Capítulo 5: Y así comienza la muerte

1515 Words
Bethany se encontraba sentada en la grama, debajo de un arbusto, con la vista hacia la calle, en los terrenos de la secundaria, busco en su mochila un cuaderno, el cual le servía como un diario, y también tomo la oportunidad para comerse un dulce que había robado de la cafetería, colocando un lapicero sobre las blancas hojas, comenzó a escribir.   Seis meses, seis meses habían pasado desde que ella y Asher habían terminado, había ganado algo de peso, porque comía sin parar cuando se sentía triste, no hablaba con nadie en el colegio, aunque muchos trataron de hacerlo, parecía un alma en pena, y ella misma lo sabía, pero no le importaba realmente. Al menos sus calificaciones iban de lo mejor, porque no hacía otra cosa más que estudiar, del colegio caminaba directo a su casa, y viceversa, esperaba que Asher fuera feliz, quizás no como lo era con ella… Si es que alguna vez lo fue.   ¿Estaba siendo dramática? Por supuesto que sí, pero ¿Quién no siente que su mundo se acabó cuando tu primer amor te rompe el corazón?, cualquier adolescente normal estaría igual que ella, por supuesto que sus Padres parecían no notar que su hija estaba en una profunda depresión, como siempre, era invisible para ellos.   Callaghan notaba la diferencia, cuando hacían videollamadas, pero ella nunca le contaba la verdadera razón por la que estaba triste, como hermano él estaba un tanto preocupado y planeaba visitar a su familia durante unos días.   Además, las habladurías del pueblo comenzaban a molestarla, por vivir en un pueblo chico, todo el mundo se conocía, y chismes tan estúpidos, como la ruptura de un par de tontos adolescentes, era la comidilla, parecía ser la noticia de última hora, por supuesto que las primeras semanas habían sido más difíciles, todo el mundo tenía que ver con el tema, y era agotador, incluso un asqueroso m*****o de la iglesia se le había insinuado, diciéndole que la haría olvidar al niñato aquel… Casi vomito, y dejo de asistir al culto por semanas, antes de que su Madre la obligara a ir, gracias a los cielos el tipo no se le había acercado de nuevo, luego de seis meses las personas seguían hablando, pero no tanto como al principio.   Cerro un momento su diario, desde muy pequeña mantenía un diario personal, que justo ahora sentía como si fuera su mejor amigo, su tío Cesar, el hermano de su padre, le había sugerido llevarlo, y como ella lo admiraba, acepto la idea sin rechistar. Cesar también se había cometido en su mejor amigo en los últimos meses, era la única persona a la que podía contarle sus aventuras, o errores y él no la juzgaría, todo lo contrario, se esforzaba por apoyarla.   Él y su Padre no tenían la mejor relación del mundo, apenas si era sostenible, porque el hermano menor, Cesar, había abandonado la iglesia hacía muchísimos años, y a la abuela no le había caído nada bien esa decisión, tendía a despotricar en contra de su hija cada vez que tenía la oportunidad, y aunque su abuela había muerto hacía muchísimos años, su padre no tenía el valor suficiente para recuperar el lazo de hermandad perdido.   Su tío Cesar era comisario de policía, y su mayor sueño era ser agente del FBI, estaba haciendo un gran esfuerzo por lograrlo, estudiaba por las noches, y trabajaba medio turno en la estación, era muy cercano al Sheriff de la ciudad, así que el hombre se apiadaba de él. Incluso Bethany estaba considerando seguir una carrera policiaca, porque no tenía ni idea de que estudiar en la universidad, y últimamente había leído algunos casos policiacos que llevaba su tío, y se quedó fascinada, sobre todo por la forma en la que él los resolvía, todo el análisis que tenía que hacer, y como seguía al delincuente paso a paso.   Se disponía a abrir su diario nuevamente cuando una sombra callo sobre ella, levanto la mirada y allí estaba su hermano Callaghan, con los ojos rojos, la boca en un extraño rictus, y una expresión de tribulación.   —Betty. — hablo, pero se calló de inmediato, ella se levantó del suelo, un poco asustada, no comprendía que estaba sucediendo.   —¿Qué pasa Cal? — indago nerviosa. — ¿Qué haces aquí? Te hacía en la universidad, ¿Te paso algo malo?   —No a mí no. — respondió él, moviendo la cabeza de un lado a otro.   —¿Entonces a quién? — ella se acercó más a su hermano, coloco la palma de su mano sobre su frente, para tapar el sol de sus ojos, después de todo Callaghan era muchísimo más alto que ella. — ¿dejaste a alguien embarazada? Mamá va a matarte si es así.   —No, no deje a nadie embarazada. — él metió las manos en sus bolsillos, lágrimas silenciosas comenzaron a brotar de sus ojos.   —Ya Callaghan. — lo presiono con un severo tono. — corta el drama, y dime de una vez que sucede, me tienes con los pelos de punta.   Él observó directamente a los ojos de su hermana, y ella dio dos pasos hacia atrás, la tristeza en sus ojos la golpeo sin piedad, adhiriéndose a su propio corazón, no podía ser nada bueno.   —Mamá y Papá han muerto. *** Bethany observaba a las personas pasando a su alrededor, pero ella estaba a millones de años luz, el entierro había finalizado, y ahora se encontraban en casa, con el apoyo de algunos amigos y familiares, pero no se sentía de esa forma, los veía a todos como unos hipócritas condescendientes, observo sus manos, estaban rojas, además tenía las marcas de sus propias uñas en la palma de sus manos, una horrible maña que había adquirido cuando quería callar, en lugar de decir una palabra apretaba los puños, tan fuerte que el dolor la hacía olvidar cualquier cosa a su alrededor.   Sus padres murieron en un asalto a mano armada, ambos iban en el auto, fue justo después de dejarla en la escuela, a unas pocas cuadras después, ella incluso recordaba las cuatro explosiones que se escucharon en la distancia, nadie les prestó atención, ni siquiera ella, unos minutos después se escuchó una ambulancia, y la vida estudiantil seguía con normalidad, sus Padres estaban muriendo mientras ella trataba de aprobar un estúpido examen de física… Lágrimas escurrieron de sus ojos, no era justo, nada lo era, comenzado porque no habían atrapado al delincuente que le arrebato a sus Padres, la policía continuaba diciendo que era una investigación sin salida, el hombre había huido, y ni siquiera tuvo éxito en su robo, su objetivo era llevarse el auto, pero no o logro, y así en un abrir y cerrar de ojos el sentido de su vida había cambiado.   —Betty.— la llamo alguien, ella levantó su mirada, peor fue en vano las lágrimas, y la hinchazón de sus ojos no le permitían ver nada, se limpió los ojos y un hombre color naranja se materializó frente a ella, bueno no era realmente naranja, pero todo su cabello y millones de pecas, si lo eran, era Asher.— no hemos podido hablar, pero quiero decirte que de verdad lo siento muchísimo.— ella no dijo nada, él se sentó a su lado, y ella lo siguió con la mirada.— sé que ya no somos novios, pero siempre hemos sido amigos, y siempre lo seremos, quiero ayudarte con tu dolor.   —Los dos lo queremos. — ella volteó la cabeza, no la había notado, allí al otro lado del mueble estaba Valeska, ese era el poder que Asher tenía sobre ella, cuando él estaba cerca nada más existía, solo él y su naranja color, y por un tiempo pensó que él se sentía de la misma forma, pero no era cierto, ella observó a su exnovio nuevamente.   —Asher. — dijo con la voz entrecortada. — ¿sabes que me haría muy feliz justo ahora?   —Solo dímelo, y trataremos de ayudarte. — contesto él tomándole la mano y con una cara llenas de desespero.   —Que nunca más me hables en la vida, y que te mantengas lo más lejos de mi posible. — ella manoteó el apretón que él le daba y se puso de pie, para alejarse con orgullo de la asquerosa pareja.   Subió las escaleras hasta su habitación, cerró la puerta con llave, y pegando su espalda en la madera, se dejó caer lentamente, era cierto que no tenía la relación más fantástica con sus Padres, de seguro eran una familia disfuncional, pero eran sus Padres y los amaba.   El llanto fue inevitable y desgarrador, así debía ser el comienzo de la muerte, como una desesperante oscuridad, pero tenía que existir un final para ese dolor… Ella le pondría final, no tenía tiempo para lamentarse, necesitaba respuestas, no lágrimas, las lágrimas no resolvían nada, poniéndose de pie y secándose el agua de sus mejillas, busco un cuaderno, ella iba a investigar la muerte de sus Padres y encontraría al culpable.
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