6. Tu proposito

948 Words
Kagome —Ka... gome—Sango es la primera en saltar a mi cuerpo y le correspondo el efusivo abrazo. Sus lágrimas hacen que derrame las mías mientras que la sujeto—estas libre—lloriquea en mi hombro—¡no me vuelvas hacer eso!, ¿tienes una idea de lo mal que la he pasado sin ti y sabiendo que estabas en ese lugar?—me pregunta y yo no respondo—la he pasado horrible sin mi hermana, no sabes cuánto te quiero Kagome, no me hagas esto otra vez porque entonces yo misma te amarraré de por vida para que no te metas en problemas y mi corazón pueda vivir sin infartar—yo solo dejo un beso en su mejilla. —También te extrañé—Koga corre y me abraza. —Kagome—murmura como si fuese mentira—estoy de acuerdo con Sango—eso causa mi risa. —¿Mami?—miro a mi pequeño o bueno, no tan pequeño ahora Shippo. —Mi amor—él corre a mis brazos. —Sabía que ibas a volver—murmura mientras me abraza. —No sabes cuánto te extrañe Shippo—él me sonríe. —Te quiero—lo beso. —Yo también mi niño—él sonríe y yo seco una lágrima traidora—Chicos ella es Ayame, una amiga que hice en ese lugar—una tímida Ayame entra al lugar sonriendo. —Una nueva integrante a la familia—grita Sango abrazándola y haciendo que Ayame entre en confianza. Todos desayunamos evitando decir cárcel para no asustar a Shippo. Shippo me cuenta sus anécdotas y dice que extraña a sus amigos de Tokio. Suspiro pesadamente porque ya tengo planes en los cuales esta vez ellos no estarán involucrados. Paso toda la tarde con Shippo quien está más que feliz con mi presencia y yo solo quiero comerlo a besos en todo momento. Ayame está haciendo amistad con los chicos, Sango le ordena que deje a un lado la vergüenza y timidez mientras que Koga le replica que la deje en paz y se arma una discusión, algo normal en ellos. Cuando Shippo se cansa se queda dormido y yo voy hasta el lugar que me dijeron sería el despacho. Todos me siguen porque saben que ya tengo planes de los cuales les voy a consultar en este momento. Tomo asiento y ellos también mirándome temerosos de las palabras que saldrán de mis labios. —Chicos, aún no me creo que estoy en libertad—es lo primero que comento—me enamore de Inuyasha Taisho y necesito saber todo lo que ha pasado con él desde que me encerraron—ellos se miran unos con otros poniéndome nerviosa. —Kagome—Sango es la primera en hablar. —Inuyasha dio un cambio verdaderamente malo. Le conocen por el mujeriego de Tokio, se comprometió con Kikyo solo por complacer al mundo. Pero eso no quita que la engañe—Koga termina de contar y me siento mal. —Es mi culpa que este así—murmuro evitando las miradas de todos. —No lo es Kag—suspiro. —Miroku, ¿las acciones mayoritarias de la empresa siguen siendo mías?—pregunto y él asiente. —Tus acciones no se pueden vender porque las compraste legalmente todas y es algo demostrado por la justicia así que siguen a tu nombre—asiento en compresión. —Volveré a Tokio a trabajar en mis acciones, ellos no me pueden echar por más que deseen y lo menos que imaginan es que puedo volver—comento tranquilamente. —Kagome... ¿estás segura?—la voz de Ayame por primera vez se escucha en las paredes del despacho. —Estoy muy segura—comento. —¿Cuál es tu propósito esta vez?—pregunta Koga mirándome serio. —Enamorar a Inuyasha—ellos quedan en silencio. —Kag—murmura. —Quiero su perdón, casi mato al hombre que amo, ya no quiero más mentiras ni engaños, quiero volver a ser la Kagome de antes, nada de ser fría y buscar venganza—comento mirando a todos—quiero recuperar nuevamente el amor de Inuyasha—abro la laptop que descansa en el escritorio—y también encontrar al maldito de Naraku, pero esta vez no tomaré la venganza por mis propias manos, se las dejare a la justicia—ellos sueltan un ruidoso suspiro. —Te vamos a apoyar—comenta Sango sonriendo. Los días van pasando y las cosas entre nosotros van mejores, ellos me han puesto al día con todo lo que me he perdido. En este momento nos encontramos en la peluquería, mi cabello lo arreglan totalmente. Me arreglan las uñas y me envían al Spa, todo es relajación. Pronto te veré Inuyasha. Semanas después —Miroku, ¿cómo me veo?—le pregunto, él me mira sorprendido. —Te ves hermosa Kagome—comenta con una sonrisa. —Ayame—ella me mira sonriendo. —Seré la secretaría de la gran Kagome Higurashi—le sonrío en agradecimiento. —Sango—miro como Miroku se queda boquiabierto, al parecer Sango no le es indiferente. —Miroku me comentó que hoy hay una reunión con todos los socios de la empresa. Mi regreso tiene que ser algo en grande por eso aguanté hasta hoy. Debo de admitir que todos mis nervios están a flor de piel ya que después de tantos años le daré la cara a la familia Taisho. Debo de actuar como una adulta lo cual significa que debo estar un tanto frígida porque sé que sus insultos no se harán esperar. Mientras viajamos en el auto mi mente viaja a tantos recuerdos, aún recuerdo la primera vez que me encontré con Inuyasha. —Y este es mi hijo menor Inuyasha Taisho—alias mi víctima, pero es algo con lo que debo callar, por lo menos hasta el momento en que sea necesario. —Es un placer señorita figura Higurashi—mis ojos no se pueden despegar de esos dorados, sonrío de manera arrogante. —También es mío—él me sonríe, pero mi mirada baja hasta su prometida quien me fulmina con la mirada. Me río de mis propios pensamientos porque a pesar de todo creo que estuve enganchada con Inuyasha desde el momento en el que lo conocí. Mis manos viajan a mis labios que quieren los de Inuyasha. Cuando llego bajo del auto y camino como toda una diosa ganado miradas y cuchicheos de todo el mundo. Subo al ascensor y llego al piso correspondiente. No espero que nadie me anuncie y entro a la sala de reuniones. —Creo que se olvidaron de la socia mayoritaria—todas las miradas se clavan en mi persona y yo solo sonrío.
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