Capítulo 6

1700 Words
Warren Freeman. Bajaba las escaleras mientras ajustaba los gemelos de mi traje, iba tarde para una reunión con los nuevos editores, escuché el sonido de los recipientes en la cocina, así que tomé mi maletín en silencio y continúe mi camino hacía la entrada. –¿A dónde crees que vas? Cerré los ojos, pero aún así sonreí, ella me había pillado. –Voy tarde –me di la vuelta para besarla en los labios –. Regresaré temprano, lo prometo. –No te vas a ir sin desayunar. –Me tomó del cuello de la camisa y me guió hacía la cocina. –Amanda, es tarde. –Solo quédate un minuto más. Me deje guiar hasta que tome lugar en la silla de la mesa, está vez había un plato de hotcakes en forma de pies, sentí sus labios en mi mejilla y sonreí al verlo, me pareció bastante extraño y la miré, sus ojos color musgo brillaban, me encantaba todo de ella, miré de nuevo los hotcakes. –¿Qué son esos pies? Fue entonces cuando volví a verla y tenía una prueba de embarazo en la mano, solté todo el aire que podía de mis pulmones, mi mirada iba de sus manos a sus ojos, la sonrisa que tenía era indescriptible, llevábamos un año intentando tener un bebé y al fin se iba a cumplir. –¿Es positiva? –Si, tonto –respondió dandome un golpe en el hombro. La tomé por la cintura, ella se subió a mi regazo y la besé, escuché su dulce risa por las cosquillas que le provocaba mis labios en su cuello. –¡Tendremos un bebé! –murmuré –. Te amo, te amo. –Ves y no querías quedarte un poco más –sonrió –. Al final valió la pena. –Tú vales la pena –Volví a besarla, hubiera querido quedarme y pasar la mañana haciéndole el amor, pero aún tenía la reunión, así que la sostuve para dejarla de pie en el piso, ella se quejó cuando me separé. –Te amo, pero aún debo ir a trabajar. –Quédate un poco más, por favor. –Volveré temprano, lo prometo. Le dí un beso en los labios y me di la vuelta para salir, pero entonces todo al frente estaba oscuro, retrocedí y la casa alrededor desapareció, como si fuera absorbido por la oscuridad, un hombre con bata azul estaba al frente. –Lamento informarle que su esposa ha fallecido. –Eso… eso es imposible –titubee –. Ella estaba bien, todo estaba bien. –Surgió una complicación, hicimos todo lo que pudimos. No entendía nada, ella estaba conmigo hace un instante, todo era tan real, me di la vuelta y la ví ahí parada, está vez llevaba un vestido blanco, intente acercarme, pero ella era como si se alejará, corrí hacia ella, pero fue inutil, no podía tocarla. –¡Amanda! –Debo irme, Warren. –Quédate conmigo, un minuto por favor. Ahora era yo quien le estaba pidiendo un minuto más, ella desapareció junto con todo lo demás y me quedé solo. … Fue así como desperté, vi alrededor y estaba en mi dormitorio, había sido un sueño, había soñado de nuevo con Amanda, estaba frente a mí, podía sentirla, escucharla y oler su aroma, se sentía tan real y es que no era un sueño por completo, era un recuerdo, ese dia ella me había pedido quedarme y ahora era yo quien suplicaba un momento más a su lado, había algo que era verdad en ese sueño, aquí estoy solo. Me levanté de inmediato para salir de la casa, escuché a lo lejos los gritos de Hilary, pero la ignoré por completo, a esta hora la niña está en la casa y no quiero tener que verla, evitó cualquier contacto con la principal responsable de mis desgracias. Al llegar al trabajo Sheila me informó sobre la agenda y que Patrick estaba en mi oficina. –¿Qué quieres Patrick? –Buenos días a ti también –sonrío, lo miré con fastidio y continué hacía mi escritorio. –Nunca son buenos –escupí –. Espero que tengas listos los nuevos bocetos. –Ya casi –entrecerró los ojos –. Bueno, uno de nuestros autores está teniendo un poco de complicaciones con sus últimos capítulos. –Es Gerald. –Katrina –confesó. Siempre era lo mismo con esa mujer, cuando su libro estaba por finalizar, entraba en una extraña crisis y terminaba borrando todo para comenzar de nuevo, sus últimos dos ejemplares habían sido todo un éxito, pero era demasiado quisquillosa. –Habla con ella, dale un tiempo límite para entregar su trabajo o ya no volverá con nosotros. –Warren, tiene unos libros maravillosos, lo sabes, los has leído, ¿cierto? –No me interesa las mentiras que dice en esas historias, pero nos entra dinero y eso me basta. –Hablaré con ella –murmuró Patrick –. Hoy es el cumpleaños de Sheila, te invitaría a la fiesta que le hicieron en la sala de conferencias al final del día, pero supongo que