La visita de Erick fue todo menos tranquila.
Luego de que mi amiga gritara a los cuatro vientos que estaba embarazada de él las cosas no mejoraron. Erick era por naturaleza bastante escurridizo, por lo que no me sorprendió que tomara sus cosas y se haya marchado sin decir nada a nadie.
Cristina cayó en un estado de tristeza horrible y eso me hizo sentir más culpable que nunca.
Las cosas entre ellos estaban bastante complicadas, pero tenía la esperanza de que mi hermano reaccionara y se hiciera cargo del bebé en camino. Mamá lo llamó prácticamente toda esa noche, pero él simplemente no contestó ninguna de sus llamadas.
Al otro día salí a dar un paseo con Benjamín. Originalmente habíamos planeado ir al cine, pero luego quedamos en ir a una cafetería cercana y tener una salida relajada.
