La limusina se desplazaba por las calles y Callum había tomado un atajo que Mary agradeció casi en un susurro a lo que solo recibió una mirada en respuesta de parte de él, por lo que la joven comenzó a pensar que el hombre podría estar mudo, pero en ese momento le preocupaba que Danilo llegara a tiempo. Cuando llegaron al imponente edificio, Danilo se bajó tan a prisa que se tropezó con la acera, pero se recompuso a una gran velocidad. Luego de que un portero los recibió, se acomodó la corbata y peinó como pudo su cabello. Mary observaba desde unos pasos más atrás y sentía esa mezcla de ansiedad y determinación que desbordaba su amigo. Pasaron por varios pasillos desolados, solo se escuchaba el sonido de sus pasos, hasta que al fin él se detuvo frente a una puerta, era la entrada de la o