Capítulo 6: Nuevas amistades

1369 Words
—¡Por favor Jones! — rogó Betty. — sé que puedes hacerlo, eres el cerebrito de las computadoras.   —Si tienes razón. — contesto el chico frente a ella. — pero no porque lo sea, te voy a ayudar a hackear todo el sistema de computadoras de la ciudad.   Cole Jones, un marginado del colegio, era delgado, cabello n***o, y detrás de unas gafas de pasta negra se hallaban unos brillantes ojos azules, siempre estaba pálido, Bethany no entendía cómo era que la luz de la computadora no lograba broncearlo, siempre estaba frente a una máquina, y lo habían suspendido más de una vez por infiltrarse al sistema de la escuela, para cambiar sus notas, o modificar su horario escolar, lo conocía porque formaban parte del equipo del periódico estudiantil. En ese instante el chico la observaba con una mirada presuntuosa, recostado en una silla de madera, con las piernas cruzadas sobre uno de los escritorios del salón, estaban lo suficientemente lejos de los demás colaboradores como para que nadie escuchara su conversación.   —Pídeme lo que quieras Jones, necesito tener acceso a las cámaras de la ciudad, para poder seguirle la pista al asesino de mis Padres, si logro seguir su recorrido podría determinar donde se está escondiendo.   —Betty me caes bien, de verdad, eres la única que se digna a dirigirme la palabra. — el bajo las piernas del escritorio y acomodo su silla, apoyando sus hombros en el mismo lugar, la observo con seriedad. — pero incluso aunque quisiera hacerlo, no puedo, tendría que tener acceso al servidor de la ciudad, ¿Y qué crees? No es posible, tendríamos que entrar al ayuntamiento, pasar a los guardias, y entrar a la zona de sistemas que queda en el segundo piso, ¿Ves mi problema? — él se encogió de hombros. — simplemente no podemos hacerlo.   Bethany tomo una silla y se colocó frente a él. — Pero si podemos si vamos de noche y yo tengo los códigos de acceso del ayuntamiento. — dijo en un susurro muy cerca de la cara del chico.   —¿Me estás diciendo que tienes todos los códigos? — pregunto el de la misma forma.   —No, pero puedo conseguirlos, mi tío es comisario de policía, justo ahora la estación está siendo remodelada, ¿y dónde crees que están trabajando los oficiales de la ciudad?   —En ayuntamiento. — contesto él, todos los sabían, el pueblo estaba teniendo algunas remodelaciones gracias a las elecciones de alcalde, que se aproximaban con rapidez.   —Mi tío es muy olvidadizo, así que anoto todos los códigos en un papel, que mantiene en su bolsillo, puedo obtenerlo, sé que puedo. — ella le dedico una sonrisa cargada de confianza.   —¿Y qué hubieses hecho si tu tío no trabajara en el edificio que quieres hacker? — él cruzó los brazos retándola a darle una segunda opción.   —Pues hice una investigación. — ella se encogió de hombros.— Es un edificio muy antiguo, que cuenta con unas celdas para esclavos, luego de que la esclavitud fue abolida, el alcalde convirtió las celdas en un prostíbulo, eso era ilegal para la época, así que hizo construir unos pasadizos secretos para poder acceder al lugar.— Cole se veía muy sorprendido, siguió escuchando su relato ensimismado en la inteligencia de la chica.— uno de los contrincantes de ese político, lo acuso al consejo de la ciudad, por lo que cerro el lugar, pero los pasadizos nunca fueron cerrados, continúan allí, por supuesto que las puertas están trancadas con candado, pero nada que una enorme llave inglesa no pueda solucionar. — ella terminó su historia con una sonrisa en la cara y un asentimiento. — además uno de los pasillos conduce directamente a la zona de sistemas donde se encuentra el servidor que queremos hackear.   —Que tú quieres hackear. — corrigió él mientras la señalaba con un dedo.   —¡Vamos Jones!. — exclamo.— te encanta todo lo que es crimen cibernético, naciste para infiltrarte en la misma nasa, yo lo sé, y tú lo sabes, ¿no te sientes un poco emocionado por esto?   