Dejando las máscaras (3era. Parte)

2379 Words
La misma madrugada Cannes, Francia Peter En cada paso que doy siento que pierdo el control de mis emociones, porque observo atentamente a Rebecca, tan de ella y tan de nadie, tan impredecible, tan diferente a la actriz, queriendo convencerme que no puedo enamorarme de ella, pero estoy embobado analizando su anatomía, su forma de actuar, dejándome arrastrar por lo que me grita mi ser entero, descubrir que podemos llegar a tener, claro que sigo preguntándome, ¿Vale la pena arriesgarme? ¿Puedo dejar llevarme? ¿Y si fuera ella? La mujer que puede cambiar mi vida, más no todo es tan simple, por una sencilla razón, ella es una estrella de cine, acostumbrada a los lujos, a la fama, al dinero, y yo soy un simple periodista que está en la quiebra, que no tiene nada que ofrecerle, entonces vuelven los miedos, las dudas, ¿Hasta cuándo podré sostener la mentira? ¿Qué estoy haciendo? Ahora mismo no tengo las respuestas, solo quiero vivir lo que me sucede con ella, tal vez me rompa en el camino, pero creo que es tarde para pensar en escapar. Lo cierto es que a pesar de las dudas que tengo, decidí proponerle a Rebecca seguir con nuestra cita con una caminata por la orilla de la playa, pues quiero disfrutar todo el tiempo que ella me permita estar a su lado, conocerla un poco más, tentándome a cada instante con sus miradas inquietantes, con su perfume que embriaga mis sentidos de una forma irracional, como ahora que nos detenemos para sentarnos en la arena, contemplando el amanecer quedándonos en silencio. –Daría todo por contemplar más amaneceres, para disfrutar más tiempo Cannes, porque es un paraíso esta ciudad, pero apenas he podido conocerla– declara y busco su mirada. –El trabajo no me da tiempo– confiesa. –Avalon, lo puedes hacer las veces que quieras, porque es necesario desconectarse de la realidad, olvidar un poco nuestra vida monótona, pero sobre todo puedes contar conmigo para tener más amaneceres juntos– explico para terminar hablando con mi voz llena de picardía. –¡Peter! ¿Qué estás sugiriendo? –pregunta sonrojada. –No sugiero nada o tal vez sí– respondo con una mirada llena de malicia dejando casi nulo el espacio entre nuestras bocas. –¿Peter? ¿Qué estás haciendo? –averigua con sus ojos envueltos en dudas sintiendo que no puedo controlarme. –Lo que me gritan tus ojos, lo que eres incapaz de pronunciar, lo que ambos queremos hacer– susurro observando sus labios. –Peter vamos muy rápido, no quiero que pienses…–exclama mientras rozo su rostro con el mío, dejando la frase en el aire. –No quieres ser una aventura. Pues yo tampoco quiero eso, ni tampoco un romance de verano, quiero mucho más Avalon– susurro sobre sus labios superiores. Mis labios se adueñan de los suyos en un beso lento que me enloquece, que incendia cada parte de mi cuerpo, que me descoloca de una forma tan diferente, pero poco a poco va exigiendo más el beso, siendo incapaz de darle tregua por más que necesite un respiro, porque su boca es un dulce veneno que no quiero abandonar, hasta que nos detenemos sonriendo como tontos. –¿Eh...? ¿Quieres ir a desayunar? ¿Vamos por un café y unos croissants? ¿O tal vez otra cosa? –pregunto nervioso. –El café y los croissants suenan bien por ahora, ¿De acuerdo? –dice limpiándome los labios con la yema de sus dedos. –Me gusta el sabor a fresa de tu labial, no me cansaría de probarlo– aseguro con mi voz envuelta en malicia para terminar ayudándola a levantarse dándole la mano. Una hora más tarde Rebecca No tengo idea de lo que estoy haciendo, o sí, pues por primera vez siento que un hombre se interesa en mí por quien soy, no por ser la actriz, Peter no busca solo un momento de fama junto a mí, o presumir con sus amistades que tuvo un romance con Rebecca Calvin, sino que él quiere mucho más, y ese es el gran problema, porque en algún momento puede separarnos lo que soy, igual por más que quiera seguir a mi cabeza, mi corazón está sediento de amor, necesita sentirse amado por un hombre como él. Además, que el beso que me dio terminó de tumbar a mi lógica, pidiéndome que me deje llevar por lo que él desata en mí, no significa que correré a sus brazos para terminar en la cama, por esta ocasión necesito ir a mi paso, sin forzar las cosas. En fin, dejamos la playa para venir a la cafetería, pero en todo momento Peter no soltaba mi mano, incluso