La señorita Hilary se fue esa misma noche, Michelle ya estaba durmiendo y no se dio cuenta, para mi suerte no preguntó por ella al día siguiente, pero si recibí la llamada de una mujer llamada Niria diciendo que es amiga de Hilary para hablar acerca del departamento y me indicó que me enviaría una dirección para que pudiera ir un miércoles por la tarde. Decidí llevar a Michelle conmigo, le haría bien cambiar de ambiente, en ocasiones hasta yo me sentía asfixiada en esa casa. Le coloqué un abrigo rojo que encontré en su armario y un gorrito del mismo color, se veía hermosa, pasamos a la sala a tomarle un par de fotografías, se las enviaría a la señorita Hilary después. –¿Estás segura que la quieres llevar? –preguntó Sarita –. No tengo ningún problema en cuidarla unas horas. –Nos ha