Ordenando algunos libros de la última librería, Troy observaba a su amiga como si fuera un ser muy extraño.
—Te acabo de contar algo muy serio e importante —indicó—. ¿Por qué estás sonriendo? Si lo haces, ya no puedo seguir diciéndoles a los demás que tienes corazón —se quejó.
—Entonces simplemente no les digas —resopló—. Mejor si piensan en mí como una bastarda fría, más en paz me dejan —expresó.
—Pero como se supone que conseguirás novia si sigues en ese plan —indicó, empujando un libro en su lugar.
—No debes de preocuparte —aseguró—. El dicho de los bad boys no solo se aplica en los chicos, sino que también en las chicas —sonrió.
—No sé de qué estás hablando —negó.
—De que las chicas pueden sentirse atraídas por otra chica mala —explicó—. Así como los chicos se sienten atraídos po
