Megan Taylor
Recuerdos >>13 años atrás
-¿Por qué mi papá no puede venir a dormir conmigo? - Pregunto mientras estoy acostada para dormir en la habitación de la empleada, con miedo de los ruidos de los truenos.
Veo a Amelia respirar profundamente mientras pasa las manos por mi cabello y limpia las lágrimas que caen de mis ojos.
-Tu papá está durmiendo con la señora Isadora. - Avisa sin saber qué más responder, creo que ya hice esta misma pregunta unas diez veces solo hoy.
-Pero a veces duerme con Tiffany e Isabela cuando lloran por la noche con miedo a los truenos - hable tristemente. - Pero conmigo no duerme Amélia, ¿por qué? - pregunté.
-Megan - Amélia hace que la mire. - Tu papá es un hombre muy ocupado, sabe que tus medias hermanas no se llevan bien con nadie de la mansión, solo con tu madrastra y él, así que es normal que duerman con ellos. - Ella responde.
Asiento con la cabeza estando de acuerdo con ella, pero aún así estoy triste, no entiendo por qué mi papá elige mantener distancia de mí, siento que las excusas que Amélia siempre me da cada vez que insisto en preguntar no son verdaderas.
-Dylan dijo que si mi mamá estuviera viva, tendría el amor de mi papá. - Hablo, recordando las palabras del hermano de mi madrastra.
Amélia abre los ojos de par en par.
-Nunca digas eso, Megan, Dylan es un tonto que no sabe qué decir, ahora ve a dormir. - Habla apretándome aún más contra su cuerpo.
Aguanto mis lágrimas que insisten en caer, pero cierro los ojos soñando con el día en que pueda tener el amor de mi padre, aunque sea solo una vez.
Recuerdos off.
>>13 años después<<
Hoy el día está más frío que ayer, los termómetros marcan menos 1 grado en la ciudad, estoy usando solo un fino suéter, pero este ya ha sido cosido no sé cuántas veces, porque he perdido la cuenta de cuántas veces Amélia lo ha remendado, realmente creo que me estoy congelando, pero necesito terminar de limpiar este jardín, para no recibir otro castigo de mi madrastra o de mi padre, que parece no medir esfuerzos para convertir mi vida en un infierno. Así es, mi propio padre no me ama y parece que nunca me amará. Cuando era niña, soñaba con el momento en que él me sacaría de todo este infierno, pero creciendo y viendo que las cosas solo empeoraban, logré entender que nunca habrá felicidad en mi hogar, al menos no para mí, ya que intenté salir de este infierno y no lo conseguí.
Desde muy joven trabajo en los quehaceres domésticos, porque lo que más escucho es que tengo que pagar, al menos por la cama en la ala de los empleados de la mansión, y sobre todo por la comida que se me sirve.
¿Pagar por mi propia comida? Nunca pensé que hubiera una familia en el mundo que hiciera eso con sus hijos, pero la mía lo hace.
Siempre camino por los pasillos de la mansión como hoy, con un suéter rasgado, unos zapatos gastados que, de hecho, están empeorando mi situación aquí afuera, pero no puedo detenerme ahora, porque todavía tengo que limpiar todos los vidrios de afuera de la mansión, si no lo hago, seguramente perderé mi lugar en la universidad, ya que es solo allí donde me aferro en la esperanza de un futuro mejor.
Allí voy bien vestida, incluso con solo cinco prendas de ropa bien arregladas, porque mi padre dice que para la sociedad tengo que estar presentable, porque aunque yo sea una inútil, la familia Taylor no puede avergonzarse de mí.
Sé que me culpa por la muerte de mi madre, porque no deja de echarme en cara que ella murió en mi parto, y que yo la maté.
Toda mi vida he escuchado eso, pero quisiera que no fuera cierto, pero sé que tiene razón, fue al darme a luz a mí que mi madre respiró por última vez.
Las únicas que tienen todo el amor de mi padre son mis medias hermanas, casi tenemos la misma edad, mientras yo tengo 21 años, Isabela tiene 20 y Tiffany tiene 19, pero tenemos personalidades totalmente diferentes, porque ellas se aseguran de mostrar cuánto no valgo nada, siempre hacen el mayor desorden y le ordenan a la tonta aquí que limpie.
