Capítulo 3: La estatua del cuarto del fondo

1531 Words
Con determinación, Isabella y Gabriel continuaron examinando la estatua, buscando alguna señal o indicio que les ayudara a desvelar el último secreto. Fue entonces cuando Isabella notó un pequeño compartimento oculto en la base de la estatua. Con manos temblorosas, abrió el compartimento y encontró un pergamino antiguo cuidadosamente enrollado. Lo desplegó lentamente y leyó las palabras grabadas en tinta dorada. El pergamino revelaba la verdadera historia detrás de la maldición y los secretos ocultos de la mansión de la Villa Esmeralda. Mientras Isabella trataba de leer en voz alta, la habitación vibró con más fuerza y una luz brillante llenó el espacio. Parecía que la mansión estaba respondiendo a la revelación del último secreto. Isabella y Gabriel se aferraron el uno al otro y continuaron leyendo, sin importarles el caos que los rodeaba. Finalmente, las palabras grabadas en el pergamino desaparecieron por arte de magia, sin saber qué mensaje contenía. El temblor se detuvo y la luz desapareció. Isabella y Gabriel se encontraron en silencio, asimilando lo que sucedía ante ellos. --Creo que comenzamos mal, no debimos iniciar por el final de la historia, algo o alguien nos negó la verdad – comenta Gabriel --Estoy de acuerdo, vamos a continuar investigando en las habitaciones – responde Gabriel Isabella y Gabriel avanzaron con determinación hacia la majestuosa escalera que los llevaría a la planta alta de la legendaria mansión. Cada escalón crujía bajo sus pies, aumentando el suspenso que llenaba el aire. Sabían que estaban a punto de adentrarse en un territorio desconocido, donde los secretos del pasado aguardaban pacientemente. Mientras subían, sus ojos se posaron en una pared imponente que rodeaba la escalera. Estaba cubierta de fotografías antiguas, como si fueran guardianes silenciosos de los recuerdos de aquellos que alguna vez fueron los amos de la mansión. Las imágenes parecían mirarlos fijamente, sus rostros congelados en el tiempo. Isabella se detuvo, cautivada por las fotografías, y se acercó para observarlas con mayor atención. Las miradas de los retratados parecían seguir sus movimientos, como si quisieran contarles una historia oculta. La tensión se intensificó mientras Gabriel se acercaba a su lado. --Mira esas fotografías-- susurró Isabella, su voz llena de asombro y misterio. --Parece como si estuvieran a punto de hablar, como si quisieran revelarnos algo — responde él Gabriel examinó las imágenes junto a Isabella, sintiendo la extraña energía que emanaban. Mientras sus ojos recorrían las fotografías, notó un patrón emergente: una línea familiar que se extendía a lo largo de varias generaciones. Eran los miembros de la familia Leroy Meyer, los antiguos dueños de la mansión. La revelación de la conexión familiar en las fotografías llenó de intriga a Isabella y Gabriel. ¿Qué secretos ocultos podrían estar enterrados en el árbol genealógico de la familia Leroy Meyer? ¿Qué historias trágicas o oscuros pactos podrían haber dejado su marca en la mansión? Ahora contada por estas fotografías en la pared El suspense se espesó en el aire mientras Isabella y Gabriel intercambiaban miradas cargadas de curiosidad y determinación. Sabían que debían seguir adelante, explorar las habitaciones de los antiguos amos y desenterrar los secretos que yacían en lo más profundo de la mansión. Con cada paso que daban hacia la planta alta, el ambiente se volvía más opresivo. Las sombras danzaban en las paredes, y el eco de sus propios pasos parecía llevar consigo los susurros del pasado. Isabella y Gabriel se prepararon para enfrentar lo desconocido, sabiendo que cada habitación ocultaba una historia por descubrir. Ellos siguieron examinando las fotografías con atención, recorriendo cada generación representada en ellas. Entonces, su mirada se detuvo en un detalle intrigante: en cada una de las generaciones, una mujer llevaba un medallón idéntico al que habían visto anteriormente, en la mujer del cuadro --Gabriel, mira-- susurró Isabella, su voz cargada de emoción -En cada una de las generaciones, hay una mujer que lleva el mismo medallón que encontramos antes-- Gabriel asintió, fascinado por el hallazgo. Analizando más de cerca, notó otro patrón intrigante. --Es cierto-- respondió en voz baja --Pero hay otro detalle interesante. La mujer que lleva el medallón se llama Loana Leroy Meyer, y cada una de ellas está diferenciada por un número romano. Loana I, Loana II, Loana III...