CAPÍTULO 36 Me quedo fría, tiesa, algo seca, más bien como una estatua sin dar veracidad a lo que dice. ¡¿Conocer a sus qué, disculpa?! Sospecho que se ha vuelto loco, rozando al límite de la demencia. Conocer a su familia es lo último en mi lista de deseos. No, gracias. Prefiero quedarme así. ¿Qué tal sus ideas? Entiendo lo que estamos haciendo, es casual, sólo se.xo y nada más allá. ¿Conocer a su familia? Fuera de los límites. No, gracias, por segunda vez en consecutivo. —¿Qué? —le pregunto, tratando de lucir casual, aunque estoy colapsando por dentro. Él está tan relajado a comparación de mí, que estoy temblando como una loca. —Puedes utilizar lo que quieras, cariño, prepárate. Te daré privacidad —me anuncia, ignorando mi pregunta debido a la inercia que me posee y por supuesto, espa