Al llegar a casa esa mañana, me cambié de ropa e hice de desayunar. Me senté en la sala, veía un partido de la liga inglesa y sabía que mis hermanos no iban a perdérselo, aparecieron uno a uno, justo antes de que el partido empezara. Se sirvieron de lo que preparé y se sentaron a verlo también. Sabía que recibiría muchos comentarios en burla, pero hoy no estaba para bromas. Sucedió justo como pensé.
-Ayer estuvimos bebiendo hasta las 5am, te habíamos guardado tus cervezas favoritas, las negras, pero no apareciste.-Dijo Moritz.
-Si mis cálculos son correctos y por tu forma de sentarte, creo que ayer perdiste tu virginidad anal.-Dijo Jason mirándome de pies a cabeza y lo fulminé con la mirada. Los tres rieron y exhalé, se me quitó el hambre de inmediato.
-Primero: no tuve sexo anoche, ni loco haría eso con el niño y segundo: me rindo, me retiro del plan. No puedo seguir con eso. Las salidas, el contacto, me está jodiendo la cabeza.-Los tres me miraron desconcertados. Era cierto, lo pensé todo el camino, no podía seguir viendo a Juan José, ya no más. No me gusta cómo me estoy sintiendo y me da pánico pensar en que… no, no, es que no puedo verlo de otra manera, yo no soy así. Prefería dejar las cosas así, quería ser como era antes. Justo como era antes de que cierto niño, me jodiera la cabeza.
-Sebastián, ¿usted está hablando en serio?-Preguntó Danilo y asentí.-Pero, ¿qué pasó anoche o qué? ¿por qué cambió de opinión de repente?
-No paso nada en sí, pero ya no quiero seguir en esto. No me gusta tener que mentir y no me siento cómodo haciendo estas cosas.
-Fue porque se besaron, ¿verdad?-Preguntó Moritz y no respondí. Por mi silencio, todos entendieron.-Bueno, en ese caso nos va a tocar recurrir al plan B.
¿El plan B? por supuesto, nosotros teníamos no sólo un plan A o B, teníamos incluso un C y un D, pero la segunda opción, me pareció buena en un principio, pero ahora… no lo sé. El plan B consistía en hacerlo hablar, de la manera en que tocara. Vamos, no sé qué tanto sepa el niño sobre los negocios de sus padres, pero me parece imposible de creer que no tenga idea de nada, él debe saber, pero se hace el tonto. Aunque ahora, que he pasado mucho tiempo con él y lo conozco, no… no sé si sería capaz de hacerlo hablar, porque claramente, si nos vemos forzados a hacerlo, no será de una manera bonita y no… no creo que lo merezca. No estoy seguro de qué se debería hacer ahora, pero seguir viéndolo, ya no era una opción.
-Bueno, si quieren llamo a Adrián y Fausto, podemos hacer que lo lleven mañana a la sede y de allí, procedemos.-Dijo Jason como si nada y rodé los ojos.
-¿Y creen que será fácil el raptarlo? El parcerito anda rodeado de los dos guardaespaldas, que están armados hasta los dientes. Creo que los matarían tres veces antes de que siquiera se le acerquen al niño.-Dijo Danilo y tenía razón. A Juan José lo cuidaban dos de los mejores guardaespaldas del país. Ambos, estuvieron en el DAS y tienen entrenamiento militar. No sería nada fácil.
-Fácil, les meto un tiro a cada uno desde una altura considerable.-Comentó Jason como si nada, al ser el francotirador del grupo y exhalé. No, en definitiva, no podíamos hacer eso.
-No, pensaré en otra cosa, no lo sé, pero no se metan de esa manera con Juan José.
-Pero, como lo defiendes. Si quieres sácalo a vivir.-Se burló Jason.
-No, yo estoy de acuerdo. No sabemos qué tanto sabe el niño, podría ser un grave error el hacerle eso.-Añadió Moritz.-Yo opino que… lo pienses Sebastián, porque con la red de seguridad que él tiene o la de su casa, no hay muchas formas de acceder. Si no es por él, como lo venías haciendo, toca a la fuerza bruta. No hay una tercera opción.
-Mmm, lo pensaré.
Más tarde, a eso de las once de la mañana, recibí un mensaje del niño, decía:
-Sebas, ¿por qué te fuiste mientras dormía? Ni te despediste, me sentí horrible al despertar y no verte a mi lado.-Recibido, 11:04am.
Ese día entero nos dedicamos a recopilar información, porque estábamos a solo días del segundo golpe y por supuesto, debíamos ser impecables de nuevo. Lo que ocurrió en la ocasión anterior, llamó la atención de todos los medios locales, fue noticia en todo el país. La otra mañana antes de salir al instituto, vimos cuando salió esto en las noticias y los cuatro, nos miramos entre sí. Lo titularon, como la masacre del mes, la primera en el atlántico en muchísimo tiempo, pero no, sería la primera de todas las que vendrían. Lo curioso es que esa noticia sonaba en todos lados, incluso escuché a mis compañeros de trabajo hablar de eso y yo fingía no estar escuchando.
La primera hipótesis, fue que se trató de un robo que salió mal, esto suele suceder, pero no muy seguido en Colombia, tal vez en países del primer mundo. Acá los robos a casas millonarias, nunca terminan de esa manera. Pueden asesinar a la víctima, sí, pero no a la cantidad de personas que murieron y menos, lo que sucedió con la casa. No tardaron en adjuntar este evento, a la guerrilla, justamente como queríamos que sucediera. Habíamos hecho todo de tal manera, que no les quedaría duda de que fueron ellos. Desde las municiones, hasta la ropa, todo fue con implementos de la guerrilla.
Todo el día estuvimos planeando en detalle, el segundo golpe y durante todo el día, recibí mensajes del niño, que no contesté. No podía seguir con esto. No sé si estaba molesto o triste, creo que estaba más molesto por la forma en que me fui. Me llamó incluso, unas siete veces durante ese día, pero no contesté sus llamadas.
Los días que siguieron, no fui al instituto ni una sola vez. Sólo fui al trabajo nada más y regresaba a casa. Creí que estaba volviendo a la normalidad, que así era como todo debía ser y que no tardarían, esos sentimientos extraños en irse, pero lejos esto de ser así, todo se volvió mucho más intenso y yo… no sabía qué hacer. Habían pasado exactamente seis días desde el domingo, en los cuales, no contesté sus llamadas ni sus mensajes, tampoco los leí. Creí que eso sería lo mejor, que él entendería y lo dejaría así, pero… lo que no tuve en cuenta al hacer esto, es en la manera en que se sentiría el niño, en lo mucho que lo estaba hiriendo, pero no lo sabía.
Ese viernes por la noche, recibí un último mensaje suyo, el cual abrí por inercia mientras comía.
-¿Sabes? Creí que no serías como todos, decidí creer en ti, lo sabes, pero ahora… tú estás bien, dónde quiera que estés, ignorándome, actuando como si nunca me hubieras conocido, mientras que yo, quiero morirme. Gracias por romperme el corazón de esta manera, eres lo peor que ha podido sucederme.-Recibido, 20:15pm.
Dejé el teléfono en la mesa, al igual que lo que comía. Yo me sentí… muy mal.