Yo tenía mucha mala suerte, en todos los sentidos y esto siempre había sido así, pero no podía creer que mi desgracia fuese tan grande para que Benjamín estuviera parado frente a mí, en la heladería en dónde estaba yo junto Fernanda, quién resultaba ser su exnovia.
—Sólo ignóralo, no creo que se acerque…
Asentí hacia Fernanda y quise enterrar mi rostro dentro de la copa de helado que tenía frente a mí.
Traté de ignorarlo, pero al ver que Víctor—su amigo y quién compartió babas con Helen el día de la fiesta— se acercaba a nuestra mesa, me quise morir.
—Hola, Geo.
Suspiré con fastidio y alcé la vista hacia él.
—Hola.
Él ignoró por completo a mi acompañante y sacó su teléfono.
—¿Me darías el número de tu amiga Helen? —extendió el aparato hacia mí y sonrió como si fuese el rey del mun