no irás. –Tienes razón. –A pesar de que ha sido la única secretaría que te ha soportado por tres años. –Ella sabe que hacer –moví mi mano y comencé el día con mis responsabilidades. Patrick lo entendió y salió de la oficina, era verdad que solo Sheila me había soportado todos estos años, pero con su salario y los regalos era muy bien recompensada, no era indispensable, pero era buena en su trabajo, después de la muerte de Amanda me refugié en mi trabajo. La editorial Dante ha sido una de las más exitosas en todo el país, los mejores escritores nos envían sus manuscritos, todos quieren ser publicados, parece que ahora ser escritor está de moda, la cantidad de lectores ha aumentado, las personas prefieren vivir en las mentiras plasmadas en un papel que enfrentarse a la cruel realidad, eso eran los libros hablando de cuentos de hadas con finales felices, esos que no existen en la vida real. Sheila me avisó en varios momentos de la mañana que Hilary intentaba comunicarse conmigo, le pedí que le informará que estaba en una reunión, ella solo hablaba sobre esa niña, todo se trataba de ella, no entiendo para que jodidos me tenía que contar esas cosas, le daba todo el dinero sin restricciones para que no me estuviera fastidiando y aún así insistía. Fue por la tarde que Hilary me sorprendió al entrar de manera inoportuna a mi oficina, tenía el ceño fruncido y los labios apretados, estaba furiosa, posiblemente más de lo habitual, ya conocía la rutina, me reclamara sobre lo mucho que trabajo, me hablaría sobre la niña y terminaría saliendo aún más furiosa. –¿Qué pasa, Hilary? –pregunté, sería mejor ir al grano, tenía mucho trabajo. –¿Por qué carajos no me has tomado la llamada? –reclamó –. Me he intentado comunicar contigo desde hace días y lo único que haces es ignorarme. –Estoy trabajando, lo sabes. –Tengo algo importante que decirte –comentó –. Al principio era una noticia que festejar, pero como ha pasado demasiado tiempo, ahora se convierte en una orden. –¿En una orden? ¿De qué estás hablando? Ahora si que estaba confundido, esta charla si que era totalmente diferente a las otras y Hilary estaba diferente, más decidida, está vez no me hablaba con miedo. –Si, vengo a decirte que me voy y tendrás que hacerte cargo de Michelle de ahora en adelante. –¡¿Qué?! –exclamé levantándome de la silla –. ¿Cómo que te vas? ¿A dónde? Y no me puedes dejar a esa niña. –Eres su padre, Warren –me señaló –. Yo acepté ayudarte porque te vi muy mal cuando sucedió lo de Amanda, no iba a dejarte solo y quería que te sintieras apoyado, pero han pasado más de tres años y yo tengo que hacer mi vida. –¿Y cómo se supone que harás esa vida sin mi dinero? –le advertí con astucia, era una jugada sucia, pero no iba a permitir que se fuera de esa manera y me abandonará con esa niña, que se la llevará si quería, a mi no me interesaba y no la quería cerca, incluso hubiera vendido esa casa si Hilary no hubiera insistido que tiene una buena localización. –¡Me voy a casar, Warren! –gritó, levantó su mano y vi el diamante en su dedo –. Llevo comprometida más de una semana y no puedo comenzar a planear mi boda porque estoy cuidando de ti y de Michelle, tu ni siquiera lo has notado y ya no quiero vivir bajo tu indiferencia. –No voy a permitir que te cases, no sé con quién lo vas a hacer, ni siquiera sé su nombre. –No lo sabes porque no te interesa, jamás te interesa la vida de los demás, llevo puesto el anillo más de una semana y apenas lo notas porque te lo coloque en la cara, se llama Eric Tanner, es un importante político en Washington y me iré a vivir con él. –Entonces llévate a la niña –le propuse. –No puedo, la reputación de Eric es importante, así que empezaré mi nueva vida con él y tú deberás tener las responsabilidades que debiste tomarte desde el principio. –Yo no puedo cuidarla, debo trabajar. –Entonces, consigue una niñera antes de que me vaya. Hilary se dio la vuelta y salió de la oficina sin darme tiempo de responderle, ella se veía decidida, parece que las cosas con ese tal Eric iban en serio, quería dejarme a esa mocosa a cargo, pero no puedo hacerlo y tampoco quiero, cuando estoy cerca de ella todo me recuerda a Amanda y entonces me doy cuenta que si no fuera por esa mocosa mi Amanda seguiría conmigo. No podía obligar a Hilary a quedarse, pero si podía conseguir a alguien quien cuidará de la niña y así yo no tendría nada que ver con ella.
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