Lavando todo lo que había dejado sucio tras haber terminado su cena, Troy alzó la mirada cuando percibió una luz por el rabillo de su ojo y contempló a Rayan y Alana entrar en la cocina. Torciendo sus labios del puro disgusto que sintió de contemplar al feliz matrimonio, el lobo omega alzó una mano y corrió la cortina para no ver nada más de sus vecinos. Y su lobo en vez de quejarse por ello, lo apoyó completamente al estar totalmente enojado e indignado con el cambiaformas alfa, quien no parecía tener ni un misero segundo para él, pero sí para la mujer beta. Soltando un resoplido, Troy negó y siguió con lo suyo. —Fue estúpido siquiera intentarlo —bufó reprochándose así mismo el haber intentado hablar nuevamente con el alfa minutos atrás. ¿Rayan no quería hablar con él ni brindarle un