Capitulo 7

1522 Words
--¿Se puede saber qué carajos acaba de pasar allá afuera?--...--Un Héctor histérico y colérico entra a su antigua oficina viendo como su esposo ojea unos papeles de una carpeta.--...—Kim Minying.--   --Lee Minying para usted, coronel.--...--Cierra la carpeta con los nombres de los soldados y la lanza encima de la mesa.--   --Déjate de bromas, Minying y dime ¿qué es lo que te pasa?--...--El castaño intentó agarrar la mano de su esposo pero este la alejó rápidamente.--   --Usted más que nadie debería saberlo.--   Dedicándole una mirada cargada de reproche y rabia, Minying se acercó al mayor. Héctor no le apartaba la mirada en ningún momento por lo que Minying se obligó a hablar porque podrían estar de aquella forma por mucho más tiempo y lo menos que deseaba era estar tan cerca del mayor.   Aunque en realidad adoraba estar cerca de él.   --No estoy entendiendo nada.--...--Lo veía ceñudo.--   --¿Enserio no sabes lo que me pasa, Héctor?--...--El nombrado niega.--...--Entonces haz memoria y sabrás.--   --Minying, no sé que pude haber hecho que te ofendiera... Pero perdóname, cariño.--...--Intenta acariciar la mejilla de su esposo con sus nudillos, pero este apartó su rostro con un gruñido.--...--Por favor.--   Héctor nunca había visto a Minying de esta forma con el (en el tiempo de matrimonio) ¿Qué había hecho para dañar a su esposo? Sin poder evitarlo, sus ojos brillaron de tristeza. Solo quería que Minying lo abrazara como si no existiera nada más que ellos, necesitaba besarlo, sentir su piel junto a la suya y decirle lo mucho que lo ama.   El más bajo noto sus ojos aguados, apartó la mirada porque no podía seguir viendo al tan fuerte Kim Héctor tan débil frente a él. Los deseos de Minying no eran muy diferentes a los de Héctor, quería todo eso a pesar de que en su memoria permanecía aquella imagen de ese soldado resbaloso encima del cuerpo fornido de su amor, ese maldito soldado que se atrevió a meterse con su adorado esposo. No podía ceder solo por sus cursis deseos.   Por supuesto que deben hablar si, pero Minying había olvidado aquellas fotos y la carta en casa de Chimmae por lo que tendría que pedirle a su hermano que pase por ellas y luego, restregárselas en la cara a Héctor. Minying ya podía imaginarlo con el ceño fruncido negando todo, que no sabe cómo llegaron esas fotos a la entrega del puerto y bla, bla, bla. ¿Cuál sería su excusa? Las posibilidades le causaron un poco de gracia a su subcontinente, joder ¿Qué explicación podría desmentir las fotos que tenía? fotos demasiado comprometedoras; sus cuerpos desnudos, besándose, aquel imbécil encima de su esposo. Todo mal.   --Lamentablemente hoy no podremos hablar, coronel pero mañana sin falta aceptaré tener una conversación con usted. Hoy es mi primer día ejerciendo como coronel y no puedo tener trabas, supongo que el ministro Baek le informó a usted que debe obedecerme ¿verdad? Y ayudarme con los entrenamientos.--...--Tomó una distancia considerable del mayor.--...--En cinco minutos quiero que esté en el campo de entrenamiento.--...--Agarró su chaqueta y pasó al lado del mayor saliendo de la oficina.--   Kim estaba muy confundido y más porque Minying no le decía que era lo que le pasaba, que hizo mal o que fue lo que le molestó. No podía ser algo tan grave ¿No? Él solo entrenaba a los soldados y  esperar a que se terminara el tiempo como Marín de Minying, sin verlo por seis meses, anhelando estar con su esposo como siempre, no se interesó por nadie más porque a él solo le interesaba, importaba y deseaba era a Minying... Cómo la primera vez.   Su amor no disminuyó en estos seis meses ...y quizás a Minying si le disminuyó aquel amor.   Y eso era devastador para el castaño .     (...)     --Muy bien soldados, como ya saben, desde hoy empiezan a entrenar bajo mi mando.--...--El coronel Kim Minying estaba cruzado de brazos paseándose por en frente de las filas con los soldados. A más de un soldado le parecía muy hermoso, pero sabían que si intentaban dedicarle un piropo a dicho coronel... No vivirían para contarlo y no precisamente por él, sino por su esposo Kim Héctor que, se encargaría de matar a quién se atreviera a pasarse de listo con su esposo.--...--Espero y pongan de su parte para lograr el objetivo y sean aptos para proteger a su nación.--   A pesar de que Minying ya había sido parte del mando de las Fuerzas armadas anteriormente, estos soldados eran nuevos para él, al igual que él lo es para ellos, por lo cual estaban maravillados con este nuevo Coronel.   