Noche de disco.

2067 Words
¡POV DE IKER JUNIOR LANÚS! Ver la cara de Fabien cuando mi padre dijo que si quería me podía quedar a compartir la presidencia con él, fue grato para mí. Mi querido hermanito es el consentido de papá y mamá, siempre ha sido así, es que él canijo es tan perfecto, que podría decirse que dios dedicó toda la perfección en él. No lo envidio, si es lo que piensan. No tengo nada que envidiarle a mi hermano, somos idénticos, ambos altos, de cuerpo bien tonificado ya que nos gusta ir al gym, correr y mantener una buena alimentación. Tenemos a los mejores padres del mundo, una hermosa hermana, y conseguimos las mujeres que queramos, incluso la compartiríamos. Ja, ja, está parte es la que más extraño de mi hermano, y quiero recuperar la confianza que teníamos, por eso he vuelto, por eso estoy aquí, para recuperar a mi hermano. Se que la cagué, que no debí cogerme a su prometida una semana antes de la boda, pero es que la mujer estaba buena, era tan hermosa que me fue imposible rechazarla. No fue mi culpa, yo se lo dije, le dije “No soy él, soy Iker” sin embargo, ella continúo, dijo que lo sabía, que sabía sobre mi existencia y que moría por probar a los dos gemelos, y así, mi cuerpo se dejó guiar por ella. Lo único que me diferencia de Fabien y que hasta ahora ninguna mujer a podido lograr diferenciar, es que él es un amargado de mierda, y yo soy divertido, y eso ha hecho que ligue ciento de mujeres, las cuales él disfrutaba y jamás me enojé. Sin embargo, cuando él se consiguió una, y yo probé de ella me quiso asesinar, el muy canijo quiso hasta matarme. Lo recuerdo como si fuera ayer «Había regresado a Estaquía, mi familia me esperaba en el aeropuerto, al verme salir me rodearon como un jugador cuando acaba de meter un gol. Luego de eso nos fuimos a celebrar, ahí conocí a la prometida de Fabien, negar que aquella mujer me deslumbró, sería mentir. Quedé hipnotizado con tanta belleza en una sola criatura, parecía ser que Dios puso todo su esfuerzo al crearla, o sus papás, quién haya sido, el caso es que era una diosa. No disimulé en lo absoluto al contemplarla, y Fabien lo notó, por eso cuando volvimos a casa me reclamó, y me dejó claro que jamás la iba a compartir conmigo, pero yo insistí y él terminó gritándome. Era la primera vez que peleábamos por una mujer. —No vuelvas a mirarla como lo hiciste en el restaurant. —¿¡Que hay con eso, socio!? Es hermosa, cualquiera puede notarlo, y yo ciego no estoy—, le aprieto el hombro —Tienes que dejar que la pruebe, y luego te digo si te conviene que te cases. —¿¡Estás loco!? Ella será mi esposa, y no pienso compartirla contigo. —Ey, solo será una vez. Y será antes de la boda. —Iker, te estoy diciendo que no más, que eso quedó en el pasado. —Ándale Fabi, déjame probar—, Fabi me agarró de la camisa. —¡Escucha bien!, ¡ya no!, esos jueguitos se acabaron, me voy a casar y no te vas a meter con ella, no estoy dispuesto a compartirla contigo, ni con nadie. —Pero siempre las hemos compartido, ¿¡qué de diferente puede tener ella para que no quieras compartirla conmigo!? —¡La amo!, ¿¡Entiendes!? ¡La amo! —, suelto una carcajada. —¿¡Y que es eso de amor!? ¡Eso no existe Fabi! El amor es de pendejos, y tú no lo eres, broo—, quitó mis manos que reposaban en su hombro, las lanzó a un costado con enojo y me fulminó con la mirada. —El amor es algo que tú no conoces, pero es maravilloso—, me apuntó con el dedo —Desde ya te digo no intentes usurparme, Iker. Ni lo intentes, porque juro que te las cobraré y jamás en la vida te volveré a considerar mi hermano. Dicho eso salió de la sala, yo me senté ignorando todo lo que dijo, le resté importancia, por eso, cuando me la topé en aquella discoteca y se acercó a besarme con demencia, no la aparté, pero ya luego le confesé que no era Fabien, ella dijo saberlo y me invitó a follar, al ser yo un hombre complaciente, incapaz de rechazar una creación como esa, me la cogí, en el baño de la disco, luego en el coche y terminamos en su departamento. La tipa era una diva, parecía una gata endiablada mientras la tomaba, esa mujer era candela. Me la hubiera quedado, sin importarme nada me la hubiera quedado, sin embargo, decidió acabar con su vida el mismo día que Fabien la terminó. Aquella noche, Fabien llegó a su departamento, tenía llaves y nos encontró en pleno acto, ya era la décima vez que me la comía en esa misma noche, negarme que no había pasado nada, sería mentirle a mi hermano. Fabi se volvió loco, me golpeó como un boxeador a su sacó de boxeo, me dejó mal herido. Y cuando ella explicarle las cosas la tiró a la cama, le gritó que aquello era algo que jamás le iba a perdonar. Ella le suplicó, incluso se Inclinó para que la perdonara, se excusó de que no sabía que no era él. La muy sinvergüenza quiso lanzarme la culpa, pero Fabi no la escuchó, Fabi se marchó, ella fue tras de él, y esa fue la última vez que la vimos. Al día siguiente su cuerpo fue encontrado en la parte inferior de un puente, se lanzó de un puente y acabó con su vida. Mi hermano quedó destrozado, y me sentí culpable por ello, por haberle arruinado la vida, todo por andar de calenturiento». —¿Quieres ir está noche a beber algo? —, pregunta al momento que me extiende una copa y se sienta