5.

1657 Words
-¿Qué tal la clase?-Preguntó Jason por mensaje, y sé que lo hacía con el doble sentido, para fastidiarme, pero lo voy a patear apenas lo vea en la noche. -Vete al diablo.-Respondí y solté el teléfono cuando vi que la profesora me fulminó con la mirada. La clase transcurrió y no entendí nada. En mi familia había algo en común y es que todos, a nuestro modo, éramos inteligentes, en casi todo nos iba bien, pero en mi caso, el inglés no se me daba en lo absoluto. Mi inglés era tan vergonzoso que deseé que en toda la clase no me llamaran para leer nada y afortunadamente, así sucedió. Entonces, después de las tres horas que duraba el curso, salí al pasillo y encendí un cigarrillo, a ver si se me pasaba un poco la ansiedad. No podía creer que estuviera tan cerca de alguien de esa familia y que no hubiera hecho nada al respecto, no sé ni cómo lo logré. Exhalé y vi el humo dispersarse en el aire. Un par de chicas que estaban cerca me fulminaron con la mirada, supongo que, porque no se podía fumar en espacios cerrados, pero esas dos me importaban poco o nada y sentí mi teléfono sonar, era María Camila. Iba a contestar, pero sentía que me miraban.  No sé cómo el ser humano puede percatarse de que alguien lo está mirando así sea que estén detrás y precisamente cuando giré un poco la cabeza, vi a los cuatro engendros, mirarme mientras secreteaban quién sabe qué cosas. Rodé los ojos, completamente irritado y decidí mejor irme, antes de que aquí ocurriera una tragedia. Ese día fue tranquilo. Comí algo antes de ir a trabajar en una cafetería cercana, porque me quedaba un espacio de dos horas antes de tener que ir al trabajo. Luego cumplí mi horario y llegué sólo a dormir, aunque eso sí, no sin ser asediado por el montón de preguntas de mis hermanos, sobre si nos conocimos, si le hablé. Incluso el estúpido de Jason preguntó si lo besé. No hablamos en lo absoluto en los primeros días. No quería acercarme a él, me rehusaba y más, al escuchar los comentarios de sus amigos los travestis, que eran más comentarios de ellos, porque nunca escuché decir nada a Juan José sobre mí, o al menos no si yo estaba cerca. Entonces, no cruzamos palabra alguna, hasta una mañana, alrededor de dos semanas después del inicio de clases, cuando llegué un poco antes de que llegara la profesora y me dirigí al baño para poder fumar, fue que lo vi entrar, después de mí y acercarse a uno de los baños.  Lo observé a través del espejo y acabé rápido con el cigarrillo. Ni sé porqué fumo, no me causa nada, pero, ya es como una costumbre o no lo sé. Pensaba mil cosas en ese momento, cuando lo vi acercarse a los lavabos, abrir la llave y cuando me vio a través del espejo, de inmediato, se intimidó por completo y no entendí porqué sucedió eso. ¿Será porque yo era evidentemente más grande que él o será que no pude evitar mirarlo muy mal? Creo que fue la mirada, alguna vez Moritz me dijo que mi mirada era aterradora y que le daban ganas de ir al baño cuando lo miraba fijamente. Bufé y cuando vi que se iba a dar la vuelta para irse, me acerqué disimuladamente y lo hice tropezar con mi pierna. Lo vi caer bocabajo y de inmediato reaccioné, ni sé cuándo pude pensar en hacer algo tan ridículo como esto, ¿es que tengo doce años o qué?   Juan José’s POV Lo miré, anonadado, aún sin salir del asombro. ¿Qué demonios acababa de pasar? ¿este subnormal me tiró a propósito? ¿es posible? -Niño, discúlpame. Lo siento.-Dijo mientras se apresuró en sujetar mi antebrazo con su mano derecha y con su brazo izquierdo, lo pasó por mi cintura ayudándome a levantar. Eso se sintió… extraño y más, cuando lo vi apresurarse en limpiar mi ropa. No entendía nada de nada, si lo hizo a próposito o si no, pero que hubiese sido adrede tampoco es que no tuviese sentido. Lleva exactamente quince días mirándome mal, como si quisiera pulverizarme y eso, francamente me incomodaba muchísimo. No sé si es que notaba las miradas que me lanzaba, eran aterradoras, intimidantes y tanto, que mis amigos lo notaron, y llegamos a una conclusión, a la más obvia: tiene que ser un completo homofóbico y por ente, un imbécil, pero ahora… no lo sé, notaba como me limpiaba preocupado y yo… ni sé que sentía al contacto de sus manos en mi cuerpo, aunque bueno, no fue un contacto directo, sólo tocó mi ropa, pero se sintió tan… surreal. -¿Estás bien?-Preguntó sacándome de mis pensamientos y sólo asentí. -No te preocupes.