Se acercó para ayudarme con la cremallera del vestido. —Pensé que no me lo ibas a pedir. —Y yo pensé que podría hacerlo sola. —Durante todo este tiempo, cuenta conmigo, Charlie. —¿Podrías primero ayudarme con el collar?—eché mi cabello a un lado para que pudiera encontrar el cierre del collar. Sentí sus dedos tocar la piel de mi cuello y me retiró el collar. —¿Son perlas? —Me las regaló mi hermano hace un par de años. —Son hermosas.—solté mi cabello y las manos de chico se posaron en mis hombros, deslizándose lentamente por mis brazos, sentí mi piel erizarse cuando pegó su cuerpo al mío desde atrás.—Hoy estabas muy hermosa, te veía y no podía creer que estábamos casados. Ambos vestidos que usaste, te quedaron divinos. —Gracias, por favor, la cremallera.—sus manos volvieron a sub