Termino de limpiar todo el jardín, después de casi tres horas afuera, pero ni siquiera me detengo a descansar, porque todavía hay más tareas por hacer, voy a buscar un cubo de agua para limpiar los vidrios del lugar, sé que no podré hacer todo hoy, pero si limpio los de enfrente, tal vez la comida de hoy no me sea negada como ayer.
Cojo una escalera y la coloco en la parte frontal de la mansión, subo en ella con el cubo de agua, sé que serán otras cuatro horas de trabajo pesado, pero no puedo dejar que esto me debilite, siempre he tenido fuerza, así que estos vidrios no me derribarán, mi comida de hoy está en juego y no la volveré a perder.
Cuando termino, ya está anocheciendo, guardo todos los materiales que he usado para limpiar el lugar, y luego entro a la mansión, estoy muerta de cansancio, todo lo que necesito es descansar, pero veo a Amélia acercándose hacia mí, con una expresión de pocos amigos, sé que se quejará porque hoy no tomé prestado un suéter de ella.— Megan está muy frío afuera, ¿y estás vestida así? — habla irritada.
Le sonrío amarillamente, mostrando que está todo bien.
— Disculpa, pero necesitaba terminar pronto estas tareas, sabes que mi universidad está en juego una vez más por no hacer las tareas domésticas — respondo.
Ella respira pesadamente.
— Esto no es justo, Megan, ¿quién niega comida o estudios a su propia hija? — habla irritada. — Debes hablar con tu padre, estas tareas que te hacen hacer son un absurdo.
Sigo sonriendo solo para mostrar que está todo bien.
— No te preocupes, Amélia, está todo bien, lo importante es que ya terminé todo, ahora puedo comer — hablo intentando cambiar de tema.
Ella respira profundamente y me mira antes de responder.
— No está todo bien, Megan, hay cosas que no son justas — habla tristemente.
Cuando voy a responder, nos interrumpen.
— ¿Qué no sería justo, Amélia? — escucho la voz de mi madrastra, miro y la veo en la cima de la escalera, un escalofrío me recorre el cuerpo al verla acercarse, Amélia parece haberse quedado muda, yo también lo estaría porque sé que a mi madrastra le encanta despedir empleados por la menor razón, ella comienza a bajar lentamente la escalera hasta detenerse frente a nosotros.
— ¿Qué no es justo, Amélia? — pregunta una vez más con un tono lleno de arrogancia.
Antes de que Amélia responda, intervengo en la conversación.
— No es justo que tarde tanto en hacer las cosas afuera, ella dijo que debía haber terminado más rápido, y por eso perdí la hora del almuerzo hoy — respondo.
Ella sonríe ampliamente, parece gustarle mi respuesta.
— Claro, pero tú nunca haces nada bien, era de esperar — dice con visible desprecio en su voz. — Ahora ve al despacho, tu padre te espera — habla.
Fruncio el ceño confundida, porque no hice nada malo para que mi padre me llame.
— Tengo hambre, solo quiero comer un poco de pan y después hablaré con él — respondo con miedo, pero al mismo tiempo mi estómago está rugiendo.
Ella niega con la cabeza, sin estar de acuerdo.
— No, Megan, ahora tienes un papel más glorioso en esta familia — habla con una maliciosa sonrisa en los labios que me eriza todo el cuerpo. — Debes ir a hablar con tu querido padre, porque nuestros días de tormento han terminado — dice.
Me confundo aún más con sus palabras.
— Señora ... — Inés hace un gesto con la mano para que Amélia se calle.
— Cierra la boca, inútil, son asuntos de la familia qué no te incumben. Anda rápido, Megan, tu padre debe estar cansado de esperar — habla nerviosa.
Miro a Amélia y parece estar preocupada, porque sabe que mi padre nunca me llama por algo bueno, simplemente asiento con la cabeza de manera positiva tratando de decir que todo estará bien, camino lentamente hacia el despacho de mi padre sin siquiera despedirme de Amélia, parece que me dirijo hacia mi muerte, no puedo explicarlo, pero nunca he sentido tanto miedo como ahora, aunque no entiendo el motivo.
Continuará...