No sé exactamente cuánto llevo aquí en esta playa, tampoco sé si la gente me ha reconocido o no, aunque lo dudo, aun no soy tan famoso como otros artistas…solo sé que debo intentar reaccionar. Busco mi celular y con mis dedos aun temblando busco a Melissa entre mis contactos. —Dylan, ¿Dónde te encuentras? Tu amiga se ha quedado preocupada al igual que los ejecutivos de la disquera. — me dice sin siquiera saludarme.
—Estoy bien, mejor dicho, como puedo ¿a qué hospital se la han llevado? — pregunto con un hilo de voz.
—Es una clínica privada, te paso la dirección por mensaje ¿Qué le digo a tu amiga? — me pregunta y respiro profundo.
—Que vaya a mi departamento, el portero tiene copia de la llave para cuando van a arreglar las cosas, lo llamare para que se las de. — indico y cuelgo la llamada para mientras espero la dirección hacer los arreglos pertinentes.
[...]
Estoy entrando a la clínica donde Melissa me ha dicho que esta Tania y mi corazón parece haber dejado de latir al darme cuenta de que es una clínica especializada en oncología. Jamás imagine que estaría entrando en un sitio así para verla y es en este preciso instante donde comprendo lo inconstante que es la vida. Hace apenas unas semanas le estaba reclamando el haberme dejado, hace un par de meses estábamos juntos, y hoy estoy aquí intentando comprender la situación en la que ella se encuentra.
Al atravesar el pasillo, escucho las voces de Lorena y Antonio. Sigo hacia donde están ellos y al entrar a la pequeña sala de espera me doy cuenta de que Carlos también está aquí. —Dylan. — dice en un susurro quien hasta hace un tiempo era mi suegra.
—Hola, no sé ni que decirles, me he enterado de todo hoy, ¿Cómo esta ella? — pregunto con muchísimas dudas.
«No estoy ni siquiera seguro de querer obtener esta información.»
Los ojos azules de Lorena están rojos de tanto llorar y me miran con muchísimas dudas —Dylan, mi hija no quería involucrarte en todo esto. — intenta decirme.
—¿No quería involucrarme en todo esto? — pregunto —maldita sea, fuimos novios durante tres años. No era un completo desconocido en su vida, tenia... tengo el derecho de saber que sucede. — reclamo lleno de rabia.
Me he alterado tanto que mi excuñado intercede sujetándome de los hombros —Dylan, cálmate ¿sí? Ni mis padres ni yo estábamos de acuerdo con la decisión de mi hermana, pero solo nos ha quedado apoyarla. — me explica Carlos.
—Necesito saber cómo esta. — exijo.
—Está muy mal Dylan.— intercede su padre.
—¿Qué significa exactamente eso Antonio? — pregunto al borde del llanto.
—Ella estaba terminando con sus sesiones de quimioterapia para poder someterse a un trasplante de medula, pero su cuerpo ya no está resistiendo... se nos muere. — me explica y sus palabras son un puñal que me duele demasiado y que a cada segundo que pasa parece enterrarse más y más.
—No, ella no se puede morir. — digo en medio de mi crisis y me dejo caer al suelo de rodillas. No puedo más… No puedo creer lo imbécil que he sido... —¿Cómo es que no me he dado cuenta de todo esto antes? — Me reclamo a mí mismo.
—Dylan...— me dice Lorena y acaricia mi espalda —mi hija lo ha ocultado el tiempo que más ha podido. Ella no quería que tu estuvieras así ni que dejaras de vivir por lo que le estaba sucediendo, ¿comprendes? — intenta consolarme, pero es inútil, nada de lo que me digan me hará sentir mejor.
—Yo debía estar con ella, era yo quien tenía que estar a su lado después de cada cita con el doctor, después de cada sesión de quimioterapia, yo debía estar con ella cuando se desmayó... y yo de imbécil hace poco le pregunte si estaba embarazada de mi... No quiero pensar como se ha de haber sentido. — me quejo a la nada.
—Shhh... Dylan, ella te necesita fuerte. Tú no sabes lo mucho que ella te ama, en medio de todo su dolor ella aún se desvive por ti. —
—Y yo la amo a ella, no puedo seguir si ella no está, la necesito conmigo. — digo entre lágrimas.
—Los doctores están haciendo todo lo posible. Antonio, Carlos, y yo nos hemos hecho los estudios de compatibilidad hace un momento para poder ser donantes de medula. Lamentablemente el trasplante es la única esperanza que nos queda. — me explica y de inmediato la miro a los ojos.
—Quiero hacerme esos estudios también, si es necesario le doy lo que ella necesite de mí. — digo sin duda alguna.
—No es necesario, lo más probable es que alguno de nosotros tres seamos compatibles. Dylan, te pido por favor que no intentes acercarte a ella. Se que te mueres por estar a su lado, pero ella lo último que quería es que tú la vieras así de enferma. —
—No me pidas eso. — le ruego.
—Entiéndela Dylan, ella se siente muy mal y toda la enfermedad le ha hecho muchísimo daño a su cuerpo. Ella lo que menos quería es que tú le vieras en estas condiciones. — me repite.
—No me importa, así deba quedarme a un costado sin decirle nada, me quedare. Ella tiene que entender que es el amor de mi vida y a mí no me importa absolutamente nada más que estar con ella, ¿acaso es muy difícil de entender eso? — digo firme.
Lorena niega y me regala una tímida sonrisa. —no Dylan, no es difícil de entender. Cuenta con mi apoyo. — dice finalmente y solo puedo abrazarla.
No comprendo como ella tiene el valor de consolarme a mí, cuando su hija está luchando por su vida en una cama de hospital. No puedo dejar de admirar su valentía.