DAS El monstruo levantó su espada de huesos y decidió embestir a la manada, pues se molestó al recibir una lluvia de balas. Ellos lo único que pudieron hacer fue retroceder hasta que una enorme puerta se cerró a sus espaldas, quitándoles la posibilidad de huir. —Si de pronto alguno sobrevive, lo utilizaré para mis experimentos —. El anciano holograma se sentó en un rincón a observar. El esqueleto blandió su espada contra unos guardaespaldas que vaciaban sus armas sin éxito, quienes al sentir el viento caliente que emanaba el ataque del monstruo se las arrojaron y saltaron, transformándose en lobos, corriendo por las paredes. —Jefe, ¿qué hacemos?, toda la construcción está reforzada, no la hemos podido derrumbar, las paredes y el techo son blindadas—. Estas fueron las últimas palabras d