La misma madrugada
Cannes, Francia
Peter
¡Avalon Jones! Que nombre tan peculiar el que usa mi diva, pero me ha dejado suspirando como hace mucho tiempo no lo hacía por una chica, pues fue más de lo que esperaba encontrar, porque para nada es igual a la imagen que vende, no es la mujer de lujo que debe tener el coche en la puerta, ni la copa de champagne en la mano, ni siquiera estaba vestida desbordando extravagancia, más bien parecía disfrutar de ser una persona sencilla, claro que los anteojos ridículos con la forma de ojos de gato no ayudaban mucho, igual todo lo que se ponga le luciría bien puesto que es bellísima, dejándome más expuesto a caer en sus redes, ya que existe una gran verdad en las palabras que repetí, me interesa la mujer que descubrí, me siento atraído por ella, incluso por un momento me sentí como un espía provocando nuestro encuentro, más en mi defensa fui obligado a acercarme a Rebecca, ahora la cuestión es otra, ¿Cómo protejo a mi corazón? ¿Cómo no enamorarme de ella en el camino? ¿Cómo no perder el control? Que difícil será no sucumbir a sus encantos.
Por lo mismo tengo enredada mi cabeza sin saber que camino tomar, volver a verla o desaparecer de su vida, más me frena Bárbara, debido a que conozco de primera mano a mi exesposa, ella es bastante perseverante, competitiva a la hora de obtener lo que desea, no le importa corromper las reglas, solo los resultados, por algo es conocida como la medusa del papel en el periodismo, pero no es un halago, es una realidad, pues sus ojos azules intimidantes te fulminan al punto de sentirte paralizado como convertido en una estatua de piedra, además que su belleza se ve empañada por el carácter endemoniado que posee, es una mujer con el cabello rubio, piel blanca, unos labios sensuales que te invitan a besarlos, con una buena altura de 1.70 cm, más de nada sirve ese bello envase, si es muy superficial, lo cierto es que, la locura de la atracción, de la pasión no bastó para impedirme divorciarnos, para mí no era suficiente una relación basada en lo físico, claro que muy tarde me di cuenta.
Sin embargo, estoy llegando a la suite del hotel sin saber qué respuesta le daré a Bárbara en unas horas, así recorro la distancia del pasillo para abrir la puerta, más apenas ingreso enciendo las luces vislumbrando la silueta de ella en mi cama, teniendo que aclarar mi voz.
–¡Bárbara! ¿Me estuviste esperando hasta esta hora? No era necesario, recuerda que soy un hombre adulto, sobre todo deje hace mucho tiempo de importarte, no te debo explicaciones de lo que haga con mi vida– exclamo con mi voz envuelta en sarcasmo mientras dejo caer mi cuerpo en uno de los sillones de la suite.
–No juegues con mi paciencia Peter, porque sabes muy bien el motivo de mi presencia en tu suite, está no es una escena de celos, ni de reclamos como intentas sugerir. Ahora dime lo que quiero saber, ¿Conseguiste hablar con Rebecca Calvin? ¿Pudiste acercarte a ella? –reclama sentándose en el borde de la cama para terminar preguntándome con curiosidad.
–¡Diablos! Pensé que aun sentías algo por mí, pero es mi culpa creer que existen los milagros, incluso das todas las señales, estás acostada en mi cama con un vestido rojo bastante provocador a una hora inapropiada para estar en la suite de un hombre– improviso sin tener claro que repetirle con un tono de ironía.
–¡Peter! Contéstame lo que necesito saber, porque no creo que hayas llegado a esta hora de la madrugada sino conseguiste nada, ¿Qué sucedió? –argumenta con firmeza sin abandonar el verde de mis ojos.
–Bárbara me impusiste una misión suicida, descabellada e imposible, además que para complicar el asunto tuve que jugar al adivino, pues existen tres cafeterías en la misma cuadra, fue una proeza haber atinado para contemplar a Rebecca Calvin, pues no pude hacer nada más que…–me quejo abriendo mis ojos de par en par mientras me siento derecho en el sillón.
–¡En serio Peter! No puedo creer que hayas desperdiciado semejante oportunidad, es que es absurdo lo que escucho, porque eres un hombre que ha enfrentado miles de situaciones peligrosas y no tiene lógica que seas incapaz de hablarle a una mujer. Voy a tener que charlar con d**k para que realice esta tarea– escucho sus reproches con una voz envuelta en malestar para terminar dejándome en jaque.
–¡Bárbara! No hagas semejante disparate, porque sabes que ese imbécil solo busca una cosa de las mujeres, llevarlas a la cama, como tal no lograrás conseguir lo que quieres. Dame más días para acercarme a Rebecca Calvin por favor, además no puedes exigirme resultados en una noche, recuerda que ella no es cualquier mujer– argumento sin abandonar sus ojos azules.
–De acuerdo Peter, conseguiste una semana para acercarte a Rebecca Calvin, después de ese tiempo si no pudiste hacer nada, el trabajo es de d**k. Otra cosa más, ten cuidado de enamorarte de ella, de lo contrario no me sirves. Ahora intenta descansar, permiso– accede incorporándose de la cama, para terminar, hablándome al oído con una advertencia, dándole una sonrisa forzada.
