Esa tarde de lunes, dos semanas después de que dejara de hablar con Juan José y que claramente, en ese tiempo actuamos, lo que relaté anteriormente, me encontraba en la cocina del restaurante. No había ningún evento hoy y como ya eran cerca de las 5pm, no había mucho trabajo, las horas más pesadas siempre es al mediodía y la noche, tenía unos pocos pedidos que preparar, pero me costaba hacerlo, estaba muy distraído. Después del último mensaje que me envió el niño, en que me expresó lo mal que se sentía, empecé a leer todos los mensajes que me había dejado esos días, que fueron muchos, y me di cuenta de que lo había hecho sentir muy mal. Notaba la tristeza, en cada una de sus palabras y estos días, los he estado leyendo una y otra vez sin parar, no sé por qué. Me hace sentir como la mierda y no he podido pensar en otra cosa, se siente mal y lo peor es que incluso, me atormenta en mis sueños, empiezo a recordar las noches en que salimos, el hablar con él cada noche, esperar cada día sus mensajes y ahora de repente, no encontrar ningún mensaje suyo, se sentía muy extraño y mal. Dios, creo que lo extrañaba.
Me encontraba más irritable que nunca, todo me hacía enojar y lo peor, es que mis hermanos han podido notarlo, el maldito de Jason está a reventar, de tantas bromas que me hace y le he dado al menos unos cinco buenos golpes, pero no cesa, ese imbécil no se cansa. Creo que me va a tocar amarrarle un ancla a las piernas y lanzarlo al mar, no estoy para sus bromitas.
Esa noche, luego de terminar la jornada laboral, llegué a casa, tomé una ducha y comí, luego me senté en el balcón y encendí un cigarrillo. Exhalé el humo y pensé: debo dejar de hacer esto, no sé ni por qué fumo, es como una costumbre, pero no me causa nada. Lo apagué, sin haberlo terminado y miré lejos. Pasaban unas personas, una pareja haciendo ejercicio con un perro muy feo y detrás, unos niños corrían, se perseguían con pistolas de agua.
-Tú estás muy raro últimamente.-Dijo Moritz apoyándose en el barandal, me miró.-Sí, siempre has sido amargado, pero ahora, no sé, estás diferente.
-Lo sé, ni sé bien por qué. Es una porquería.
-Mmm.-Se dio la vuelta un poco, me miró fijamente.-¿Por qué no confiesas lo que te sucede? Danilo está trabajando y Jason, está donde la mujer, no hay nadie que vaya a estar fastidiándote.
-Pero, ¿qué voy a confesar?
-Vamos Sebastián, te conozco. Estás así exactamente desde que dejaste de hablar con Juan José.
-Mmm.-Pasé mis manos por mi cabello y suspiré.-¿Tanto se nota?
-Sí, demasiado.
-Mierda.-Me quejé, avergonzado. Sé que Mortiz, con su forma de ser, jamás se burlaría de mí. Él no es como mis otros dos hermanos, siempre ha sido más comprensivo, pensante y sí hace bromas, lo normal, pero jamás cuando estamos hablando de algo en serio. Sabía que podía confiar en él, pero con este tema… me avergonzaba, me costaba hablar de esto que me estaba sucediendo. En verdad, todo esto me sobrepasaba, jamás me había sentido de esta manera antes.
-Sebas, quiero preguntarte algo y quiero que seas completamente sincero, ¿está bien?-Lo pensé unos segundos, asentí.-¿Te gusta Juan José?
-¿Qué? no, no sé, no creo.-Respondí nervioso, el rompió en risas. No era ni capaz de verlo a los ojos, más que avergonzado con él, me sentía avergonzado conmigo mismo, por no entenderme, por ser tan tonto y lento ante las cosas. Me aterraba pensar en que me pudiera gustar él, y no por el hecho de que sea hombre, sería ridículo de mi parte que eso me importara, pero es porque… nunca me he sentido así antes, no me gustaría ser vulnerable. Me gusta tener el control ante todo y sé que si esto llega a sucederme, no habrá nada que pueda controlar, no sé como puedo ser de esa manera, me aterra de pensarlo incluso.
-Yo creo que sí te gusta.-Se encogió de hombros.-El problema es porque es hombre, ¿verdad? aunque ni sabía que eras homofóbico.
-No soy homofóbico, jamás he pensado algo así.
-¿Entonces? ¿cuál es el problema?-Preguntó, parecía muy interesado, cómo si hace mucho hubiera estado esperando preguntarme sobre este tema.
-No sé, es que… sabes como soy, siempre he sido desapegado, nunca me he interesado de más en alguien y que ahora me suceda, con quién menos debería, de verdad es que de solo pensarlo, me jode la cabeza.
-Mmm, en ese caso, si te llegara a gustar él en serio, habría que rearmar todo el plan de nuevo, al menos en lo concerniente a él. Yo francamente consideré desde el primer momento una pésima idea el meterse con un menor de edad, no está bien y tampoco creo que él sepa mucho al respecto.
-Algo debe saber.
-Sí, pero no lo suficiente como para merecer que le hagamos daño. Si te gusta en serio, no te cohíbas y, sobre todo, que jamás, bajo ninguna circunstancia, se entere de por qué te acercaste a él, no se puede enterar de la verdad. Lo ahuyentarías.
-Dios, tienes razón. Ni había pensado en eso antes.-Maldición, era cierto. No sé cómo podría reaccionar él si se enterara de los motivos ocultos que tuve para acercarme a él y menos, si se enterara por completo del plan, es que no sé ni qué pasaría, qué podría pensar, pero lógicamente no querría saber nada de mí. Nadie, ni aunque esté mal de la cabeza, perdonaría algo como esto. En un principio, sé que me acerqué por obligación, lo odiaba, me molestaba incluso el tenerlo cerca y no veía la hora de finalizar el plan, quería hacerle mucho daño, por ira, por mi constante deseo de venganza, pero ahora… aún no sé si me guste, pero sé que no podría hacerle daño. No hay forma de que pudiera hacer algo así, Moritz tiene razón, no lo merece.
-Bueno, ya que pareces haber recapacitado un poco, ¿vas a ir a buscarlo?
-No.-Respondí y él me fulminó con la mirada.-Bueno, supongo debo hacerlo. Mierda, creo que lo extraño.
-Vaya, jamás esperé que te escucharía decir algo así, cómo has cambiado.-Sonrió y me arrebató la caja de cigarrillos. Lo vi encender uno y en ese momento pensé, sí, debía hablarle, aunque han pasado más de quince días desde que me alejé, por cobardía, por miedo. No sé qué siento por el niño, pero… lo que sí sé, es que no quiero seguir de esta manera, no quiero seguirlo extrañando. Debo hablarle, antes de que sea demasiado tarde.