Entonces, pasaron alrededor de dos horas o más, no lo sé. Bebimos por completo la botella de vino y en un momento dado, cuando me dirigí hacia el baño y regresé, vi que había abierto otra botella de vino y enarqué una ceja. Dentro de nada te embriagarás y esto podría resultar muy interesante. Podría preguntarle cosas, sacarle información, pero… lo pensé mejor y desistí de la idea, no podía joderlo todo por ir de prisa. Era la primera charla que tenía con el niño y ahora, al notar que le agradé, tal vez demasiado, sé que nos reuniremos más veces, pero no sé cómo haré para tolerarlo. Detesto tener que fingir, estoy consciente de que no soy una persona agradable, ni mucho menos soy de reírme. El otro día que cruzamos palabras en el pasillo, me tocó forzar una sonrisa y no sé cómo logré hacerlo, menos con uno de los Cabarcas y ahora, estando sentado a su lado y viéndolo en el estado en que se encuentra, mareado, risueño y lo más importante, solo y completamente vulnerable, podría… no sé, hacer tantas cosas, hacerle daño de alguna manera, atarlo, sacarle información a la fuerza, pero no, debo controlar mis oscuros impulsos.
-No sé por qué nunca bebí antes.-Comentó risueño y no entendía qué le causaba tanta gracia. No dejaba de reírse y el solo ver su sonrisa, me descolocaba por completo. No sé cómo pude mantenerme en mi papel, me costaba muchísimo y si esto me sucedía ahora, no quiero imaginar cómo será después sí… debo tener algún tipo de contacto físico con él. De sólo pensarlo, me perturbo por completo.
-Mmm.-Me miró de reojo, y pareció intimidarse por completo, porque su sonrisa genuina, pasó a ser una de incomodidad.
-¿Por qué de repente me miras de esa manera?-Preguntó evidentemente nervioso y suspiré, sonreí levemente.
-Lo lamento, estoy un poco tomado y suelo ponerme aterrador.-Eso pareció intimidarlo aún más, por lo que me corregí.-Me refiero, a que mi mirada es aún peor. Ni lo noto, tal vez deba hacerme cirugía facial, a ver si me quito esta cara tan fea y tenebrosa con la que nací.
-No digas eso.-Rió de nuevo.-Sí, tu mirada es muy intimidante, pero creo que me acostumbraré.
-Eso espero.
-Y no, no eres feo, para nada.-Comentó y enarqué una ceja. De nuevo, se llenó de nervios y se puso de pie, fue hasta la cocina para buscar algo de comer y no lo comprendía. ¿Es que Danilo tenía tanto poder para predecir exactamente lo que sucedería? Él me dijo que el niño, sería muy, muy fácil de enamorar. No sé si es que me está coqueteando, o qué carajos estará pasando por su cabeza.
Regresó al rato, con comida algo grasosa, arepas, empanadas y cosas de ese estilo. No sabía que los multimillonarios consumían este tipo de cosas. Vaya, aprendo algo nuevo hoy. El narcotráfico da buen dinero para empanadas. Comí, tal vez demasiado e incluso, repetí porque moría de hambre. Llevaba mucho rato ya aquí y deseaba irme, en definitiva el alcohol me había hecho mucho más tolerable mi estadía en este lugar.
Entonces, a eso de las 20h, calculo, me puse de pie y le dije que ya debía irme.
-¿Tan rápido te vas?-Preguntó y noté, que se trababa un poco para hablar.
-Llevo horas aquí.
-Sí, supongo ya estuvo bueno.-Desvió la mirada, me acompañó hasta la entrada.-Sebas, ¿te irás en la moto?
-Sí.
-¿No es peligroso manejar en ese estado?
-¿Qué estado?
-Bebiste mucho, no debes estar bien.
-Estoy en mis plenas facultades, siempre bebo mucho más.
-Mmm, entonces supongo que yo soy el que está mal. Creo que estoy un poco ebrio.-Admitió avergonzado.
-Bebe bastante agua ahora y trata de no dormirte enseguida. Que se te pase un poco antes.
-Está bien.-Bajó la mirada y volvió a mirarme a los ojos.-Supongo, nos veremos después, ¿verdad?
-Si quieres.-Me encogí de hombros.
-Genial.-Sonrió.-Cuídate mucho por favor.
Le hice señas con mis manos y noté que me miró durante el tiempo en que me subí en la moto, la encendí y me puse el casco. No sé qué tenía esto de interesante, supongo que alguien como él, jamás se habrá subido en una moto o no lo sé. Me alejé y regresé a casa.
Entonces, desde ese día, las cosas cambiaron por completo.