EL DOCTOR VAMPIRO —¿Cómo es que una mujer que no se ve y que, por su voz débil, se puede juzgar que fuese frágil, pero eso está muy lejos de este contexto de dolor que sus golpes me causan?—, El vampiro recitó estas palabras, tumbado en posición fetal sobándose el estómago. —Es que los golpeé con todo mi resentimiento—, su voz se asimilaba al zumbido de una abeja. —Es mentira, lo que sucede es que me dedique a entrenar sin importarme el físico; no como las otras mujeres que hacen sentadillas para las nalgas, yo ejercite mis brazos y estudié varias artes marciales; también me ayudaron unos asteroides. Todo eso lo hice motivada para vengarme de los que me rechazaron. —No puedo con esto, será mejor rendirnos—, Alberto lo dijo entre intentos de vomitar: —Este señor huele muy asqueroso, no l