Capítulo 3. Mis honorarios comenzaron desde que tomaron mi mano al saludarme.
Me fascinan las mujeres, toda mi vida viví rodeado de ellas, tengo una melliza y dos hermanas gemelas, además de mamá y mi abuela, pero solo confío en ellas, del resto no tengo una buena opinión.
Desde que estuve en el jardín de infantes fue acosado por dos gemelas idénticas que no dejaron de molestarme, incluso pretendían confundirme haciéndose pasar la una por la otra, por suerte soy muy bueno reconociendo a las personas y siempre pude identificarlas, así que no me dejó engañar con facilidad.
Cuando fui creciendo las fui conociendo mejor, me refiero a las mujeres, y cuando estuve en la escuela me enamoré de una niña, con un hermoso y angelical, pero al final resultó que solo se acercó a mí para que la ayude a pasar las materias, me di cuenta luego de algunas salidas y haber tenido que quitarle mis apuntes en varias ocasiones, haber descubierto su juego fue mi perdición, no le gustó mucho perder mi cerebro y comenzó a decir que yo era un miserable con las mujeres, pero eso no me importó, todos los que me conocían sabían muy bien como era yo y fueron muy pocos los que terminaron creyendo sus mentiras.
Estudié en una escuela especial, a los quince años ingresé en ella, por tener un coeficiente intelectual extraordinario, pude haber ingresado antes, pero preferí seguir en la escuela normal para ayudar y proteger a mis hermanitas menores, mis padres lo aceptaron y yo fui feliz con mi decisión.
Ser el hermano mayor siempre fue un peso muy grande sobre mis hombros, pero cuando nació mi querido hermano Luciano, le cedi la posta, y la verdad fue muy interesante ver como las niñas a las que tanto protegí comenzaron a proteger al más pequeño de los Coppola, pero gracias a todas esas anécdotas hicieron de nuestra vida, la maravillosa familia que ahora somos.
En cuanto al tema de las mujeres cambie mucho, como no confío en ellas, prefiero mantenerlas en el lugar de conquistas, no tengo un prototipo de chica ideal, todas me parecen la mejor creación que puso Dios sobre la tierra. Acostumbro acudir a eventos siempre acompañado de una y eso me valido que me consideren un don Juan y un conquistador, y aunque mantengo mi vida privada alejada de los escándalos, ya que detesto las r************* y estar siempre pendiente de internet, debido a mi carrera legal, muchas veces aparezco en las noticias, y lamentablemente como en todo, siempre hay quien inventa noticias sobre mí, aunque el título de don Juan quizás últimamente pueda que me lo merezca, pero como siempre esas cosas no me afectan, soy soltero, y soy joven y no le hago daño a nadie, mi trabajo sigue siendo muy profesional y algo que nunca hago es mezclar el placer con el trabajo, de eso puedo sentirme muy orgulloso…
-- ¿Qué fue eso Leandro? – me dice Enzo mi mejor amigo y cliente.
-- No sé de qué hablas hermano – intento desviar el tema, pero no fue fácil, una hermosa mujer con un vestido bastante sugerente acaba de detener el transito frente a nosotros, aunque intento no mirarla mis ojos ya lo hicieron, pude verla de la cabeza a los pies. ¿Y la verdad? Se ve muy apetecible para ser sincero, tanto que me gustaría invitarla a salir y que forme parte de mis conocidas conquistas, pero ahora estoy camino a una reunión y como dije antes, soy muy profesional, y nunca mezclo el trabajo con el placer,
-- ¿No me digas que no te diste cuenta de lo que provocaste en esa mujer? – me pregunta ahora el hermano de Enzo,
-- Vamos chicos estamos trabajando. Mis honorarios comenzaron desde que tomaron mi mano al saludarme – bromeo con ellos, y es mi asistente quien sonríe, él sabe muy bien lo que pretendo hacer. Aunque no dejó de observar hacia donde se dirige la mencionada mujer, y algo que llama demasiado mi atención, es cuando la veo ingresar al edificio de mi propiedad.
-- Está bien tu ganas. Quien hubiera imaginado que Leandro Coppola no mezcla el trabajo con el placer, pero me imagino que ya debes tener a alguien en tu corazón – le escucho decir a Enzo y solo sonrío con sarcasmo, eso quisieran todos los que me conocen, hace solo unos día mi madre m insinuó que debía sentar cabeza y comenzar a pensar en buscar en una mujer con quien pasar mi vida, pero por suerte eso no ha pasado, y espero que no pase nunca. Estoy bien solo y así seguiré por mucho tiempo, ya que hasta el momento no ha aparecido ninguna mujer que me quite el sueño.