frente a mí. Levanta la copa con elegancia y sin despegar su mirada de mis ojos, la bebe —¿En qué pensabas, hermanito? —, pregunta entre dientes. —En ella—, entrecierra los ojos —Aun no puedo sacarme de la cabeza como encontraron su cuerpo. —Es la culpa—, dice al levantarse —Por que yo no me acuerdo ni cuando estoy en el baño. —La amabas Fabi—, me miró con ojos afilados. —¿Recién te das cuenta? —, fuerza una sonrisa —¡Que hipócrita! —, estoy sentado y él parado, se acerca y se inclina para hablarme de cerca —Si hubieras sabido respetar mi relación, si tan solo hubieras entendido cuando te pedí que no te metas con ella, Sedef, estuviera viva. Si ella está muerte es por tu culpa, por tu maldita culpa—, se endereza y arregla su traje —Quieres salir, ¿si o no? Los demás nos esperan. —Si—, me levanto —Pero no es mi culpa que ella haya muerto. Fue su decisión quitarse la vida, y lo hizo por tus constantes rechazos, tú la orillaste hacerle. —¡Que doble cara la tuya! Me engañas con mi prometida, y luego me culpas de su muerte—, suspira y continúa —No quiero hablar de eso, mejor ve a prepararte, yo también lo haré—, coloca su mano sobre mi hombro —Hoy, después de tanto tiempo quiero pasar un momento agradable con mi hermano. Me dijo mamá que estás aquí para recuperar la relación de hermanos que teníamos, pues bien, estoy dispuesto a retomar nuestras aventuras—, su sonrisa no me da confianza, pero veamos que es lo que quiere, el niño perfecto. Subo a la habitación y me doy un baño, me cambio de ropa cómoda para rumbear, me miro al espejo y acomodo mi cabello hacia a un costado, seguido paso mi mano por mi rostro y me sonrío así mismo. No cabe duda que mi padre se lució al hacernos, y mi madre no se quedó atrás, ella puso todo el color de sus ojos en nosotros. Decir que soy más galán que Fabián, sería mentir, el men tambien sabe vestirse, si no fuera por su seriedad, levantaría muchos culitos, y no estaría esperanzado a qué solo yo las consiga. En un par de hora nos encontramos en la discoteca más concurrida de Tuntaqui, pertenece a uno de los primos de mi madre. Al llegar Lisbeth levanta la mano, se encuentra en la parte alta. Lisbeth siempre me ha encantado, es tan guapa, que si no tuviera mi sangre no dudaría en cogérmela —Hola sobrinos—, dice al apretarme los cachetes y a Fabi por igual—, ¿¡sobrinos!? Somos mucho mayor que ella y nos llama sobrinos. —¡Estás muy sexy! —, le digo al oído. Ella sonríe y desliza su mano por mi rostro. —Es una pena que seas mi sobrino—, mueve mi quijada y luego nos abraza —Vamos dónde se encuentran los demás—, caminamos abrazada a ella hasta donde se encuentra el tío Yampi, Jampi, Emanuel. La prima Evania, y dónde también se suponía debía estar Emilia. Recorro la mirada por todo el lugar y no veo a Emilia, ella se adelantó. —¿Dónde está Emilia? —No ha llegado aún—, dice Lis al beber. —Como que no ha llegado—, salta Fabien —Ella se vino adelante con su guardaespaldas. —Tranquilo muchachos, ya ha de llegar—, dice el tío Emanuel al levantarse —Iré al escenario—, nos mira a Fabi y a mí —No quiero peleas ¿entendido? Si van a beber deben hacerlo sabiendo que el alcohol revive esas heridas. —No pelearé con ese enfermo—, le aseguro. Fabi me echa una mirada asesina, y luego sonríe como un bipolar de mierda. Una vez que el tío Emanuel empieza a cantar, nos paramos alrededor del pasa mano. Mis ojos siguen buscando a Emilia, pero con lo que se encuentran es con un ángel endemoniado moviéndose de forma tan sensual, que inmediatamente logra que mis pantalones se aprieten por el bulto que se ha levantado. Como si supiera que la estoy mirando levanta la mirada y me sonríe coquetamente, y con un movimiento de dedo me hace seña que baje. Sin pensarlo dos veces lo hago, pero antes de bajar Fabi me extiende una copa —¿Dónde vas? —De conquista—, miro a la chica y le indico con un movimiento de cabeza a mi hermano —Vez esa belleza, me está llamando—, entrecierra los ojos y levanta su copa. —Ten cuidado. —Lo tendré—, le digo al entregarle la copa vacía —Si es buena, para que… —No—, dice con seriedad, seguido se va hasta donde se encuentran los demás. Me alzo de hombros y continúo bajando, al llegar ahí, ella se acerca de manera seductora, posa sus manos sobre mi pecho y las sube hasta mis hombros. —Soy Songül Rossetti—, dice moviendo los labios de forma sensual. Su apellido me suena, pero no me voy a detener a remembrar de dónde, lo que voy hacer es disfrutar de esta divina creación que Dios ha hecho y puesto en mi camino. —Iker, Iker Lanús—, le digo, sonríe y suspira. Bailamos al ritmo de la música roquera que canta mi tío Emanuel, estoy tan caliente que la ropa empieza a sofocarme, siento que si no cojo está noche voy a morir. De pronto Fabi se acerca y le extiende una copa a mi acompañante. Ella se detiene y nos mira de allá para acá —¿Gemelos? —, asentimos por igual —Guao, esto si que es interesante—, ella bebe de la copa, Fabi se va y continuamos bailando. Cada segundo que pasa siento mi cuerpo más caliente, diría que demasiado. Levanto la mirada hacia arriba y me encuentro con la de Fabi, sonríe de medio lado y creo que ese cabron me drogó, ese marica me acaba de drogar.
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