SAFOR Sheila sintió como si se moviera en cámara lenta, utilizando todas sus fuerzas para esquivar el poderoso ataque que de seguro la dejaría para siempre en ese lugar. Sintió que las garras la cortaban en un costado, el ardor le recordaba el ácido del limón, se intentó desmayar y su carga se le cayó de encima, al parecer su adversario, sin querer, cortó las cuerdas con que le habían sujetado a su hermano. Sancho se reincorporó para rematar a su objetivo, sonriendo su susurro. —Sin lugar a dudas tienes buena suerte, si por algo soy conocido es por mi puntería, te juro que este ataque sí te enviará con tus asquerosos antepasados. — ¡Alto, anciano! —una sombra se acercó desviando el poderoso ataque de la gran bestia gris. —Deténgase, que ella es mi presa. La sombra tomó forma, se tratab