Estoy con Enzo y su hermano revisando su caso, Simón mi asistente me entrega todos los documentos que le pedí averiguar, comienzo a explicarle lo que tengo sobre el tema, sabemos que su caso es complicado, su compañía constructora se ha visto perjudicada con un cambio en los materiales de construcción y ahora sus clientes los están demandando por una fuerte cantidad de dinero, Enzo podría tener problemas y debemos averiguar quien estuvo involucrado en ese fraude. Trato de concentrarme, pero algo no está bien, observo los documentos, pero en lo único que pienso ahora es en el hermoso rostro con la boca abierta de aquella mujer y esas mejillas sonrosadas que logré ver a la distancia, cuando su mirada se cruzó con la mia.
-- ¡Carajo! – susurro, y sacudo la cabeza, esto nunca me había pasado y pienso por un momento que podría estar en problemas.
-- ¿Te ocurre algo Leandro?, parece que alguien te dejó un poco alterado – bromea Enzo y aunque no quiera admitirlo parece ser así.
-- Será mejor que dejemos todo en este punto, veré si consigo algo más y te llamaré para volvernos a juntar – le digo pasando mis dedos por la nuca, seguir trabajando así, será imposible.
-- Está bien hermano, no es bueno mezclar el trabajo con tú sabes – me dice,
Salgo del café y regresó caminando hasta mi bufete, dejé a Simón a mis amigos, espero que mi asistente los atienda bien, ahora necesito averiguar que vino a hacer esa mujer en mis dominios, sé muy bien que cada persona que ingresa debe anunciarse al llegar, así que camino hasta donde esta Raquel nuestra fiel recepcionista,
-- Señor Coppola Buenas tardes, en que puedo ayudarlo. Quizás se le ofrece algo especial – me dice y sé muy bien lo que trata de insinuar, pero mi personal sabe muy bien que no mezclo el trabajo con el placer, y lo que acaba de decir bien podría costarle su puesto, solo que como abogado también conozco de leyes y tendría que comprobar el causal de su despido, así que solo ignoro sus palabras, algo que he aprendido a hacer en todos estos años, y que todas las que trabajan para mí lo conocen muy bien,
-- ¿Alguien ingreso hace poco?, ¿sabes a donde se dirigió? – le preguntó y la veo fruncir el ceño, no estoy seguro si está tratando de recordar quien pudo ingresar hace poco o si trata de evitar contestar mi pregunta, pues lo único que debe hacer es revisar su registro y responder.
-- Lo siento señor Coppola, estuve mal del estómago y dejé la recepción por algunos minutos – me dice y eso sí que fue una sorpresa para mí, el estudio de abogados Coppola es el más importante de la ciudad y no tener a nadie en la recepción por algunos minutos es realmente preocupante.
-- Lo siento señor, no volverá a pasar – me dice, pero es algo que pasó. La recepción es la imagen de mi empresa y Raquel forma parte de ella, muevo la cabeza negando levanto el teléfono y me comunico con recursos humanos,
-- Necesito una persona más en la recepción para mañana – miró a Raquel y sigo mi camino, deberé imaginar que perdí una hermosa cliente gracias a mi recepcionista, una lástima la verdad, toque nuevamente mi cabeza, todavía tengo que visitar a uno de mis clientes más difíciles, así que subí a descansar, esta noche será muy larga…
Andrea
Cuando ingrese al enorme edificio quede completamente impresionada, pero lo que más me llamó la atención fue que no había nadie quien me pueda recibir y me diga a donde debía dirigirme, miré mi reloj y no tenía mucho tiempo para pensar, el rector fue claro al decir que era una entrevista de presentación, así que supuse que debía ser en el departamento de personal, en ese momento una señorita salía de uno de los ascensores y le pregunte por él.
--Disculpe señorita, podría decirme como llegó al departamento de personal, tengo una entrevista y no hay nadie en la recepción – le digo, miro mi reloj y todavía estoy a tiempo, la veo sonreír conmovida, al parecer sabe a que vengo,
-- No te preocupes, yo también pase por lo mismo hace un año. Vienes por las practicas pre profesionales? – me pregunta y mi rostro se ilumina al escuchar que alguien me puede ayudar,
-- ¡Si!, ¿me puedes ayudar por favor? – le pido y ella me toma el brazo para subir conmigo,
-- Vamos, soy Jimena. Te llevare ahí – me dijo y juntas subimos en el ascensor --
Así fue como llegue de prisa y a las carreras a mi primera cita en el Estudio de Abogados Coppola.