Los exámenes finales estaban sobre mí y mi cerebro no podía pensar en otra cosa que no sea aprobar todas las asignaturas. Amaba lo que estaba estudiando, pero en ocasiones como estas, me aburría de estudiar tanto y al punto de parecer un zombie gracias a los desvelos nocturnos. Junto a Helen nos encontrábamos en la biblioteca buscando un libro que necesitábamos leer… o más bien, yo buscaba los libros mientras mi amiga repasaba los últimos contenidos para el examen que tendríamos dentro de media hora. Mi búsqueda se vio interrumpida gracias a algo que me desconcentró bastante, o mejor dicho gracias a alguien. Y no, no es lo que piensan. El responsable no era Adam Frederick, sino su atractivo compañero de carrera, Benjamín. El mismo con el que intenté coquetear en la cafetería. Yo ha