—¡Escuché que alguien de aspecto llamativo me buscaba! ¡Jamás pensé que fuera usted, su majestad!
Volviéndose a ver a la mujer de unos treinta años de edad, de ojos y cabellos negros, poseía una figura elegante y reservada, dirigiendo una sonrisa liviana, expreso su alegría de volver a verla.
—¡Me alegra volver a verte Nana! ¿Me sorprende que me reconozcas después de tantos años?
—¡Cómo no reconocerte, fui yo quien te crío! Has crecido y madurado, pero sigues siendo el mismo.
Al escuchar sus palabras un sentimiento de nostalgia invadió su corazón, aquellos tiempos fueron momentos llenos de alegría y paz, una paz que hoy en día no tenía y una alegría algo agotada.
—¿Sabes la razón de mi visita, Nana?
Seika, analizo al joven en un intento de comprender sus razones, su cabello poseía una liga que amarraba su largo cabello blanco. Vestía de un traje algo sencillo y difícil de identificar ¿Tal vez egipcio u otomano? Su figura reflejaba la belleza natural y divina.
—¡Estimo que no hiciste el viaje hasta aquí, con el fin de recordar viejos tiempos!
Sonrió mientras saco la horquilla. Sus emociones se desbordaron al reconocer el diseño perteneciente a su difunta amiga. Afligida, sintió sus piernas temblar, recostó su cuerpo del árbol de cerezo. Siguiendo su ejemplo, karyun tomo asiento al pie del cerezo.
—¿Te ves bien? ¿Cómo has estado?— Pregunto karyun esta vez, sin formalidades.
—¡Tan bien, como se puede estar! ¿Cómo has estado tú?—Respondió devolviendo la pregunta.—¿Escuché que tienes un hijo? Se me hace difícil imaginarte como padre.—Respondió entre risas sarcásticas.
Una ligera sonrisa, no forzada, se reflejó en el rostro de ambos. —¡El tiempo pasa rápido! Ya no soy tan joven y tú ya no eres un niño!—Ambos parecían afligidos. Cambiando el tema, pregunto ansiosa por escuchar la respuesta.—¿Dónde está markus? Escuché que vino contigo.
Su rostro se contorsionó, al recordar haber abandonado a markus, en tal situación, fue un acto inhumano de su parte. Una dama se acercó a ellos anunciando la hora del té.
—¿Te gustaría tomar té?—Pregunto Seika, claramente la invitación también incluía a markus.
Mientras tanto en el palacio imperial …
Dando un paseo por el jardín se encontraba Maryan, esperando la tan apreciada carta de respuesta de su padre. Luego de media hora, la carta llegó a sus manos, al leerla su rostro se frunció, tal respuesta fue inesperada.
—¡Me ha negado el permiso!—Respondió arrugando la carta. Viendo el rostro claramente enojado, su dama de compañía intento calmarla.
—¡Su honorable padre, estaría desafiando una orden imperial si le permitiese la entrada a vengermen!
Su enojo se vio reflejado, pero con tal rechazo, sus manos estaban atadas, la tarde carmesí empezó a emerger y cómo era costumbre, todos los martes las concubinas tenían que presentarse ante la emperatriz regente. —¿Es hora de la cena? Tenemos que alistarnos, hoy cenaremos con la emperatriz regente.
… … …
Viendo el cielo rojizo que anunciaba el anochecer, ambos cuestionaron sus razones de estar en el jardín.
—¿Por qué estamos aquí? Pensé que tomaríamos el té.—pregunto karyun.
—¡Tomaremos té, mientras las chicas bailan para ustedes!—Respondió Seika.
El rostro de markus todavía estaba contorsionado, pues, tuvo que aguantar miles de preguntas, hechas por más de una señorita. Aguanto su impulso de insultar a karyun, solo por respeto a su Nana, a quien llevaba más de cinco años sin ver.
Viendo a los invitados presentes, no había duda alguna, ella conocía a esas dos personas. La angustia en su pecho creció a tal grado de no permitirle el oxígeno, sus manos y cuerpo sudaron frío. Cuanto más escuchaba su voz, más carecía de aire. Viéndose en tal situación, recordó las palabras de Rion. ¡Si hay algún inconveniente debes huir de ese lugar!
Los dos invitados parecían no disfrutar del espectáculo brindado por las mujeres, un olor familiar rozo su paladar, haciendo entrar un frenesí de recuerdos no deseados, cada parte de su cuerpo tembló de miedo y dolor.
¡Miedo, dolor, preocupación, inseguridad y sufrimiento! Fueron unos de los sentimientos que se intensificaron por cada paso que dio. Sintiendo el deseo de correr lo más lejos posible. Volvió su cuerpo dando pasos rápidos hacia atrás. Pero, fue retenida por una encargada regresándola hasta el lugar ya planeado.
Volvió a observar al chico, entrando en fase de negación absoluta, por un segundo sus miradas se cruzaron, su pecho y cabeza sufrieron una pulsada exageradamente dolorosa, al ser ignorada por quien alguna vez la vio con ojos amables, los recuerdos que tanto se esforzó por borrar de su mente se hicieron visibles.