Ella trató de animarlo para que aceptara su plan, la verdad tenía días revisando cada pequeño detalle, e información que tenía del caso de sus Padres, hacían cuatro semanas, del trágico evento, y la policía seguía sin darle respuestas, el único que intentaba averiguar algo era su tío Cesar, quien se había mudado con ellos a la casa, pero realmente no era necesario, Callaghan estaba allí todo el tiempo.   Luego de que sus Padres fallecieran, había decidido abandonar la universidad, regreso a casa y se estaba dedicando a ayudarla como si fuera un pollito y él la mama gallina, además que sospechaba que su hermana se estaba metiendo en problemas, y la verdad aún no se metía en ningún problema, pero planeaba hacerlo, no tenía ninguna otra pista que seguir, más que las cámaras de la ciudad, pensó que podía hacer una copia de todas las grabaciones del fatídico día.   Pero no sería tan fácil tener acceso a ellas, así que tomo un empleo de medio tiempo en la biblioteca, los empleados tenían acceso a la zona prohibida, donde podía obtener una copia de todos los planos, de cada edificio público, además se mantenía lejos de casa donde los recuerdos eran muy dolorosos, y donde no tenía que ver a Asher llegando en la madrugada con Valeska aferrada a su brazo.   Asher… Apenas si había pensado en él durante las últimas semanas, no se habían hablado más, aunque no era porque él no lo intentara, tenía su buzón de voz, lleno de mensajes por su parte, pero ella no cedería, no podía, le debía un cierra al caso de sus Padres, y le debía un cierre a su corazón, tenía que dejar de amar a Asher Foster.   Y por ahora, robar los planos del ayuntamiento, estudiar algo de historia antigua, y tratar de convencer al rarito del colegio, para que fuera su compañera criminal era lo mejor que tenía, tanto para su salud mental, como para traer justicia a sus Padres.   Si tan solo el gobierno, o los agentes de policía hicieran su trabajo, pero nadie estaba interesado, habían determinado que el asesinato había sido un asalto, y allí se quedó, había un asesino en serie que tenía a todos con los pelos de punta, y como el modus operandi no encajaba con el resto de las víctimas, el caso de la pareja Andrews paso a segundo plano.   —Puedo admitir que me intriga. — le contesto Cole, sacándola de sus pensamientos. — pero si fallamos iremos a prisión, y no me apetece ir a prisión, soy muy apuesto para eso ¿sabes?   Bethany se rio, una verdadera risa, tan fuerte que los estudiantes voltearon a verla, y se sorprendieron porque Betty Andrews tenía casi ocho meses sonreír de verdad.   —Lo siento, eso no ha sido suficiente para tal despliegue.—. Contesto ella cuando termino su arrebató.   —No te preocupes creo que lo necesitabas. — tomo un pañuelo de papel y se lo entrego a la chica, para que se secara las lágrimas que derramo de la risa.   —Si creo que sí.— la tristeza comenzaba a adueñarse nuevamente de su corazón, pero ella no lo permitió.— Bueno, ¿vas a ayudarme o no?— fue directo al meollo del asunto.   Cole suspiró profundamente. — Te ayudaré, pero si nos descubren te echaré toda la culpa a ti.   —En un trato entonces. — dijo ella.   —Trato.   Ellos compartieron un apretón de manos y así su nueva alianza estaba sellada. Quizás te preguntarás el porqué del preámbulo tan largo, pero, esto se debe a que todas las decisiones tomadas por Bethany en su juventud, la llevaron a estar encadenada en ese oscuro y maloliente lugar, unos ocho años después de entablar una amistad con Jones, además ella desconocía que tan solo era otra pieza del tablero, en el macabro juego de un psicópata, que llevaba muchos años en partida, y que para él, tan solo era un entretenimiento más, era como ver una película, donde él era el director.
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