Juan José’s POV
-Mierda, es increíble que ella se haya suicidado. Mi mamá no cree ninguna de sus acusaciones, ya saben, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Dice que son montajes, pero ni v***a. Ni sabía que existían mujeres pedófilas.-Comentó Sasha y exhalé. Estaba con mis tres amigos y Sebas, esa noche de viernes, en una pizzería cercana al batallón. Notaba que él estaba muy callado y parecía distraído. Todo el rato desde que llegamos, he notado que está irritable y que parece muy molesto por algo. Temo que esté molesto conmigo, no he dejado de pensar en qué pude haber hecho que lo haga enojar o si es que el haberle dicho que nos encontráramos aquí, sin decirle de antemano que mis amigos vendrían también, le había sentado mal.
Desde que salgo con Sebastián, tengo muchos sentimientos revueltos y ha sido todo muy intenso, al menos para mí lo ha sido. Por un lado, me siento tan bien, tan feliz e infinito, al ver que alguien estaba interesado genuinamente en mí, que se preocupaba por mí y que todo el tiempo estaba pendiente de lo que yo hacía, lo que quisiera y, sobre todo, alguien que me respeta y acepta como soy. Me siento muy afortunado, dichoso, no esperaba en este momento de mi vida encontrar a alguien a quién le importara de esa manera, alguien con quién si querría arriesgarme, entregarlo todo. Llevamos varias semanas saliendo y en todo el tiempo, Sebastián ha sido respetuoso conmigo, jamás me ha hecho siquiera una insinuación s****l, ni algo cercano a eso. Es que ni siquiera me ha besado. Solamente se ha dedicado a conocerme, pasar tiempo conmigo y ha ido muy lento, a lo clásico. Es como un sueño hecho realidad, estoy tan feliz que la felicidad no cabe en mi pecho. Mis amigos se ríen de mí, al ver como lo miro o incluso, por la forma en que lo registré en mi teléfono, cambié su nombre por: Mi bebito. Sí, debo aceptar que he sido enteramente yo el de los apodos cursis. A él le avergüenza, pero siempre había esperado poder registrar a alguien de esa manera, poder llamarlo así delante de todos y ser tan cariñoso como siempre he querido ser. Es que siento tanta confianza con él, que me he permitido ser cursi, meloso, pero cuando el besa mis mejillas, me abraza o me acaricia… me siento tan pleno, tan completo. Creo que es la primera vez en mi vida, que soy genuinamente feliz.
Por otro lado, al conocer la felicidad y saber lo que se sentía, también sentía mucho, mucho temor. Sé que puedo ser una persona muy demandante, que puedo exagerar las cosas, sobre pensar demasiado cualquier tema. Puedo ser la persona más dramática del planeta, la más sentimental y… mierda, estoy consciente de lo demasiado celoso que soy. Temo arruinar las cosas, temo aburrirlo y que, por mi forma sentimental de ser, lo ahuyente o que crea que estar conmigo puede ser demasiado para él. Nunca en mi vida había sentido tanto miedo de perder a alguien, porque en verdad, con él encontré lo que siempre he buscado y sí, sé que puede ser apresurado el decirlo, pero estoy seguro de que después de conocer a Sebastián, no podría querer a alguien más. Me gusta tanto, que siento que tanto amor no me cabe en el pecho. Por eso trato de hacer las cosas bien, darle todo el cariño que puedo darle, pero… a veces no puedo evitar molestarme o sentirme muy triste si tarda en responderme. No me había dado cuenta de lo vulnerable que puedo ser ante una persona, cómo lo más mínimo relacionado con Sebastián, me puede afectar tanto al punto de querer morirme.
Trato de cambiar, hacer las cosas bien, pero siempre me puede más el ser dramático que hay dentro de mí. Casi a diario, el nota que estoy triste cuando tarda en contestarme, y también casi a diario, le hago show innecesarios que me dejan completamente avergonzado después. Tengo mucho miedo de perderlo cuando aún no hemos comenzado nada. Siempre me prometo el no volver a repetir esas escenas, mi constante tristeza si estoy a su lado y no me toca, me abraza o me besa. Siempre lo prometo, pero no he podido hacerlo. No sé cómo cambiar, cómo no sentirme tan mal con cualquier cosa suya.
