Kagome
Sigo alterada, creo que me voy a enfermar por estar con los nervios de punta a cada instante. Solo una noche y todo acaba para ambos.
¿En qué diablos pensaba cuando le dije eso?, debo de tener serios problemas mentales, pero ya no hay marcha atrás, ya todo habrá acabado.
Los chicos están cenando en silencio, creo que todos intuyen que algo va mal conmigo. Shippo se retira diciendo que está cansado y nos deja a todos. Debo de comentarles que ha pasado conmigo en estos días, pero estar tan alterada solo me ha dejado muy intranquila a cada instante.
No he parado de darle vueltas al asunto, todo es tan complicado para mí, además de que Kikyo está... Embarazada. Un hijo; eso es algo que los va a unir de por vida, un lazo de toda la vida, creo que me ha dejado un poco deprimida esa noticia, y más saber que Inuyasha me odia por ser una "delincuente" cuando su nueva prometida es igual. Pensándolo mejor, el pobre solo recibe mentiras, Kikyo no puede sentirse superior a mi cuando ella es una maldita que le miente tan descaradamente en la cara y él ni se inmuta en darse cuenta de cuan perra es.
—Kagome, hemos sido pacientes esperando que nos diga que te pasa, pero como vemos que no tienes intención entonces ya habla—estoy tan enfocada en mis pensamientos que no soy consciente de que no he probado un bocado del plato frente a mí. Un suspiro agotado brota fuera de mi boca, la realidad es que no quiero hablar de eso, es un tema delicado y por tanto deben de saberlo.
—Me encontré con Miki—todos dejan caer los tenedores en la mesa y la habitación queda en total silencio.
—¿Qué?—Ayame es la primera en hablar, a pesar de que no la conocí hace mucho se ha convertido en alguien muy especial para mí.
—¿Dónde?—pregunta Sango y Miroku al unísono alterados, me miran con ojos grandes y abiertos.
—Ayer en una cafetería—cierro los ojos y masajeo mi sien.
—¡¿POR QUÉ HAS ESPERADO TANTO TIEMPO PARA DECIRLO?!—el grito de Koga retumba entre las paredes, me sobresalto porque Koga jamás me grita. Hubiera esperado que me gritaran cualquiera de los chicos, pero el no.
—¡Porque no me he encontrado bien!—grito y respiro agitada—toda mi vida desde que volví es un caos, ya no sé qué quiero, no sé qué hacer... Estoy enloqueciendo—el silencio reina nuevamente—Inuyasha ha cambiado y en parte me siento culpable, él está actuando de la forma en la que yo lo hacía al principio de mi venganza, no quiero que termine igual—niego—súmale a que Miki volvió, pienso volver con él para saber el paradero del maldito de Naraku—todos niegan con horror.
—Tu a ese hijo de puta no te acercas Kagome—señala Miroku.
—Lo haré si eso significa saber de Naraku—respondo con tranquilidad.
—Ese tipo es su cómplice. ¡Estarás en peligro!—cierro los ojos y ellos solo me observan, ¿cómo lo sé?, siento sus miradas de objeción en contra de mi plan encima de mi persona. No pienso irme atrás, ya está decidido, es eso que haré y nadie me hará cambiar de parecer, tengo que encontrar a Naraku y saber el porqué de la ambición de esas tierras.
—Eso ya lo sé, pero se lo debo a mi familia—ellos me miran y saben que la palabra ya está tomada—se lo debo a ellos, se lo debo a Inuyasha... Me lo debo a mi misma, con permiso—desaparezco por las escaleras antes de que ellos puedan siquiera rechistar.
Llego a la habitación y tomo una relajante ducha. Hoy será el día en que nuestra historia de amor muera, salgo y busco una falda alta y que me queda más arriba de los muslos y es suelta, una blusa por dentro de esta, unos tacones y dejo mi pelo suelto en ondas. Suspiro mientras me maquillo y tomo las llaves del auto. ¿Debería abandonar la cita y huir lejos?, creo que no. Bajo y los chicos hablan, al verme bajar cambiada me miran en silencio y antes de que pregunten algo, salgo de la casa.
Cuando llego a mi auto subo y conduzco en dirección a donde Inuyasha me envió, al llegar el sentimiento de tristeza me embarca, la nostalgia se hace presente pero aun así bajo del auto y camino hasta la habitación que Inuyasha indicó, que resulta ser la suite. Toco y unos pasos se acercan, al abrir veo a Inuyasha solo con un bóxer esperándome, mi boca se seca mientras mi mirada recorre esos pectorales tan marcados que tiene. Suspiro antes de volver a su rostro.
—Kagome—su voz retumba en el silencio, me siento tímida a su lado.
