventos, los dones echados a la basura, la inteligencia no usada para el bien cuando se era un don y no un privilegio, el hambre acabando con vidas, los niños muriendo en las calles, pueblos vulnerables en problemas sin solución, oscuridad en lugares por falta de luz, vulgaridad en vez de palabras sabías, mujeres traicionando al hombre que prometieron amar hasta la muerte, hombres maltratando a las voces femeninas por la delicadez que las caracteriza, familias sin techo y sin abrigo para el frío muerto y familias sin aire al calor del infierno. —“Hijos de Adán y Eva, naturaleza eterna y divina, vuestros corazones han sido llenados de rencor, envidia, odio y venganza, marchitos están, por las venas donde corren la sangre pura, hay un camino a la verdad, escuchad mi palabra atreves de los que predican mi nombre, mis enseñanzas y el camino al paraíso del cielo, lugar donde las almas viven felices por sus acciones justas, felices y de amor” —dijo Dios desde los cielos, aunque estaba en presencia a través de una paloma blanca que observaba al cuervo n***o quien era Satanás —Satanás, tu nombre es conocido por mis hijos y los hijos de sus hijos, por los siglos de los siglos en la tierra, estará manchado de sangre y de odio, tu culpa será tu castigo, tus palabras falsas tu alimento, tus formas de asustar tu perfil, y tus acciones tus juegos sin sentido, maldito siempre serás, me habéis decepcionado hace millones de años y ya no hay remedio para reparar lo causado por revelación hacía a mí, hacía tu Dios —le dijo al cuervo El animal agitó sus alas como abanico, miró a la paloma y sus ojos se pusieron rojos, las palabras de Dios fueron motivo para que desatara una ira en el bosque, moviendo fuertemente a los árboles hasta arrancar sus raíces y hacerlos caer, los cielos se oscurecieron, las nubes se crecieron por montones, cargadas de una lluvia por caer en el lugar donde el mal era el amo. —Tus palabras solo dan sueño, la prosperidad en la tierra y la paz entre las personas jamás existirá, ni siquiera creerán en ti, porque mis acciones de dolor y muerte llevarán hasta tu paradero, haciendo que nadie crea en tu existencia Las palabras del diablo eran reales, todo lo que hacía llevaba a las personas a olvidar y dejar de creer en un Dios que hizo la tierra, los llevaba a preguntas sin respuestas e insultos al señor. —¿Dónde está Dios cuando lo necesitan? ¿Dónde están los milagros? ¿Por qué se llevó a mi hijo? ¿El cielo es real? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Hay un lugar llamado infierno? ¿Por qué morimos?, Yo no creo en Dios, ¿Acaso ha escuchado mis oraciones? ¿Por qué no se comunica con nosotros como solía hacerlo años atrás? Estas son y serían en otros lugares algunas preguntas de las personas, aunque no fueran conscientes de sus palabras y sus acciones, Dios no era el culpable de sus tragedias, una maldición o acechado por el diablo serían la respuesta, la realidad es que Dios siempre está presente en los milagros y el diablo ausente. Más allá de las cercanías de estas dos aves poderosas, se encontraban aún Mirla y su hijo Manuel llorando la partida de su esposo Josué y de su hija Cristina.  Con una rabia que por dentro la quemaba, Mirla se levantó, se limpió las lágrimas y tomó a Hassall por el cuello gritándole que era una maldita. —¡Eres un maldito demonio! ¡Devuélveme a mi hija! ¡La quiero de vuelta! ¡No soy feliz si no estás aquí Cristina! ¡Dios! ¡Ayúdame! ¡Ayúdame! —gritaba con odio y dolor La perdida de Cristina había sido algo más que un dolor de perder a un pariente muy querido, esto había sido lo más doloroso que había vivido, su esposo también había muerto y se sentía sola aunque tenía a su hijo con ella, Cristina era la luz de sus ojos, su bebé, su consentida, su Reina, su pechichona, y su hija adorada.  Ya sabía que el mal está en cualquier lugar o en cualquiera cosa en donde menos te lo puedes imaginar, aunque ella nunca imaginó vivirlo con lo que sería la mejor amiga de su hija, es decir, el juguete hecho por su esposo de un extraño árbol proveniente de un pueblo pobre, se preguntó como pudo su esposo hacer una muñeca de la noche a la mañana sin ni siquiera tener las herramientas para llevar acabo esa creación. Tiempo atrás Antes de ir a hablar con su esposa, Josué dejó el trozo de madera en la parte trasera de la cabaña, fue allí cuando antes de entrar, escuchó una voz que entraba por su oído derecho, salía por el izquierdo y desde ese nuevamente entraba, con un escalofríos se detuvo, miró al tronco, caminó hasta él y allí fue poseído por algo que lo obligó a construir lo que sería un regalo para su hija, pues el mal necesitaba de una voz inocente para llevar acabo la muerte a la familia, de la nada herramientas aparecieron en sus manos, de la nada la muñeca ya estaba hecha, parpadeó siete veces, sintió sueño, sintió que él la había creado, la tomó alegre, entró a la cabaña ocultando a Hassall, y la llevó hasta un rincón invadido de cenizas y carbón. Después fue hasta donde su esposa, y así fue cuando empezaron a charlar y llegó Cristina preguntando si podía ir al bosque. Tiempo presente