ANGÉLICA (veintiocho años antes) Nos instalamos hace dos semanas en nuestra casa. Maximiliano corrió con todos los gastos operacionales del banco y la mudanza, mientras yo me encargaré de pagar mensualmente los dividendos, al menos ese fue nuestro acuerdo. Hoy vuelvo al trabajo, después de unas pequeñas vacaciones, para lo que fue la mudanza y el adaptarme a vivir con Maximiliano, quién llegaba a diario para ayudarme a pintar, acomodar muebles y hacer las cosas que requerían mayor esfuerzo, ya que no podía cerrar el taller. —Hola, Angie, ¿Cómo estuvo la mudanza? —me pregunta Gerardo. —¡Hola, Gerardo! Estoy agotada pero feliz. Es un sueño tener la casa propia —digo contenta. —Lo es. Ahora te falta hacer familia ¿Ya pensaron en hijos? —pregunta curioso. —Lo hemos hablado, pero debemos
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