Rebecca
Reconozco que Frank ha hecho muchísimo por mi carrera, pues ha dedicado tiempo y esfuerzo para poder llevarme a la cima, pero me cansé de ser una marioneta en sus manos, porque siempre existe una queja, un pedido, una orden, nunca puedo dar un paso sin su aprobación sintiendo que vivo en una jaula de oro, que no tengo libertad de tomar mis propias decisiones, además no todo debe girar alrededor de mi trabajo, más bien es un complemento en la vida de las personas, por ende no tengo intenciones de seguir viviendo de esa forma y mi amigo debe entenderlo, porque no se trata de un capricho, mucho menos tiene relación con la búsqueda de mis padres, ni con un hombre, es más profunda mi necesidad, como tal aclaro mi voz rompiendo el silencio incómodo.
–Frank mi decisión no tiene nada que ver con la búsqueda de mis orígenes, ni con un hombre, más bien se trata de sensatez, de tener el control de mi vida por primera vez, pues tú no puedes seguir actuando como si fueras mi dueño. Soy una mujer adulta con toda la capacidad para llevar las riendas de mi destino– explico con la seriedad del caso.
–Rebecca desde que nos conocemos no solo he cuidado de tu carrera, sino a ti te he protegido de este mundo despiadado del cine. Tú no has tenido que padecer en las manos de los inescrupulosos de los representantes, mucho menos has estado mendigando una maldita audición, ni has sido una extra en una película. ¡No! Rebecca Calvin entro por la puerta grande, entonces me parece injusto que quieras echarme como a un simple empleado, ¿Te parece correcto? –argumenta indignado sin dejar de gesticular con sus manos.
–¡Frank! Deja el melodrama, recuerda que aquí yo soy la actriz, pero aclaremos algo. Te he dicho que las cosas deben cambiar entre nosotros, tienes que dejar de controlarme en cada paso, es todo lo que necesito, aunque sino puedes hacerlo te recomiendo armar tus maletas antes que salga el sol, ¡Permiso! –sentencio para terminar buscando la escalera.
–¡Está bien Rebecca! Tú ganas, no voy a seguir interfiriendo en tu vida esperando que puedas actuar con sensatez, con aplomo, sobre todo no quiero que el trabajo que he hecho en estos años lo tires por la borda por alguna estupidez. Voy a confiar en ti, igual continuaré ocupándome de tu carrera dando mi mayor esfuerzo como siempre– escucho su voz deteniéndome viendo su rostro comprimido.
–Por favor Frank, no soy una niña, puedo cuidar de mí, de todas formas, te agradezco lo que haces, y espero no solo seguir contando con mi manager, sino también con mi amigo, ¿Sí? –digo sujetándolo del brazo para luego buscar sus ojos dándole una sonrisa.
–Rebecca sabes que soy incondicional contigo, y si te he sobreprotegido es porque me importas muchísimo, más que todo no quiero que nadie te lastime, mucho menos que puedan perjudicar tu carrera.
En la noche
Puede parecer mentira sentirme nerviosa, pues soy una actriz que puede repetir un dialogo frente a una cámara de forma natural, más está noche seré una chica sencilla sin máscaras, sin reglas, sin tiempos, ni acentos, seré Avalon Jones, como tal me bajé del taxi unas cuadras antes para llegar caminando a la cafetería, pero para mí asombro contemplo a Peter inquieto hasta que su mirada se cruza con la mía, dándome una sonrisa genuina mientras va acortando distancia conmigo, quedándome un segundo perdida en sus ojos verdes.
–Avalon estaba dudando en que asistieras a nuestra cita, aunque es bueno haberme equivocado. ¿Qué te parece si vamos a otro lugar? –propone dejándome con el rostro pensativo.
–Pero no pienses mal, el sitio no es lo que tienes en mente– reacciona con su voz llena de nervios.
–¡Peter! No pienso nada, mejor vamos a ese sitio que propones, porque quiero descubrir que es tener una cita contigo– replico para terminar dándole una sonrisa afable.
Con mucha curiosidad camino a su lado por las calles empedradas de Cannes, mientras no deja de hablar de la ciudad, del clima, del ambiente, denotando sus nervios, hasta que llegamos a una puerta antigua de madera, como si fuera la entrada de un castillo, donde apenas se abre sonrió admirando las guirnaldas de flores, las luces que iluminan el sitio de una forma mágica, incluso escuchando de fondo la canción Non, je ne regrette rien de Édith Piaf para después complementar, cuando Peter se coloca un delantal blanco dejándome pensativa.
–Avalon te dije que me distraigo cocinando, pues esta noche probarás un poco de mi comida al estilo francés, y si deseas puedes ayudarme– explica entregándome una copa de vino.
–Me gusta tu propuesta, aunque tengo que confesarte que no soy buena en la cocina– le aseguro entre risas nerviosas.
Una hora más tarde
Es la primera vez que disfruto de una cita, pues no estoy siendo estudiada, no debo cuidar que repetir, o como comportarme, como por lo general lo hago delante de la prensa, más bien es relajante ser tratada como una simple chica, más ahora quisiera conocer al hombre que tengo delante de mí, tal vez lo ideal sería alejarme de él, porque en unos días debo marcharme y no lo vuelva a ver, pero es más fuerte este deseo por saber que me sucede con él, me repite mi interior mientras estamos sentados terminando de cenar hasta que su voz se hace presente de nuevo.
–Avalon te confieso que no hago este tipo de cosas, nunca busco impresionar a una mujer, más bien la última vez que lo hice no terminaron bien las cosas, tal vez por esa razón me cuesta mucho relacionarme, en cambio tú no debes tener ese problema.
–Peter no saques conclusiones sin conocerme, porque hay mucho más de una persona de lo que su rostro muestra, por ejemplo, tú, eres un enigma, un laberinto sin resolver, ¿Quién eres en realidad? ¿Puedes confesarte conmigo?