4.

1711 Words
Juan José’s POV (punto de vista). Me desperté por enésima vez esta noche, al igual que siempre y me rendí. Agarré mi teléfono, vi que eran las 4:30am y tenía que ir a la clase de inglés a las 7am. Aún me quedaba tiempo, pero no podía dormir más. Eso me causaba mucha frustración, ¿es que debo tomar en serio las pastillas que me dio la psiquiatra? No quiero ser adicto a nada de eso. Hace dos años, fui diagnosticado con bipolaridad y tengo constantes episodios de ansiedad y depresión. Tengo un tratamiento, la psiquiatra me mandó cuatro pastillas diferentes que debería tomar a diario, pero he optado más por la medicina natural, porque no quiero volverme adicto a nada de eso, pero nada me ha servido. No logro dormir una noche completa, tampoco logro sentirme bien al menos dos días seguidos, pero todo cambia cuando de nuevo, tengo esperanzas. Hace sólo tres días, tuve mi primera, única y nefasta, experiencia s****l. Acepto que estoy un poco obsesionado con la idea de salir con alguien, mis amigos se ríen de eso, me dicen que me relaje y disfrute el momento, ¡pero yo no puedo hacer eso! ¡me frustra que no me entiendan! No quiero pillar un herpes, clamidia o peor aún, sida. ¿Por qué a todos les cuesta creer que quiera una relación de verdad? Santiago, mi mejor amigo desde niño, dice que la probabilidad en Barranquilla de encontrar a alguien para tener algo serio, es de casi el 5%.  No sé de dónde sacó esa cifra, supongo se la sacó del orto, pero tiene razón. No entiendo cómo a todos les puede encantar tanto follar con alguien a quién conocieron en el club, en la calle o por internet, sólo minutos antes. Es una porquería, no me cabe en la cabeza, cómo es que la gran mayoría en la comunidad gay, les encanta tanto las cosas así de casuales, un pánico horrible hacia el compromiso. Santiago dice que yo busco una relación heterosexual siendo gay y no lo comprendo, ¿acaso sólo los heteros tienen derecho a tener pareja? ¿tiene razón, debo conformarme con eso y yo soy el que está mal? Mis amigos suman entre todos, más de treinta parejas sexuales durante todas sus vidas. Yo no podría hacer eso o bueno… eso era lo que creía. Hace exactamente dos semanas, conocí a alguien que creí que sería el indicado. Pensé que tanto esperar había valido la pena, que por fin lo había encontrado. A esa persona con quién no tuviera miedo, para quién me había reservado y esperado toda mi vida. Él era Erick, un chico que conocí por una aplicación de citas, la que llevo tiempo usando y de inmediato, pareció comprenderme, congeniamos en todo apenas empezamos a hablar y lo más lindo es que, ¡empezó a escribirme todos los días! No me escribía con la frecuencia que yo desearía, por mí si me escribiera el día completo me habría hecho muy feliz, pero me bastaba con lo que hablábamos. Creí que a veces dejara de responderme o algo, se debía a que trabajaba en una empresa industrial, que no podía estar siempre en el teléfono y me calmaba un poco así. Es que sé que puedo ser celoso, paranoico y sobre pienso demasiado las cosas. Puedo imaginarme mil escenarios diferentes en que el me engaña o me miente, y quiero morirme, pero luego aparece, peleamos y esas ideas se esfuman, las veía cómo absurdas, que Erick me mintiera, pero… en ese momento no sabía que tenía razón. Hablamos por exactamente doce días y algo que se me hizo muy extraño, es que me dijera que me amaba. Puedo sonar incoherente aquí, debía ser como un sueño hecho realidad que alguien me dijera que me amaba, pero, eso de inmediato me puso alerta, podía sentir que no era sincero, no era posible que me amara en tan poco tiempo, sin habernos visto y más, cuando hablábamos a diario, pero muy poco. Sin embargo, decidí mejor creerle que a perderlo, que seguro yo estaba mal, que de nuevo, estaba sobre pensando las cosas y cuando él esa mañana de sábado, me dijo que nos viéramos esa noche, de inmediato dije que sí, pero cuando dijo que nos viéramos en su casa, para ver una película y cenar, de inmediato quise decir que no, ese era el tipo de situaciones que yo evitaba. Sabía que me decía esto para tener sexo y yo… me he reservado exclusivamente para la persona que me ame, no iba a perder mi virginidad de esa manera o bueno… tampoco quería perder a Erick. Entonces, accedí y fui a su casa. Vimos una película o bueno, los primeros minutos de una película, cuando su mano empezó a deslizarse en mi pierna. Sabía lo que él quería y yo… debía dárselo. Me acarició por un par de minutos, buscando lograr que tuviera una erección, pero se esforzó muy poco en ello y me pidió que le hiciera sexo oral. Quise llorar en ese momento, esto… esto