Kim Héctor no era ni un poco flexible y mucho menos era un poco considerado. Todo lo exigía con gritos o perseveraba con castigos.   Pero de una forma u otra debían aprender.   Kim Minying era más paciente y sigiloso pero había algo en su mirada seria que los mantenía quietos; era un tipo de aura oscura instalada en los bordes de sus ojos rasgados y, apenas te miraba, daban ganas de bajar la cabeza.   Eran unos esposos muy diferentes en el ámbito laboral y lo más probable es que sean igual de diferentes en su vida personal.   --Mañana empieza el verdadero entrenamiento así que por hoy pueden descansar.--...--Los soldados dieron un "sí señor" para empezar a dispersarse. Jaemin caminaba detrás de sus compañeros. El coronel Minying no desaprovecharía una oportunidad para matarlo...hace rato casi lo hace y no duda que lo quiera hacer tarde o temprano.--   Pero estaba muy a gusto con la reacción que tuvo Héctor hacia con él para defenderlo, sabe que sólo fue algo que haría por cualquier otro soldado en esa situación... Pero igual no dejaba de pensar en lo agradable que fue.   Pasó por el lado de coronel Minying sin apartarle la mirada a medida que caminaba hacia la base. El coronel gruñó con rabia amenazando con írsele encima y golpearlo hasta que la sangre de su rostro adornara sus nudillos, pero no lo hizo.   Héctor notó como Minying miraba a Lim y como Lim miraba a Minying. Prácticamente se asesinaron con la mirada entonces aquello llevó a pensar al castaño que probablemente no era que Minying quería matar a Jaemin por simple gusto. ¿De dónde se conocían? ¿Habían tenido un problema en el pasado?   Pero, Minying no tenía enemigos.   De aquí a lo que él sabía.   Héctor esperó a que todos entraran y ya habiéndolo hecho... Se acercó a Minying.   --¿Por qué el soldado Jaemin y tú se odian tanto?--...--Preguntó.--...--Hace rato casi lo matas, tú no has matado a nadie desde hace mucho.--   Minying sonrió irónico dándole la cara al mayor.   --A veces las cosas cambian, coronel.--...-Sus labios temblaban por el inminente frío que hacía.--...--Yo no mataría por placer.--   --Daría años de mi vida para saber qué es lo que te sucede.--...--Dijo sincero.--   Minying da una risa retorcida y pateó un poco la nieve del suelo, negó un par de veces sin poder procesar lo sínico que era Héctor. Hablaba como si nunca hubiera tenido nada con Lim.   Quizás si solo le hubieran chismoseado sobre aquel romance de su esposo con un soldado él no lo hubiera creído, y si lo hubiera creído, con Héctor cómo está ahora, pues creería que todo lo que decía Héctor era verdad. Pero una imagen habla más que mil palabras, y el vio el engaño por medio de fotos... Así que no le quedaba duda. Héctor solo está tratando de que ceda ...y él no lo hará, no señor, ¡por supuesto que no!   --Minying.--...--Héctor se acercó más porque Minying parecía perdido en otro mundo sonriendo mientras miraba el suelo cubierto de nieve.--   --Aléjate.--...--Exigió el menor dando dos pasos hacia atrás.--   Kim fue más rápido y acuñó el rostro de su esposo en sus manos frías, Minying tenía un pequeño rubor y no sabía si era por el frío o por causa suya... Aunque le gustaba más la idea de que fuera la segunda. Ambos se miraban fijamente, el viento frío movía sus cabellos de forma preciosa, o así lo pensaba uno del otro y aunque Héctor no se cansaría nunca de decirle a Minying lo hermoso que se veía a cada hora, a cada momento y en cualquier circunstancia... Minying no lo haría aunque pensara lo mismo.   No estaba en condiciones de hacer tal cosa, no podía pensar simplemente con el corazón y no con la cabeza.   --Héctor...   --¿Ya no me amas?--   Hubo un silencio demasiado sepulcral donde solo el viendo era lo único que retumbaba en sus oídos. Héctor sintió felicidad por aquel silencio, eso podía significar que Minying aún lo amaba como él lo hacía y qu...   --Eso no importa ahora. Si te amo o no es lo menos que debería importarte cuando nuestro matrimonio se fue al carajo por tus amoríos con un soldado.--...--Dio un manotazo en la mano ajena.--...--En todo caso he dicho que hablamos mañana, coronel.--..--Y así se fue trotando hacia la base.--   El mayor frunce el ceño procesando mejor las palabras de su esposo. Palabras que para él no tenían ningún sentido.
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