ahora estoy como una tonta perdida en sus ojos verdes mientras charla de su trabajo, hasta que caigo en cuenta de la hora incorporándome de un brinco. –¡Avalon! ¿Qué sucede? –pregunta con curiosidad. –Peter perdí la noción del tiempo, se me ha hecho tardísimo y tengo que trabajar dentro de unas horas– aseguro colgándome el bolso al hombro. –Pareces la cenicienta escapando a estas horas, aunque creo que el hechizo duraba hasta las 12:00 p.m., pero en tu caso debes ser una vampira para esconderte de los rayos del sol, ¿Cuál de las dos opciones es la acertada? –Ninguna sabelotodo, porque te recuerdo que mi trabajo tiene horarios particulares. Me voy, hablamos después. –Espera Avalon, no tengo como ubicarte, ¿Me dejas acompañarte a tu casa o me das un número de teléfono para llamarte? Además, te olvidas de algo más– repite dejándome con el rostro pensativo mientras se incorpora. –De acuerdo acosador, te dejaré mi número de teléfono, pero por favor no me hagas arrepentirme de dártelo. Y no sé qué más olvido, ¡Dímelo! –sentencio buscando donde anotar para luego entregarle el papel. –Pues olvidaste despedirte de mí como corresponde, o como lo hacen las parejas, los novios, con un beso– declara con una mirada penetrante mientras me muerdo los labios de los nervios. –¡Pareja! ¡Novios! Despacio acosador, porque me asusto con facilidad– afirmo sintiendo sus manos en mi cintura. –Confía en mí– pide para terminar buscando mi boca dándome un corto beso. –Me debo ir Peter, nos vemos– digo soltándome de su agarre para terminar dándole una sonrisa. Tres días después Frank Pensé que sería cosa de una noche el encuentro de Rebecca con ese sujeto, pero estaba tan equivocado, pues Gregory me aseguro que han seguido las citas con ese hombre. Sin embargo, el idiota de mi ayudante no ha podido descubrir nada de este tipo, solo que se hospeda en casa de un pintor, entonces me siento impotente, lleno de rabia, hasta celoso, aunque decidí que debo tomar el control de la situación, acabar de una vez con este romance, porque esta en juego la carrera de Rebecca, además no puedo darme el lujo de que cualquier oportunista ocupe mi lugar, como tal estoy llegando a la casa para avisarle a Rebecca de los cambios que haremos, así termino de ingresar para dar unos cuantos pasos hasta el área de la piscina, donde me quedo un segundo contemplándola descansar, porque su perfecta silueta me enloquece, es imposible no querer arrancarle su traje de baño, queriendo cometer una locura, pero cierro los ojos para guardarme las ganas de besarla, de poseerla. –¡Frank! ¿Te piensas quedar callado? ¿Qué sucede? –pronuncia con sus ojos cerrados mientras sigue recostada en la reposera. –Rebecca ¿Cómo supiste que era yo? ¿Qué me delató? –pregunto en tanto me acomodo en una de las reposeras junto a ella. –Amigo, sigues usando esa colonia espantosa, hasta creo que eres el único hombre que la compra, pero es un mal que no puedo cambiar. Ahora dime ¿Cuál es el motivo de tu visita? –Hablé con James Dean sobre la película, el sujeto está fascinado con la idea de que trabajen juntos, es casi seguro que acepte, pero primero el idiota de Meyer quiere charlar contigo en Hollywood, ya sabes como se pone de quisquilloso, entonces darás una rueda de prensa dentro de dos horas agradeciendo por el recibimiento, por el apoyo a tu carrera y a la película, porque nos vamos mañana mismo a Estados Unidos– explico dejándola con el rostro desencajado. –¡Frank! No puedes tomar una decisión como está sin consultármelo, sobre todo creí que nos quedaríamos hasta la entrega de los premios del Festival. Reagenda la cita con Meyer, ¿De acuerdo? –replica con su voz envuelta en malestar mientras se sienta. –¡Rebecca no depende de mí esa decisión!, Porque no le puedo pedir a un sujeto como Meyer que me reciba cuando a ti te dé la gana, recuerda que es un hombre con miles de compromisos y cualquiera daría todo por cinco malditos minutos para charlar con él– grito con mi voz envuelta en rabia. –¡Frank!, no sé lo que harás, pero cambia la cita con Meyer, por último, que James se ocupe del imbécil del estudio si le interesa trabajar conmigo. ¿Fui clara? –exige teniendo una mirada fulminante. –Rebecca deja la actitud de niña malcriada. ¿No entiendes que estás perdiendo una oportunidad de oro? Además, tú no tenías el más mínimo interés en el Festival, ¿Qué cambió? –repito sin