CAPÍTULO 21 —Señor Donovick —susurro, viéndole sin dar mérito a lo que acaba de suceder. Luce violentamente sexy, atrayente. Se ve exactamente al tipo de hombre del que tus padres te advierten no acercarse, de otro modo, terminarás con el corazón roto. Le veo haciendo una inspección entera, fijándome que su pantalón luce abultado. Él deja un pequeño beso en mi nariz, de algún modo, su pequeño gesto es extremadamente íntimo, hasta diferente a lo que hicimos antes. Donovick sigue absorto en mí, y yo en él. Acaricia mi mejilla con el cuidado del que teme romper algo de sumo valor. Nadie dice nada y está bien, no hay palabras por decir. —¿Estás bien? —me pregunta, en voz baja. —Sí —contesto, queriendo preguntarle lo mismo. Tengo la consciencia para saber que él no… ha hecho nada. El placer