no era lo que yo quería… pero si no lo hacía lo perdería y la sola idea sería insoportable. Entonces me puse de rodillas, Erick descubrió su m*****o erecto y yo… sólo lo hice. Empecé a lamer su m*****o, con cuidado, por toda su extensión y de un solo movimiento, lo introduje todo en mi boca y sentí que me ahogaba. No me gustaba, no me gustaba en lo absoluto, pero Erick agarró mi cabello con fuerza y empezó a follarme la boca sin piedad. Sentía arcadas, odiaba esto, lo odiaba con todas mis fuerzas y sentía las lágrimas bañar mi rostro, pero debía tolerarlo, debía complacerlo, pero esto se sentía como el infierno. Fue eterno, no sé cuánto duró, pero fue mucho tiempo y cuando lo escuché jadear mi nombre, un líquido salado inundo mi garganta y por fin, se detuvo. Me alejé y me di cuenta de la gravedad de lo que había hecho. Erick sólo se levantó, dijo que tenía hambre y fue a buscar la pizza que había ordenado antes. Ni se preocupó en complacerme también o siquiera… en besarme. No me besó ninguna vez y yo deseaba que lo hiciera, pero no sucedió. Nadie me ha besado antes, ni una sola vez, pero ya hice esto y me sentía tan sucio y avergonzado, que sólo quería salir huyendo. Entonces fui hasta la cocina, donde el sacaba los platos para servir la pizza y lo abracé, y besé su cuello. Le dije que quería besarlo, pero él, se negó diciendo que no lo mal interpretara, pero que no le gustaba besar a alguien luego de que le hagan sexo oral, le daba asco y sentí tanto enojo que lo golpeé, muchas veces y él, me miró desconcertado. Sabía que me había usado, que no me amaba, que era una mierda de persona y yo… hui y no volví a comunicarme con él. Eso fue hace tres días, he llorado mucho, pero ya hoy no lloré, y creo que ya lo empezaba a superar. Pensaba mil cosas en ese momento, al igual que siempre y escuchaba a Sasha, mi otro mejor amigo o bueno, amiga, no me acostumbro a decirle así. Es transgénero, pero no se ha operado aún. En fin, ella tarareaba una canción de Lorde, mientras acomodaba su gigante afro rosa. Amo su cabello, me parece absolutamente genial y entonces, escuchamos la puerta abrirse y lo que vimos, nos dejó anonadados a los cuatro o bueno, por lejos a mí. Era un completo desconocido, pero la forma en que lucía, era tan desconcertante que todos lo notamos. Decir que era precioso era poco. Incluso la forma como tan… semi- elegante o rustica, no lo sé, en que vestía… todo, era tan deslumbrante. Alto, rubio, ¿de dónde salió alguien como él en un país en que los tipo “arios” son menos del 1% de la población? -¿Y ese quién es? Oh my god.-Dijo Fernando, mi otro amigo y no pude dejar de mirarlo hasta que se sentó, pero me aterré cuando noté que se dio cuenta de que lo miraba y desvié rápidamente los ojos, queriéndome morir por dentro. -Ni lo miren, ya nuestro Juan José le echó el ojo.-Dijo Santiago, entre risas y exhalé, aún avergonzado. -Puede que yo no sea muy listo o lo que sea, pero iluso no soy.-Añadí. -¿A qué te refieres?-Preguntó. -Ni me tomaría el trabajo de ilusionarme con alguien como él. ¿Es que no lo ven? -Es cierto, el rubiecito como ese es ya de las ligas mayores.-Dijo Sasha. -Y probablemente sea hetero.-Comentó Fernando y Santiago pareció enojarse. -Odio cuando ustedes tres hacen esos comentarios de mierda.-Se quejó y sabía que iba a sermonearnos de nuevo con lo de siempre, la baja autoestima.-Se denigran ustedes mismos creyendo que otra persona es mucho para ustedes. Es que ni se valoran. -Lo de la autoestima puede que sea un poco cierto, pero es sólo ser realista. Sólo míralo un segundo, alguien como él no miraría jamás a alguien como yo.-Respondí y él, como en sus usuales berrinches, me rayó todo el cuaderno y exhalé. No entiendo cómo tengo amigos tan inmaduros, aunque bueno, también lo soy, es una desgracia. -Mira tú, yo no lo miraría, sabes que tengo novio y aunque mi relación sea difícil, no pienso dejarla y Sasha y Fer, están comenzando a salir con alguien, así que tú sí podrías salir con él o con quién quisieras, si sólo dejaras de tratarte de esa manera.- Entonces, lo miré una vez más y exhalé. Regresé la vista hacia la profesora. Ni loco, no lo intentaría. Conozco mi lugar, como luzco y no, eso no sucedería. Alguien como él jamás me miraría. No puedo ilusionarme de manera tan estúpida, cuando es tan obvio que nada sucederá. Me pondré en prioridad a mí mismo esta vez, cuidando más mi salud mental y trataré de no ilusionarme a la ligera, menos con tipos inalcanzables como ese, o con patanes como Erick. Intentaré tener paciencia hasta que aparezca el indicado que me ame de verdad.
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