Al igual que Elena, yo también estaba intrigada por saber de quien se trataba, me había identificado tanto con su historia, que no me perdía ni un capítulo desde que inició. Apagué la tele y me dormí. Durante la madrugada, sentí el peso de la robusta pierna de Mauricio, aprisionando mis caderas. Había estado estos dos últimos días excitada por el contacto con Ricardo, pero no había saciado mis ganas. Tal vez necesitaba dejarme llevar y tener sexo con él aunque no lo deseara. Resulta complicado para mí, no sé si para el resto de las mujeres, estar con alguien por quien no siento un gran deseo ni afecto. Pero él comenzó a acariciarme, y la piel tiene también sus propias necesidades. Deje que sus manos se deslizaran por mi piel, y sus dedos urgaran entre mis piernas. Sentí sus dedos movers