Hacia un mes que no lo veía, y cada día lejos de él ha sido una tortura, antes al menos podía verlo a la distancia y aunque él no lo supiera, yo lo besaba en mis pensamientos. Supongo que buscaba exactamente lo que he visto recién, que él sonriera y conociera a otra mujer que pudiera hacerlo feliz. Lo que no esperaba, era que me doliera tanto y que tuviera que contener estas ganas de llorar delante de todos los presentes en esta sala de juntas.
Escucho los acuerdos acerca de la grabación del disco y sé que este era su sueño, tener un contrato discográfico, pero mi cabeza está en otra parte. Se supone que Dylan debería estar prestando atención y opinando al respecto, pero sus ojos por algún motivo no se apartan de mí. La rubia que está a su lado observa todo y se queda hipnotizada mirando todo lo que ocurre a su alrededor, después de todo, no todos los días se presencia una negociación como esta, ¿no?
Mi cuerpo me juega una mala jugada y debo salir a toda prisa de la reunión cuando noto que mi nariz comienza a sangrar, inclino mi cabeza para evitar que la sangre caiga al suelo e intento llegar al baño, pero cuando estoy por abrir la puerta una mano me gana y lo hace por mí. —gracias. — digo sin poder ver quién es.
Entro y rápidamente busco un trozo de papel de mano para poder limpiarme e intentar detener el sangrado, pero no es fácil. Cada día esto se hace más recurrente y agudo... ya no puedo más con esta enfermedad, ya no tengo fuerzas para luchar; solo quiero que toda esta agonía termine de una vez por todas… Mi cabeza da vueltas y vueltas hasta que no se nada mas de mí. Todo es n***o, solitario, escucho voces a lo lejos pero no logro distinguir quien me habla.
***
[DYLAN]
Mi cuerpo está sentado en esta sala de juntas, pero mi alma, mi cabeza, y mi corazón se han ido con ella cuando salió de aquí. Estoy demasiado preocupado, no entiendo que le sucede «¿Por qué salió así de la reunión?»
—¡Tania se ha desmayado en el baño! — escucho que gritan afuera de la sala de juntas. Reconozco esa voz enseguida, es Melissa, la amiga de Tania que trabaja aquí en la disquera.
—Discúlpenme, pero debo saber que ha sucedido allí fuera. — digo con mi corazón saliéndose del pecho y sin más rodeos salgo de la sala de reuniones.
Al salir veo a Melissa en la puerta del baño hablando por el celular, por lo que estucho, parecer que está llamando a una ambulancia — ¿Qué sucedió? — Pregunto intentando entrar al baño, pero Melissa bloquea el paso con su brazo —Tu no Dylan. — me dice dejando a un lado la llamada.
—¡¿Cómo que yo no?! ¡¿Qué rayos está sucediendo Melissa?! Necesito saber cómo esta. — pregunto con desesperación y sin importarme nada sujeto fuertemente su brazo para poder pasar. Cuando finalmente consigo entrar al baño veo a una mujer sosteniendo a Tania entre sus brazos evitando que su cabeza pegue contra el suelo. —permítame. — digo y tomo su lugar. —¡Amor! ¡Mírame por favor! Despierta, ¿sí? — le pido exasperado y las lágrimas inevitablemente comienzan a salir de mis ojos.
—Dylan...— me interrumpe la voz de Melissa haciendo que la mire —los paramédicos ya están subiendo, es mejor que te vayas. — me explica y niego.
—¡¿Qué me vaya?! ¡¿Pero de que mierda me estás hablando Melissa?!— le reclamo. —yo no me moveré de aquí. — digo en medio del caos que siento por dentro.
—Déjenos entrar. — escucho que dice un hombre y de inmediato centra su atención a Tania. — ¿Saben que ha sucedido? ¿Se ha golpeado? ¿Hace cuánto que ha perdido el conocimiento? —nos pregunta y no sé muy bien que responder.
—Estábamos en una reunión y ha salido de repente. — consigo decir.
Melissa me mira de una manera extraña y luego mira al paramédico —Tania tiene leucemia linfoblastica aguda, no responde al tratamiento. — le explica y sus palabras son directamente como un impacto de bala en mi cabeza y corazón.
—¡¿Qué?!— pregunto con un hilo de voz.
—Déjenos atender a la paciente. — me dice el paramédico y me hacen mover.
Me pongo de pie y voy directamente hacia Melissa —¿Qué has dicho?— pregunto sin poder parar de llorar —¿Cómo que leucemia?— cuestiono con mi voz casi sin poder salir de mi garganta.
—Lo siento Dylan... Hace más de seis meses que le han diagnosticado la enfermedad, ella no quería que tú lo supieras. Todos creíamos que iba a responder al tratamiento, pero hace tres meses que su cuerpo ya no responde y ella decidió no hacerte sufrir.— me explica.
—¿No hacerme sufrir? ¡¿En qué mierda estaba pensando?! ¡Se está muriendo carajo! ¡¿Se muere y no me quiere hacer sufrir?! ¿En qué mente cabe eso? — digo lleno de rabia y dolor.
—Dylan, entiéndela... ella la está pasando peor que tú. — me intenta explicar, pero es tarde para que me siga hablando. Solo puedo salir de ese baño lleno de rabia e ir hacia la salida del edificio para salir de allí y echarme a correr por las calles de esta inmensa ciudad la cual en estos instantes parece ser miniatura.
Todo mi alrededor ha dejado de existir, solo puedo seguir corriendo hasta llegar a la playa que esta cerca de las oficinas de la disquera y dejarme caer sentado a orillas del mar. Mi llanto no cesa e intento comprender si realmente el amor de mi vida se está muriendo o es que esto es una pesadilla. Quisiera pensar que es lo segundo, desearía abrir mis ojos y despertar desnudo junto a ella como tantos amaneceres que hemos pasado juntos. Todo esto no puede ser verdad... Me rehusó a que sea así.