Al día siguiente, con una mañana soleada, Mirla se encontraba cavando un hoyo enorme en el que cupieran juntos Josué y Cristina, ¡Manuel le ayudaba con lo que para ella difícil, pues estaba cavando la tumba de su esposo y de su hija, Manuel empezó a llorar pidiéndole una vez más perdón a su hermana por el trato que tuvo con ella y por su comportamiento, nunca pudo decirle cuanto la quería, cuanto lo sentía, darle besos y llevarlas de abrazos de osos y hacerles cosquillas hasta llorar,  la pérdida de su propia sangre, en especial su hermana con la que fue muy cruel, le quitó la energía de seguir de pie y de hablar continuamente sobre las cosas bellas de la vida, terminando de cavar, tiraron a los dos cuerpos envueltos en sábanas blancas para que sus espíritus descansaran en paz. —Te voy a extrañar hermanita —¿Y qué hay de tu padre? ¿Qué acaso no lo extrañarás? Él también te amaba —No me dio el suficiente amor para que yo lo amara, lo quiero y me duele que no esté aquí, pero él siempre… —¿Él siempre qué? ¿Qué, eh? Te portadas mal con tu hermana y ahora delante del cuerpo de tu padre decís que no lo amabas, ¿Qué te pasa, Manuel? ¿Qué es lo que sucede contigo? Realmente no te entiendo, no sé quién… —¿Quién soy? Es normal mamá, apenas y sabían que existo, ante la presencia de usted nunca recibe el afecto que le daban a Cristina, nunca me dieron una beso, nunca me dieron un abrazo, nunca me dieron las buenas noches, nunca jugaron conmigo, nunca me dieron algo en mis cumpleaños, solo era un siervo para sus oficios —le dijo llorando y enfadado —Manuel, hijo, las cosas no son así, tu padre y yo te amamos, debes entender que Cristina era tan solo una niña, tu niña, ¿Recuerdas que solías consentirla de pequeña? Mírala, ¡Por Dios mírala! Está muerta, ya no está, tú estás presente, ella está ausente. Eres mi hijo, siempre te amaré y nunca dejaré que te suceda algo malo —¿Y por qué dejaste que a ella le sucediera esto? Les dije que esa muñeca no era normal, no me escucharon, intenté deshacerme de ella y ustedes fueron esa noche a buscarla, se dieron cuenta de mi verdad e ignoraron mi verdad, Cristina estuviera viva si hubieran escuchado mis palabras Mirla pensó por un momento y le dio la razón a su hijo, le pidió perdón y también no mencionar lo sucedido, no podía conciliar con palabras ya pasadas que afectaba su presente, al no tener más fuerzas para mantenerse de pie y más lágrimas que derramar,  con su cara roja e hinchada de tanto llorar, y su cuerpo dolido que ya no se podía mover, con la pala llenó de tierra el hoyo clavando una pequeña cruz de madera sobre la tumba.   Con su hijo caminó rumbo a la cabaña, pues debían terminar con la culpable de los hechos, al llegar allí estaba la muñeca Hassall, la cual Mirla tomó en sus manos diciéndole que había acabado de enterrar a su esposo y a su hija, entonces cogió Mirla un pote de gas en sus manos y bañó a la muñeca prendiéndole fuego, lo que fue el juguete de su hija y a la vez a la cabaña, lo que fue su hogar por años, antes de ser mamá.  El sonido del fuego se escuchaba como las voces de Cristina y Josué antes de dormir, la muñeca Hassall en llamas, quería enseñarles a Mirla y a Manuel, el dolor que sintieron antes de morir,  esto los hizo sentir peor que cuando cavaban aquél hoyo, Hassall de la nada esparció nuevamente humo n***o quedando en evidencia su verdadero mal y se desvaneció. Asustada por lo que vieron sus ojos, escucharon sus oídos y sintió su corazón, Mirla tomó a Manuel por el brazo y se marcharon caminando para dejar el bosque para siempre.   Invisibles ante sus ojos, allí estaban Aureliano, Lertaly, Josué y Cristina tras ellos observándolos, a pesar de no los podían ver, mientras caminaban, sentían un alivio y sentía su presencia junto a la de ellos, vestían de blanco se miraban entre ellos y a la vez sonrían, y de la nada desaparecieron. Después de tanto caminar, Mirla y Manuel lograron llegar a la carretera, esperaron por tres horas a que pasará algún medio de transporte, hasta que vieron venir a un camión de carga y le pidieron chance, para que los llevara lejos donde sus ojos no vieran el bosque, quien lo conducía era un hombre vestido de chaqueta negra, calvo y muy sonriente.  Allí Manuel le preguntó a su madre por su tío José Domínguez, Mirla miró hacia el bosque preocupada pero disimuló ante su hijo diciéndole que su tío José estaría bien y el camión a toda velocidad arrancó a su destino. Más el mal no había terminado porque si pasó a una muñeca Mirla Sánchez se preguntaba qué cosa sería ahora. Ella en el camión cerró sus ojos para sentir el viento en sus mejillas y sus ojos, y pensaba como formó su familia en el bosque, entonces de tanto recordar, recordó  la pérdida de Cristina y Josué, no podía entender como de la noche a la mañana una muñeca de madera acabará con dos vidas, día seres que amaba con todo su ser. Manuel también miró hacia el bosque y al mirar los asientos, notó que su madre sangraba en la espalda, entonces miró fijamente y vio como un gusano de color n***o salió de la carne de su madre.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD