Aprete los puños con fuerza mientras sostenía las rosas en la mano, no quería pensar mal pero mi mente estaba completamente revolucionada. Me acerqué a paso lento tratando de que mis pies no temblaran mucho, el pecho subía y bajaba violentamente con las respiraciones erráticas.
Ella se desprendió del sujeto al que abrazaba y me saludo como si nada hubiere pasado, no entendía todo aquello. Esboce una sonrisa a secas en el rostro que se me desvaneció cuando el hombre al que abrazaba Aimeé se giraba hacia mí.
Gustavo agito ambas manos en mi dirección, y aunque seguía sintiéndome celoso a morir, no estaba tan molesto como antes, de cierta manera el alivio llego a mis pulmones permitiéndome respirar de una mejor manera.
Aimeé había citado a mi amigo por alguna razón antes que a mí, según
