Mi cabeza da vueltas desde la visita de Lorenzo, quise desechar su idea por completo, pero contrario a eso mis impulsos me ganaron y dos días después termine llamando a mis abogadas. —¿Qué piensan? Y quiero la verdad. —Estas demente si aceptas eso —respondió la mayor, una rubia despampanante de labios rojos. —No es una mala idea —dijo la más joven. Ambas eran las mejores abogadas de la ciudad, las tenía contratadas de manera exclusiva y trabajaban conmigo de sol a sol, además eran mis mejores amigas. —Necesito que se pongan de acuerdo. —Nicoletta, estas hablando desde tu juventud. —Y tu desde tus prejuicios, Carina. Son el mejor dúo legal, pero se la pasan peleando y tal vez por eso son tan buenas, porque todo lo discuten, siempre se están contradiciendo y al final ganan. —Ne