–¡La leche! –carcajeo Fabiola.
–¡No es gracioso! –chillé.
Había llamado a Fabiola para que me acompañará a comprar lo que el señor Freeman me había dicho, algo de ropa y las cosas que necesitará, no quería molestarlo más de lo que ya lo había hecho, me envió una ubicación que le pedí al chófer que me llevará a ese lugar, por supuesto que cambié a Michelle y me acompañó, me dí cuenta que Sarita tuvo el impulso de detenerme, pero Hilary me había dejado a cargo de la pequeña, no iba a dejarla en la casa a su suerte.
–Tiene razón –habló Jerry –. Podría ser intolerante a la lactosa– se burló con una carcajada igual a la de Fabiola.
Para mí eso había sido algo gravísimo, pero parece que para ellos era gracioso, Michelle iba a mi lado viendo todo muy fascinada, se aferraba a mi mano como s