-- Isabella quedó sorprendida ante esta revelación --Entonces me equivoqué -- admitió con una mezcla de asombro y excitación --Alexandra no es hija de la Loana que conocemos, sino de Loana X, referida a la décima generación— --Pero si fuese así, Alexandra seria la Loana XI, y no se llamaría Alexandra – replica Gabriel La revelación sobre la identidad de Alexandra y su conexión con la misteriosa línea de las Loana Leroy Meyer añadió una capa adicional de misterio a la historia. ¿Qué significaba este medallón y por qué solo las mujeres de la familia lo llevaban? ¿Qué secretos se ocultaban detrás de estos nombres y números romanos? La emoción y la intriga se entrelazaron en el aire mientras Isabella y Gabriel se preguntaban qué más podrían descubrir en las habitaciones de la mansión. La alucinante historia de la familia Leroy Meyer estaba comenzando a desplegarse frente a ellos, y estaban decididos a desentrañar cada uno de sus oscuros secretos. Con cada paso que daban en la mansión, el suspense se intensificaba. Las sombras parecían agitarse, y los susurros del pasado se volvían más audibles. Isabella y Gabriel sabían que estaban cerca de desvelar una verdad antigua y peligrosa que había permanecido oculta durante generaciones. Determinados y llenos de curiosidad, Isabella y Gabriel continuaron su exploración. La mansión parecía cobrar vida a su alrededor, susurros fantasmales resonaban en sus oídos mientras seguían el rastro de las fotografías y los nombres grabados en su mente. Mientras avanzaban por los pasillos oscuros de la mansión, el peso de la revelación sobre las Loana Leroy Meyer y el medallón seguía pesando en la mente de Isabella y Gabriel. La intriga los consumía a cada paso, y no podían evitar compartir sus pensamientos. Isabella se acercó a Gabriel, su voz llena de excitación y asombro --Gabriel, algo me llamó la atención sobre los diarios que estuvimos leyendo -- dijo en voz baja --Al principio pensamos que eran los diarios de Alexandra, pero ahora me doy cuenta de que no es así. ¡Son los diarios de las Loana en diferentes épocas! -- Gabriel frunció el ceño, procesando la información. El descubrimiento de los diarios de las diferentes Loana Leroy Meyer era un giro inesperado en su búsqueda. ¿Qué secretos y revelaciones podrían contener estos diarios? ¿Qué pistas cruciales podrían ayudarles a desentrañar el enigma que rodeaba al medallón y a la familia? Isabella continuó, su voz llena de emoción -- Tenemos que estudiar cuidadosamente estos diarios. Cada una de las Loana dejó sus propias experiencias y pensamientos en ellos. Y ahora sabemos que Alexandra es la última de las Loana. ¿Qué secretos podría contener su diario? ¿Qué historia nos revelará? -- El suspense aumentó a medida que Isabella y Gabriel se dieron cuenta de que estaban más cerca que nunca de descubrir la verdad. La conexión entre las Loana, el medallón y los diarios prometía revelaciones asombrosas y peligros latentes. Decididos a desvelar los secretos ocultos en los diarios, Isabella y Gabriel se dirigieron al despacho o biblioteca apartada donde habían dejado los escritos. Con cada página que leían, se sumergían más en el pasado turbulento de las Loana Leroy Meyer. Los diarios desvelaban historias de amor, traición y sacrificio a lo largo de las generaciones. Cada una de las Loana había enfrentado sus propios desafíos y luchas internas, dejando su huella en las páginas amarillentas. Isabella y Gabriel se maravillaron ante la profundidad de las emociones plasmadas en las palabras escritas. A medida que avanzaban en la lectura, los diarios revelaban una conexión más profunda entre las Loana y el medallón. Parecía que el amuleto tenía un propósito más allá de ser un simple adorno. ¿Qué poder oculto tenía? ¿Y cómo estaba relacionado con el destino de Alexandra? Mientras Isabella y Gabriel continuaban inmersos en los diarios de las Loana Leroy Meyer, un nuevo episodio de la historia comenzó a revelarse ante sus ojos. En uno de los diarios más antiguos, perteneciente a Loana III, encontraron una página que parecía haber sido arrancada. La ausencia de ese fragmento llamó poderosamente su atención. ¿Qué información crucial podría haber estado en esa página faltante? Determinados a desentrañar el misterio, Isabella y Gabriel comenzaron a buscar en las demás habitaciones de la mansión en busca de pistas. Cada rincón oscuro y cada estancia polvorienta se convirtieron en su campo de investigación. Finalmente, en una habitación escondida detrás de un viejo armario, descubrieron un antiguo baúl. Con cuidado, lo abrieron y encontraron una colección de cartas amarillentas y fotografías descoloridas. Parecía ser la correspondencia de Loana III con un misterioso remitente. Las cartas revelaban una relación clandestina que Loana III había mantenido en secreto durante años. El remitente, cuya identidad aún estaba por descubrir, parecía ser una figura importante en la vida de Loana III. Las palabras de amor y desesperación plasmadas en las cartas dejaron en claro que su relación estaba llena de obstáculos y peligros.
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