—Inuyasha—contesto retomando la postura y caminado dentro, la palabra hermoso se queda pequeña con este lugar.
—¿Te gusta?—pregunta mientras camina a mi lado.
—Es... Todo es hermoso—digo al fin girando para encararlo.
—Te necesito—susurra dejándome sorprendida—en mi cama ahora—mi corazón se parte en miles de pedazos.
—Supongo que es el final de lo nuestro después de esto, ¿no?—él asiente y yo me trago las ganas de llorar.
—Ven—me acerca y despacio besa mis labios, es tan dulce que siento que me derrito en sus brazos, los cuales me sostienen despacio la cintura.
Correspondo ese beso tan significativo, es como estar con el antiguo Inuyasha, el romántico bobo que me enamoró. Mis manos se enredan en su cuello mientras lo aprieto más a mi cuerpo. Se siente tan jodidamente bien tenerlo de este modo.
—Yasha—un jadeo se me escapa de los labios al sentir los suyos en la piel de mi cuello, lo besa de manera suave y dulce. Es como estar flotando dentro de la felicidad que me ofrece el estar junto a él.
Sube nuevamente a mis labios e intensifica el beso, todo con más pasión más... Emoción, mis manos se sostienen de sus hombros porque siento mis piernas flojas al él estar cerca de mi cuerpo. Despacio busca el cierre de mi falda y la deja caer, luego se deshace de mi blusa dejándome en tangas, ya con la blusa que tenía la necesidad de sujetador eran mínimas.
—Me gusta—pasa su dedo desde mi mentón y va bajando provocado que mi cuerpo se estremezca de excitación, mis pezones se ponen duros y firmes—como tu cuerpo reacciona a mí—comenta, pero cierro los ojos dejándome llevar por sus caricias enloquecedoras—tu cuerpo—traza líneas por todas partes y mi respiración de convierte en una caótica—me encanta—sus labios de un momento a otro se encuentran en mis pechos, dejo caer la cabeza hacia atrás. Él mordisquea y hace con mis pezones cosas maravillosas, solo siento como mi entrepierna se humedece y los jadeos aparecen.
Sus besos siguen bajando y mi corazón late a por mil a segundo, con sus dientes baja muy sensual la tanga que llevo y se me corta la respiración, estoy errática. Pasea sus dedos desde la punta de mis pies y la sube despacio, torturándome, sigue sus caricias hasta mis muslos y se detiene cuando está cerca del lugar que quiero que toque. Se aleja y ahora son sus labios los que siento en la cara interna de mis muslos, hasta que su cálido aliento abraza mi parte, siento como la besa y todo se torna nubloso en mi mente.
—¡Oh Dios!—exclamo mientras abro los ojos de golpe, Inuyasha sigue con la cara enterrado en mis piernas mientras me proporciona placer, sujeto su cabeza y quiero enterrarla más en mi interior.
Es tan jodida esta sensación, siento que me desplomo en cualquier momento. Sus dedos entran en combate con mi interior y todo de desata en mí, exploto e Inuyasha me sujeta porque mis piernas tiemblan de emoción.
Miro a Inuyasha quien tiene una sonrisa perversa y todo en mi interior grita. Se levanta y sin dejar de mirarme me lanza a la cama de manera sutil. Lo veo y parece un cazador y yo su presa, sube encima de mi cuerpo y me toca la mejilla.
—¿Ansiosa?—asiento sin poder formular una palabra coherente.
Se ubica en mi interior, pero no entra, solo permanece tranquilo y lo miro confundida.
—¿Qué ha...?, ¡Inuyasha!—entra de golpe dejando mi pregunta a la mitad, todo convulsiona mientras que sus jadeos en mi oído me hacen estremecer.
Nuestros ojos se conectan y me olvido de todo, su mirada es diferente a la que vi esta tarde, ¿qué pasa por tú mente oji-dorado?, su mirada es tan penetrante que se filtra en mi piel provocando escalofríos.
—Ka.. go...me—sus gemidos hacen que yo también gima, trato de aguantar las lágrimas. La última vez que lo tendré tan cerca y lejos de mí.
Embestidas y embestidas, pierdo la cuenta de cuantas veces su intimidad invade la mía, pero yo solo quiero amarlo hoy y siempre. La canción de One last time se escucha y me dan más ganas de gritar, es tan verdadera que hace que mi corazón duela. Una última vez lo haré sentir bien, aunque lo ame, aunque ella pueda darle lo que yo jamás podré lo amaré porque Inuyasha es mi todo, en secreto te amaré amor.
Ambos llegamos al clímax gritando y extasiados, él se deja caer en mi pecho y ambos respiramos agitadamente, estoy agotada por lo que cierro los ojos y me permito descansar.