¿Dónde está? ¿Dónde está?
¡Suéltenme! ¿Chrisma dónde está? ¿Él miente, es mentira, verdad?
Recuerdos sumergidos en sangre esparcida por el suelo, el fuerte olor a sangre llenaba sus pulmones dejándola sin aliento, sus manos, sus ropas, sus piernas, todo estaba lleno de sangre recién extraída del cuerpo, manos fuertes, la sujetaban por un intento de detenerla.
Su vista le fallaba haciéndole ver todo borroso, el olor y el sonido de la sangre recorrían su cuerpo, seguido por un dolor casi insoportable en la parte baja de su estómago.
—¡Es tu turno!—Dicto una voz. Pidiéndole bailar alguna pieza de baile.
Sumergida en sus pensamientos, diviso el eco de las palabras dirigidas hacia ella.
Levantó suavemente su cuerpo, mientras todo su alrededor daba vueltas, la suave melodía eran ecos que se alejaban cada vez más, intento concentrar su mente y cuerpo en el baile por comenzar.
Una danza pulcra y perfectamente coordinada, llamada lágrima lunar.
Una pieza que relata una triste historia de amor, su rostro reflejaba la tristeza y melancolía, que daba pie al nombre de la pieza de danza. Su baile era bello y frágil, dando la impresión de que en cualquier momento se desplomaría en el suelo.
Todos admiraron su baile en silencio, cuando la música se detuvo, hizo una reverencia hacia la mesa donde se encontraban las tres personas.
Su mente ya no pensaba con claridad, había perdido por completo el juicio, miles de preguntas pasaban por su mente una y otra sin detenerse.
¿Por qué me pasa esto? ¿Qué hice para merecerlo? ¿Estoy sola en el mundo? ¿No me queda nada? ¿Quiero descansar? ¿Quiero paz? ¿Por qué sigo luchando para vivir en un mundo donde no tengo nada?
DOS AÑOS ANTES…
Faltando solo un mes para que Nazca su bebe, decidió ir con Chrisma y Kyo al templo, con el fin de descubrir el sexo de su bebé.
—¿Te encuentras bien? Te faltan tres semanas para entrar en trabajo de parto, debimos haber venido en el carruaje.— Dictó Chrisma preocupada por el largo camino que faltaba.
Intentando tranquilizar a la frenética de Chrisma Dijo.—La tía Astelle, menciono que caminar me haría bien para el parto.
Cuántos días habían pasado desde que no veía a esa persona mencionada.
—¿Astelle vendrá al templo?
Valían no estaba segura. Ya habían pasado tres semanas desde la última vez que hablo con Astelle, por alguna razón, su tía se comportó extraña todos los días, a pesar de su preocupación, sus manos estaban atadas.
—¡No te preocupes de más! Tal vez está pasando por un momento difícil. Todo estará bien, debes cuidar bien tu salud, el bebé pronto nacerá y necesitará una madre fuerte.—Expreso intentando tranquilizar su mente perturbada. Kyo y Rion, habían quedado de verlas en el templo. Por lo tanto, debían apresurarse.
—¡Oye! Nos da tiempo de pasar a la panadería. ¡Quiero uno de esos panes en forma de luna!—Dijo mientras su estómago rugía lleno de antojos.
Chrisma se bufó. Claramente, se refería a un crossan. Sin embargo, ya iban cortas de tiempo. Por tonto se cuestionó la razón por la cual no lo había pedido antes. —¡Se lo hubieras pedido a kyo!
—¡No quiero molestarlo de más! Ya es suficiente que aceptara darle su apellido a mi bebé.—Respondió cabizbaja.
Ella no representaba una molestia para su hijo. Claramente, ese bebé sería la alegría de la familia clárens. Sin embargo, ella seguía sintiéndose culpable por todo. —¡No te culpes! Ustedes serán una bella familia.
—¡Una familia forzada, dirás!—Expreso con resentimiento hacia ella misma.
Chrisma no indagó más, la mirada destrozada de Valían, reflejo su sentir. Al llegar el sacerdote, Kyo y Rion ya las esperaban en la entrada del templo.
—¡Solo pueden entrar los padres! Los demás deben esperar aquí.—Confundido preguntó por el padre del bebé.
—¡Soy el padre!—respondió Kyo sin dudar. Alzo su mano hacia ella, dedicando una sonrisa a esplendor. Con dolor y dudas tomo sus manos entrando al templo.
El sacerdote explicó que la madre debía poner una gota de su sangre en el recipiente con agua. Si se tornaba azul sería hombre y si cambiaba a rojo sería mujer.
Dejando caer la gota de sangre, el agua se tornó azul, sin embargo, poco a poco cambio a un color más rojo, hasta quedar en un color llegado al morado. Todos parecían confundidos, el color no era ni rojo ni azul.
—¿Cuál es el resultado?—Pregunto Rion al sacerdote quien confirmo el sexo. ¡Como mujer!.—¿Es una niña?—Dijo valían dando un fuerte abrazo a Rion.
