ISRAEL.
Seguí el recorrido en el barrio y como me sentía con energía seguí corriendo hasta adentrarme al barrio vecino.
Casi nunca vengo aquí, así que solo me limite a seguir la calle principal, pero cuando estaba corriendo vi a un tipo arrinconar a una chica en un callejón, lo que causó que me detuviera.
—Suélteme, no me haga daño —la chica llora y suplica lo cual me llena de ira, pues odio que obliguen a las chicas a hacer lo que no quiere
Como el imbécil no tenía intención de soltarla, tuve que hacer que la soltara yo mismo, no podía matarlo ahí mismo, pues Torres aún me sigue, él cree que no lo veo, pero está en su auto.
—Que no escuchaste, que la sueltes —Le di un golpe directamente en la nariz, se la rompí a propósito, pues si no puedo matarlo haré que sufra.
—Gracias —la chica se aferra a mi brazo y yo hago que me suelte y sujete son fuerza al hombre que trataba de escapar, doble su brazo con fuerza de tras de su espalda y me senté encima del él.
Para luego sacar mi celular y llamar a una patrulla, que este imbécil agradezca que Torres me vigila, por qué ya estaría muerto de no ser así.
Cuando la patrulla llegó, di la orden de encerrarlo hasta que yo llegara a la estación y que no recibiera visitas de nadie ni su llamada y también pedí que llevaran a la chica a su casa.
Pero la chica se aferró a mí como garrapata y tuve que aplicar toda mi fuerza para hacer que me soltara.
—¿Qué demonios te pasa?, suéltate — hice que se alejara de mí
—No quiero volver a mi casa —Me informa
—¿Y eso a mí qué?, no soy tu padre ni nada parecido —respondí
—por favor déjeme quedarme con usted —suplica la niña y esta que se cree ni mi tío entra a mi casa más allá de la cocina y cree que la voy a dejar entrar a ella es una extraña
— escucha bien niña, no soy ni un refugio, ni un orfanato, y mucho menos caridad, si no quieres ir a tu casa perfecto, da tu declaración y pídele a los oficiales que te lleven donde quieras, a mí déjame en paz —me retire molesto y que se cree la ayude, pero eso no significa que la vaya a llevar a vivir conmigo
La verdad es tan solo una niña, unos 17 años cuado mucho, algo delgada la verdad, si tiene una linda cara y un buen trasero para qué.
Pero es una niña, sus pechos no son grande, pero si tiene unos redonditos, pero aun así sigue siendo una niña, una niña con los ojos color esmeralda más bonito que he visto, pero una niña al fin.
Una niña que nunca volveré a ver, fue mala idea salir a correr fuera de la paz de mi barrio, regrese a mi casa y tome otra ducha.
Me cabía por mi habitual ropa negra para irme a trabajar, pero primero baje a mi despacho, abrí la caja fuerte, tome mi arma y mi placa y las guarde en mi cinturón.
Tome mi auto, el que uso para trabajar, por qué yo poseo tres autos, el que uso para el trabajo, el que empleo para mis cosas personales y el tercero que nadie conoce y es el que empleo para trasportar a mis víctimas, ese lo compre a través de varios presta nombres.
Para que lleguen a mí pasarán años viajando por el mundo y entrevistando a micha gente que presto sus nombres para que yo tuviera ese auto, el cual guardo en otro lugar, porque ni de chiste lo tendría aquí en mi casa.
Al llegar a la estación de policía no salude a nadie, me fui directamente a mi oficina y pedí el expediente del hombre que quiso violar a la chica en el callejón, cuando lo leí me di cuenta de que era toda una joyita que estaba bajo libertad condicional y este fue su último falta, ahora se pudrirá en prisión.
Leí la declaración de la chica, quien se llama Sophie Muller, 17 años y huérfana, vive con sus tíos y declaró que el tipo la llevo a la fuerza a ese barrio para tratar de abusar de ella.
Pero ella no vive en ese barrio, mande a que investigarán todo y enviarán el caso a juicio, ese tiempo se pudrirá en la cárcel de cualquier modo.
El día siguió relativamente tranquilo, algunos caso por maltrato doméstico, algunos robos, pero todo se resolvió en seguida, además de alguna madre viniendo a armar alboroto por qué según ellas sus hijos son inocentes si como no y yo soy un santo.
Estaba cansado de esta maldita oficina y ya quería salir de aquí, buscar una zorra y cogérmela sin piedad, pero debía esperar a terminar mi turno, pero tengo la, peor suerte del mundo, justo antes de terminar mi turno hubo una llamada por un escándalo en una casa de mucho dinero.
Maldije para mis adentros y tome mis cosas y salí de ahí con mis hombres, mataré a cualquier idiota que quiera escapar, pues acaban de dañar mis planes con una buena puta, al llegar a un prestigioso barrio bajamos y entramos al entrar un hombre estaba incondicional con u golpe en la cabeza y alguien lloraba.
Seguí el llanto mientras mis hombres comprobarán que el tipo en el suelo aún respiraba, dieron el okey y yo encontré a la persona que lloraba.
Era nada más y nada menos que la chica de esta mañana, su ropa estaba rota y tenía golpes en su cuerpo, me acerque y ella me miró con terror.
—¿Que paso aquí? —pregunte y sus lágrimas corrieron como ríos
—Él quería violarme, yo solamente me defendí —respondió en medio del llanto y ahora entiendo por qué no quería volver a su casa, pero yo me encargo de que ese infeliz se muera o dejo de llamarme Israel Santana.