-Dije mientras salía del baño. Miré la hora en mi teléfono, eran cerca de las 10:15am, pero no fue eso lo que miré, sino que, al caerme y tenerlo metido en el bolsillo delantero, la pantalla se alcanzó a romper considerablemente, pero funcionaba. Genial, eres tan estupendo. No sólo me tiras al piso y me miras horrible todos los días, sino que rompes mi teléfono. Infeliz. -Oye.-Me dijo y lo miré, no sé porqué caminaba a mi lado como si nos conociéramos.-¿Tu teléfono ya estaba así o…?-Lo interrumpí, chasqueé la lengua. -Lo compré hace sólo cuatro días. -Mmm.-Se detuvo en frente de mí y de un solo movimiento, me arrebató mi teléfono de las manos y lo miró fijamente. No entendía nada, estaba desconcertado. ¿El cree que hacer esto es muy normal? ¿tomar a la fuerza el teléfono ajeno de la persona que acabas de arrojar al piso?-Te lo traeré mañana reparado.-Dijo luego de mirarlo unos segundos y lo guardó en sus bolsillos traseros. No sabía si debía reír o llorar. Cuando lo vi girar para irse como si nada, de inmediato agarré su antebrazo y me miró de reojo. Me puse en frente de él y me miró confundido, como si lo que acababa de pasar fuera de lo más normal. -¿Qué carajos? -¿Ah?-Preguntó completamente desentendido y exhalé fuertemente. -Dame mi teléfono. -Pero lo rompí. -¿Y? ¿eso te da derecho a llevártelo?-Pareció pensarlo detenidamente y después de lo que pareció eterno, por fin lo sacó de sus bolsillos y me lo entregó. -¿Y entonces?-Preguntó confundido y exhalé. -¿Entonces qué?-Respondí irritado. -¿Lo usarás así o qué?-Asentí y chasqueó la lengua.-Como quieras. Lo vi alejarse, así sin más y me sentí más confundido aún. Traté de no pensar mucho en ello y sólo me enfoqué ese día en hacer mis deberes de inglés y en mis clases de modelaje, pero el día siguiente, vi que Sebastián no había asistido a clases. No pensé nada en realidad, pero luego, al salir, lo vi de pie en el pasillo, comiendo frituras mientras que veía algo en su teléfono. Mis amigos lo miraron sin disimular y cuando él nos miró, con su acostumbrada mirada penetrante, todos desviamos la mirada, pero vi que me hizo señas con la mano y mis tres amigos, me miraban completamente desconcertados. Me harán mil preguntas sobre esto y más, porque no saben lo que ocurrió ayer. -¿Sí?-Pregunté y su ceño fruncido usual, desapareció de repente. -Quería disculparme por lo de ayer.-Dijo en un tono más suave, parecía sincero. Que me hablara así era extraño. De hecho, que me hablara en sí ya era extraño, pero hoy… se veía tan precioso, tan deslumbrante que yo… debo dejar de pensar estupideces. Enfócate, Juan José. Sé realista, madura de una vez. -No pasa nada. -Si fui grosero, es porque estaba de malas ayer. Siempre estoy de malas por las mañanas. -¿Por qué?-Pregunté curioso. -Por dos razones. Primero, odio madrugar y segundo, no entiendo nada de este curso. No sé nada de inglés y siempre estoy rezando porque no me manden a leer nada. -¿No quisieras leer porque no entiendes? -No, porque sería vergonzoso. No sé conjugar verbos ni formular ninguna oración.-Dijo tan sinceramente, que no pude evitar reír y él, rodó los ojos. Parecía avergonzado. -Puedo ayudarte un poco si quieres.-Me sorprendí hasta a mí mismo por haber dicho eso. No sé en qué estaba pensando, qué me estaba sucediendo. ¿Por qué me ofrecía a esto si este hombre me intimidaba sólo con su presencia? ¿con su mirada? No sé si es que el golpe de ayer me rompió o qué y fue peor cuando lo vi asentir, y entré en pánico por dentro. -Está bien.-Se encogió de hombros.-Probablemente si no recibo ayuda, reprobaré el curso en el primer semestre y perdería el dinero. -Supongo.-Lo vi tirar el empaque de las frituras y luego lo miré a los ojos.-¿Qué hacías aquí afuera? ¿por qué no entraste a la clase? -Pensé en entrar y llegué casi a la hora puntual, pero olvidé hacer la tarea y también me dolía el estómago, así que me quedé aquí comiendo papitas y pasaron las dos horas.-No pude evitar reír, no sé si él había notado que las cosas que dice… no lo sé, a pesar de que no sé su edad, puedo intuir lógicamente que es mayor que yo, en varios años, pero parece un niño aún. Me pareció de lo más tierno, en verdad. -Eres increíble.-Dije más en un tono sarcástico, pero pareció no entenderlo y rodó los ojos, avergonzado.-Si quieres-Me miró-Puedo ayudarte un poco cuando salgamos de clases. -Bueno.-Se encogió de hombros, con una leve sonrisa y lo miré, embelesado.-Nos vemos.-Se despidió haciendo señas con la mano y lo miré hasta que se alejó por completo. No entendía qué fuerza extraña me había poseído en ese momento.
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