Me sentía horrible y preocupado, al notar su expresión y ver que estaba tan molesto. No sé qué pude haber hecho, ¿será que está molesto por mis amigos o por… lo de esta mañana? Cuando estábamos en el instituto, en clases, notaba que el no dejaba de mandar mensajes en su teléfono. No sé con quién hablaba. No era el nombre de ninguno de sus tres hermanos (sabía sus nombres, el me los había dicho, pero no los conozco aún), ni tampoco era el nombre de alguna de las personas que me ha comentado del trabajo. Era una persona totalmente desconocida y lo peor, es que era un nombre de otro hombre. ¿Quién podría ser? ¿por qué le manda tantos mensajes insistentemente? Sé que no debí hacerlo, pero intentaba mirar con todas mis fuerzas de qué hablaban, pero no logré ver nada porque Sebastián usa su teléfono con muy poco brillo y tampoco soy un super hombre para lograr leer así desde lejos. Me molesté muchísimo, tenía tantos celos, pero quise guardarme esto, no decirle nada porque solo anoche, le colgué todas las llamadas porque estaba molesto porque no me respondió en toda la tarde. No sé por qué a veces no soy consciente de que el trabaja, que no puede responderme tanto como yo quisiera y me disculpé por eso, había actuado mal. Entonces no quería pelear de nuevo hoy, pero el enojo me ganó. Cuando salimos de clases, él me abrazó por mis hombros igual que siempre, pero yo me alejé y me fui. Él me siguió hasta el parqueadero donde me esperaban en la camioneta, pero antes de entrar, le hice una escena terrible y vergonzosa. Lo peor, es que lo dejé ahí solo, tirado sin aclarar las cosas. Es por eso que le dije que nos viéramos esta noche, pero veo que está muy molesto. Debe ser por lo que hice esta mañana. Tengo mucho miedo.
-Mejor que se haya muerto, ni falta que le hará a esta sociedad.-Comentó Fer y se encogió de hombros.-Igual ni iba a votar por ella.
-Los hijos tuvieron que cerrar las r************* , es absolutamente genial.-Comentó Santiago y vi a Sebastián acomodarse en su silla, y lo miró, frunciendo el ceño.
-¿Pueden ya dejar de hablar de esa mujer? Me revuelve el estómago de solo pensar en ella.-Se quejó.
-Como eres así de ermitaño, ni creímos que sabrías de ese caso.-Le respondió Santiago.-Ni tienes r************* ni una mierda, pareces de la edad media.
-¿Sabes? Podría crear alguna exclusivamente para bloquearte.-Dijo Sebastián y mis amigos rieron. He notado que Sebas no se lleva nada bien con Santiago, parecen odiarse y ni sé por qué. Espero esto no sea malo en un futuro, que no nos afecte en nada. Santiago es mi mejor amigo de una vida, me duele que esto suceda con la primera persona que le importo en serio.
-Voy a poner un hashtag en tendencia, que diga: #Todosodiamosasebas.-Dijo inmaduramente Santiago y reímos.
Después de que comimos y que escasamente, cruzamos un par de palabras él y yo, nos despedimos de mis amigos y caminamos un rato por la calle. Él había estacionado a un par de calles al estar todos los lugares llenos aquí. Tomé su mano y él no me miró, seguía igual de distante y distraído.
-Mi amor.-Me detuve en frente de él y me miró, tomé sus dos manos.
-¿Sí?
-Estás muy molesto conmigo, ¿verdad?-Pregunté temeroso y él me miró extraño.
-Mmm, ¿por qué dices eso?
-No sé, no me has hablado casi en toda la noche y… sé que he sido muy molesto todos estos días, perdón.-Mis ojos se humedecieron un poco y él se acercó, limpió mis ojos y sonrió levemente.
-No te preocupes tanto, niño. Estoy bastante estresado, pero por cosas del trabajo, nada relacionado a ti.
-¿Estás seguro? ¿no me lo dices para que no me sienta mal?
-Estoy seguro.-Acarició mi rostro con su mano y no pude evitar sonreír como tonto, no entiendo cómo es que con un gesto tan simple, podía hacerme sentir tan feliz.
-Sebas.
-¿Sí?-Preguntó.
-Me haces muy feliz.-Confesé y su mirada… fue extraña. Sebastián no es una persona que muestre sus emociones, no es muy expresivo y sobre todo al hablar, sé cuánto le cuesta expresarse, decir las cosas. He aprendido a conocerlo y amar eso de él, así como cada detalle de su personalidad. Su forma tosca de ser con todos, el sarcasmo en sus palabras, pero amo que conmigo sea tan diferente. No es como que me diga cosas románticas ni mucho menos, pero me basta con que me toque o una mínima caricia, para saber que lo que estoy sintiendo, él lo está sintiendo también. Reconocía cada detalle suyo, pero esa mirada… fue la primera vez que me miró de esa manera. Sus ojos brillaron y… pareció conmovido.
-Yo…-Desvió la mirada.-Creo que dejé las llaves puestas en la moto.-Dijo y caminó más rápido hacia su moto y reí con ganas. Es tan típico de él, huye cada vez que se siente bien.
Tengo mucho miedo de pensar en cuánto puedo llegar a quererlo.