abandonar sus ojos. –Frank daré la rueda de prensa porque creo que es necesario, pero no significa que viajaré a Estados Unidos. En tal caso lo que si haré es charlar con Meyer por teléfono, consígueme el número. Otra cosa necesito que canceles todos mis compromisos, al menos por unos quince días. Es todo. –Está bien Rebecca, veré que hago con la cita de Meyer, aunque necesito conocer, ¿Por qué quieres tomarte vacaciones? ¿A dónde iras? –Tú lo has dicho Frank son vacaciones, como tal me guardo mi lugar de destino, gracias por comprenderme– responde con una sonrisa afable. ¡Diablos! Este romance se está convirtiendo en una pesadilla, va a terminar dejándome sin nada, además que no me gusta el brillo de los ojos de Rebecca, porque está tan diferente, diría que se está enamorando de ese hombre. ¿Qué hago? ¿Cómo detengo esta relación? Peter Dicen que el amor te quita la capacidad de pensar, de razonar, pues es verdad, yo ando en las nubes como si fuera un muchacho, no puedo sacar de mis pensamientos a Rebecca, incluso cuento las horas para encontrarnos, aunque es imposible no rendirme a los pies de una mujer como ella, es que por momentos es dócil, insegura, pero otras veces es una fierecilla, la verdad es que me encantan todas las facetas que he descubierto, ella a conseguido lo que nunca lo hizo otra mujer, arriesgarme, romper las barreras que de alguna manera coloqué, consiguió que quiera jugarme todo por este sentimiento que está naciendo entre nosotros, incluso he dejado las dudas atrás, quiero estar con ella, sin importar lo que vendrá después, esperando que sea más fuerte lo que sentimos, que pueda perdonarme si llega a conocer la verdad, porque tengo muy claro que estoy jugando con fuego, que puedo perderla en un pestañeo. Por otra parte, Bárbara ha dejado de presionarme, pero sé que es temporal, porque en cualquier instante comenzará a exigirme resultados, querrá saber toda la vida de Rebecca, más espero poder encontrar una solución cuando llegue ese momento, por lo pronto improvisaré, alargaré el asunto hasta donde más pueda, pues no tengo intenciones de contarle nada de mi novia, además lo poco que conozco de ella no le serviría, es una mujer común, aunque mi exesposa cree que detrás de la imagen de diva del cine de Rebecca existe un misterio, la noticia del siglo. Igual ahora termino de revisar unos apuntes de una nota en la que trabajo hace mucho tiempo, no obstante, soy sacado de mi labor por la voz de Paul, teniendo que dejar mi escritorio. –Peter, te busca un sujeto, dice que es un compañero tuyo del periódico, ¿Lo dejo pasar? –repite dejándome con el rostro pensativo. –¡¿Del periódico?! Que extraño, porque se supone que nadie sabe dónde me hospedo. Paul, ¿Te dijo el nombre el sujeto? –Dijo que se llama d**k Wolf, ¿Lo conoces? –dice y suelto los hombros para terminar resoplando. ¿Qué hace este idiota aquí? ¿Cómo me encontró? Sobre todo, puede arruinar las cosas con Rebecca, tengo que deshacerme de él, antes que se convierta en un problema para mí, me repite mi interior en tanto camino a la puerta principal, en menos de dos segundos miro al sujeto dejándome con el rostro sorprendido. –¡Hola Peter! Menos mal que te encuentro, porque necesito que me hagas un favor enorme– repite con una cara de desesperación. –Dick dinero no tengo, sabes que estoy en la quiebra y si estoy en Cannes, es porque estoy trabajando para el periódico, así que tendrás que marcharte por donde viniste– sentencio. –Peter ¿No te das cuenta como tengo el rostro? Me intoxique con la comida, un mesero idiota me entrego mi orden aderezada con una salsa de camarones, y por esa razón necesito de tu ayuda. –Dick yo no te puedo ayudar, recuerda que soy periodista, quien tiene que hacerlo es un doctor, te recomiendo ir al hospital para que te ayuden con tu caso de intoxicación, ¡Buenas tardes! –digo con un tono burlón. –Deja de burlarte de mí desgracia, sé que un doctor puede ayudarme con mi intoxicación, pero solo tu puedes reemplazarme en la rueda de prensa que darán en el Festival. –¡No lo creo d**k! Búscate a alguien más, adiós– expreso queriendo alejarme. –Peter, me matará Daniel si sabe que nadie cubrió la entrevista de Rebecca Calvin, tienes la obligación de ir, incluso fue idea de nuestro jefe que lo hagas tú, ¿Vas a asistir? –explica dejándome en jaque.
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