Compartiendo la alegría de los padres, el sacerdote pregunto sobre el nombre del bebé y sobre los padrinos. Mientras ella conversaba con el sacerdote, Kyo se encargó de dar las buenas noticias.
Nadie pensaría que un momento de extrema felicidad, podría convertirse en una pesadilla sin límites. Una felicidad extrema recorrió su cuerpo. El bebé en su vientre sería una bella mujer. Las dudas empezaron a alejarse viendo la felicidad y comodidad compartida por Kyo. ¿Tal vez no sea mala idea formar una familia?
Durante estos últimos ocho meses, fue Kyo, la persona más cercana a una ayuda paterna. La comodidad compartida por él, le causaba un sentimiento de culpabilidad. Sentirse incompleta de su propio deseo de ver al responsable de sus delirios, la hizo entrar en una ilusión casi perfecta, si solo el verdadero padre estuviera junto a ella, imaginar las sonrisas y alegría llena de satisfacción. ¿Hubiera Sido perfecto?
El ruido sordo proveniente de objetos cayendo al suelo, un dolor casi impensable en su vientre y la sensación de ser perforada con un objeto filoso, ¿Qué? Pensó al sentir el dolor en su bajo vientre.
Volvió a ver al sacerdote detrás de ella, sin embargo, lo que sus ojos vieron fue algo desastroso. Estando de rodillas, manchando el suelo de un rojo espeso, se encontraba el amable sacerdote que la atendió.
La situación era más complicada de lo que parecía, la daga en su vientre hacía presión en la herida, evitando la hemorragia ¿Todo estará bien? Creyó mientras mantenía la calma.
El sujeto que se atrevió a profanar su cuerpo con la daga, sin piedad, sonrió y saco rápidamente la daga, manchando de rojo sangre su vestido y el suelo.
Su grito lleno de dolor y desesperación se hizo presente en la sala, su cuerpo se vio debilitado, cayendo al suelo, sus ojos divisaron al amable sacerdote que yace muerto en el suelo.
En sus condiciones, percatarse del rostro del hombre era imposible, borrosamente todo lo que pudo divisar fue una serpiente tatuada.
—¿En serio pensaron que podrían escapar? ¡Astelle closfeil! Sí, está muerta.
—¡Ese bastardo en ti también debe morir, el linaje siempre debe ser puro!.
Su rostro se contorsionó, entre el dolor y la información procesada, su mente parecía un caos. ¿Astelle muerta? Es imposible, pensó mientras reflexionaba.
—¡Dos de tres!—Dijo el hombre, viendo el rostro adolorido y confundido de Valían, explico sin decoro.—¡Me ordenaron tres cosas, uno, matar a la traidora que desertó hace dieciséis años, ¡Astelle closfeil!
¿Traidora? Pregunto con las pocas fuerzas que tenía. La risa burlona del sujeto lleno la sala, ¡Entonces! ¿No lo sabías? ¿Acaso no te contó nada?
Entre risas burlonas siguió su conteo, dos, matar al bastardo en tu vientre, tu descendencia debe ser pura y por último tres, ¡Llevarte de vuelta!
Ninguna de sus palabras poseía sentido alguno ¿Astelle muerta? ¿Desertó? ¿Llevarme de vuelta? ¿A dónde?
Había un hueco argumental en su vida, toda esta información era nueva, la comprensión se volvió nula ante tal situación, ahora lo importante era sanar su vientre ensangrentado.
Su magia estaba débil al igual que ella, pero, sería suficiente para sanar y salvar la vida de ella y de su hija. —¡Oh! ¡No! Eso no sucederá.—Expreso el homicida al verla sanar su vientre.
De una maleta saco dos pedazos de rocas de partes iguales que brillaban en su interior, las unió y las puso en el suelo. ¿Qué? ¿Mi Maná? ¿No puedo usarla?
—¡Se llama calizmoor, es una piedra que anula y absorbe el maná, todos aquellos que hagan uso de su maná, no podrán usarla durante un tiempo!
Mirando con destreza, el sujeto se acercó a ella y dijo ¡OTEI!
—¡Fueron sus últimas palabras dirigidas hacia ti ¡OTEI!
Fue un shock, inesperado para ella, ¡OTEI! El título de un libro mitológico amado por Astelle, era imposible que este sujeto supiera ese nombre, OTEI es una abreviación creada por Astelle, el título original era ¡LAS OLAS SON TIERRA, LA ESTRELLA ES UNA ISLA!
Entonces todo su mundo cayó en un hueco ¿Era verdad? ¡Astelle había muerto! El sujeto frente a ella no pararía hasta matar a su bebé y secuestrarla ¿Por qué? ¿Cuál es su motivo?
Desde niña siempre era una persona de cabeza fría y calculadora, esta situación ameritaba un poco de esa actitud, sin embargo, ya era tarde, ya nada importaba, nada tenía sentido.
Antes de perder la conciencia por completo, grito tan fuerte como pudo con la esperanza de que alguien la escuchará, su borrosa vista, antes de desmayarse, dio vuelco hacia la puerta del templo, la cual fue destrozada por una llamarada de fuego.
CONTINUARÁ…