Helen estaba más allá de enojada luego del encuentro en la biblioteca y eso no era para nada agradable. Llevaba casi media hora despotricando cosas contra Víctor y cada dos minutos se encargaba de recordarme que era un completo idiota que no valía la pena. Creo que estaba tratando de convencerse a ella misma de aquello. La observé encender un cigarrillo e inhalar profundamente mientras tenía la mirada perdida. Sentía que me estaba perdiendo de algo, pero no sabía de qué exactamente. —Lo detesto —añadió luego de un minuto en silencio. —¿Por qué? —le pregunté. —¿No me has estado escuchando? —contraatacó mi amiga con el ceño fruncido y lista para repetirme sus insultos hacia Víctor. —Lo hice, pero creo que algo no me éstas diciendo... Helen suspiró y noté como se tensaba aún más. —Es