•7• Aunque Nosotros No Lo Sepamos

861 Words
Llevo muchísimas horas en esta sala de espera. Sus padres y su hermano están con ella, y yo estoy solo aquí sentado en este sofá que intenta ser de comodidad para los familiares de los pacientes, pero para mí esta lo muy lejos de serlo. No aguanto más esta incertidumbre, necesito saber de ella, necesito verla... Mi mente me juega una mala jugada tras otra, no puedo dejar de pensar en qué pasaría si ella no llegara a salir delante de todo esto. No quiero imaginarme un mundo donde no este ella. Podía aceptar el que no me quisiera, pero no el dejar de verla, no quiero vivir en un mundo donde esos ojos azules no estén para mirarme como ella lo hacía, no puedo imaginarme sin su voz llamándome, aunque sea para hablar de trabajo. Toda ella es mi oxigeno vital, es quien me hace querer despertar cada día. No voy a negar que estos últimos meses han sido los más miserables de mi vida sin ella, pero al menos sabía que la seguiría viendo. De alguna manera me conformaba con esperar el momento de nuestro reencuentro en un evento o un concierto, pero si se va no voy a poder seguir este camino solo, mis sueños ya no tendrían sentido sin su presencia. Es difícil no llorar, pero mucho más difícil es intentar comprender esta situación, «¿en qué momento sucedió todo esto sin que yo me diera cuenta?» Éramos felices, la mayoría de los amaneceres los vivíamos juntos, teníamos muchos sueños. Llegue a imaginar a nuestros hijos corriendo por todo el jardín de lo que sería nuestra casa, llegue a soñarla con una enorme panza quejándose de que se veía como una ballena y yo diciéndole que era la ballena más hermosa del universo haciéndola enfurecer y luego hacer las paces con un ataque de besos, todo aquello y más quería y sigo queriendo con ella. —Dylan. — me interrumpe la voz de Lorena y al verla está en la entrada de la sala de espera. Desesperado, me pongo de pie y voy hacia ella —por favor, dime como esta. — le suplico sujetando sus manos. —Han conseguido estabilizarla y realizaran el trasplante mañana temprano, su hermano será el donante. — me informa y sonrió. —¡Esas son excelentes noticias! — digo con entusiasmo. —Es una esperanza, pero los doctores no pueden asegurarnos nada aún. — explica. —Tiene que funcionar. — sentencio y en el fondo quiero creer que los milagros existen. —Eso esperamos todos Dylan, pero no sabremos si funciona hasta que su cuerpo comience a aceptar el trasplante y la enfermedad se revierta. — comenta y puedo notar que al igual que yo está demasiado triste y preocupada. —aun no me creo que mi niña este pasando por todo esto, apenas tiene 28 años. — me dice e inevitablemente sus lágrimas comienzan a hacerse presente. No puedo quedarme parado aquí sin abrazarla. —Yo tampoco lo puedo creer Lorena, pero ya verás que Tania estará bien. Tu hija es la mujer más fuerte que yo he conocido en mi vida y por eso me he enamorado de ella como un loco. — la intento alentar mientras la abrazo. La verdad es que no comprendo de donde he sacado fuerzas para poder sonar seguro de mis palabras cuando por dentro estoy tan lleno de miedos. —Dylan.— me dice separándose de mí. —¿Qué? — pregunto bajo su atenta mirada. —Sé que mi hija quería otra cosa, se perfectamente que ella no quería que tú supieras de todo esto ni que la vieras como se encuentra ahora, pero también se lo mucho que te ama y lo bien que le haces. — comenta y hace una pausa. —te suplico que entres a su cuarto y estés con ella. — me pide mientras seca sus lágrimas. —¿De verdad quieres que haga eso? — pregunto con un hilo de voz. Ella asiente —sí, quiero que vayas ahí dentro y que le digas todo lo que me has dicho a mí que sientes por ella. Sé que tú debes sentirte muy herido por todo lo que ella ha hecho para alejarte, pero créeme que te sigue amando igual o más que como aquella vez que entraron a casa tomados de la mano y nos dijo que tú eras su novio. — me dice y en medio de este dolor sonrió. —Recuerdo que casi más te desmayas. — comento y ella ríe levemente mientras seca sus lágrimas. —No es para menos, ser la suegra de un hombre tan talentoso y con una gran carrera por delante es una gran responsabilidad, cuando te vuelvas increíblemente famoso, todos me conocerán como la suegra de Dylan Ferraz. — me dice y ahora soy yo quien ríe entre lágrimas. —Iré allí y le diré que la sigo amando de la misma manera que lo he hecho siempre. Lorena, te prometo que no soltare la mano de tu hija jamás, quiero estar con ella por el resto de nuestras vidas. — le dejo saber y asiente. —Lo se Dylan, lo sé...— me dice mientras asiente —hora ve, ella necesita verte a su lado, aunque ni tu ni ella lo sepan. — me deja saber y tan solo me sonríe para que yo vaya a ver al amor de mi vida.
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