Capítulo 2. Deben prepararse señoritas las entrevistas de presentación serán el día de mañana.
Todas mis compañeras salen los fines de semana para visitar a sus familias, y yo soy la única que se queda en el campus, bueno yo y las más bravas de la facultad, aquellas que se deben quedar para estudiar, que muchas veces son las peores, ellas me han contado mucho sobre la vida exterior, así que mi primer deseo al salir de mi prisión será beber y emborracharme hasta perder la conciencia. Aunque también quiero perder otra cosa, nunca les he dicho que todavía soy virgen, aunque supongo que todas se lo imaginan, ya que siento que tengo un letrero sobre mi cabeza que se los recuerda cada vez camino, lo bueno que es que le caigo muy bien a todas aunque a veces me siento un bicho raro, sobre todo cuando las escucho hablar de sus relaciones en pareja y su intimidad y eso también es algo que definitivamente quiero perder, tengo 21 años y todavía soy virgen, si voy a demostrar que soy la mejor en todo, también debo despojarme de este cartel de niña pura, eso es un hecho, lo tengo decidido, solo espero encontrar al chico perfecto para hacerlo, y según las chicas el hombre perfecto es el que no recuerdas después de una gran noche de pasión, así que me aseguraré de que así sea.
-- Debes besar muchos sapos antes de encontrar a tu príncipe azul Andrea – me han dicho cada vez que nos juntamos y eso pienso hacer,
-- Eso haré chicas, no lo duden – les he dicho en cada ocasión, así que voy a besar a todos los sapos que pueda.
Algo que no comprendo es por qué mi hermana en todos estos años no ha venido ni un día a visitarme, ni una llamada, ni un regalo en mi cumpleaños, y menos en navidad. He pasado las fiestas en mi habitación y es el personal de limpieza quien siempre me invita a compartir con ellos cada fiesta especial, siempre imaginó que debe estar muy ocupada, tiene que procurar que yo siga estudiando y viviendo en este lugar tan exclusivo y que mi abuelo se mantenga con vida en la clínica privada donde está. Aunque según recuerdo mi familia tenía mucho dinero, y aunque yo solo tenía 16 cuando ocurrió el accidente, llegue a entender que por el dinero nunca debíamos preocuparnos, se supone que los socios de nuestro abuelo deberían encargarse de todo, pero esas cosas uno nunca las sabe, además, estando acá no puedo enterarme de nada. Por eso decidí estudiar esta carrera, porque era la misma que estudio mamá, a ella le encantaba ayudar a los desvalidos y eso es algo que me gustaría hacer a mí también, quiero poner un estudio de abogados en algún momento.
Mi sueño es abrir un bufete de abogados con Emilia, mi mejor amiga, juntas somos como el dúo dinamita, queremos ayudar a las personas más necesitadas. Gracias a ella nunca sentí la falta del amor fraternal, porque con ella eso está totalmente cubierto, Emi ha sido como una hermana para mí, aunque estoy segura de que me habría venido bien una llamada de aliento de parte de Romina. Emilia también espera realizar sus prácticas pre profesionales en un gran estudio de abogados, solo debemos esperar las noticias para luego celebrar porque nuestro sueño se haga realidad…
-- Andrea apresúrate, ¿por Dios dónde estabas? – la escucho a Emilia llamarme angustiada, la veo llegar corriendo, no quiero que sepa, pero estuve con las más chicas fieras de la facultad, las chicas me estaban contando como se ligaron a un empresario millonario en una fiesta de inauguración, y por supuesto yo estaba tomando nota a todos los trucos de seducción para usarlos cuando por fin logre salir de acá,
-- ¿Qué pasa Emi? ¿Por qué estás toda transpirada? – le pregunto, en realidad me preocupa verla así, todavía hace mucho frio para que transpire de esa manera.
-- Nos llaman de la oficina del rector, apresúrate deben ser las noticias que esperamos. Te imaginas Andrea, quizás podremos trabajar juntas – me dice y siento una emoción enorme subir por mi pecho, esto era lo que estamos esperando desde hace mucho, sé que pueden invitar a uno o dos pasantes en cada estudio jurídico y podríamos estar juntas, eso sería realmente genial.
-- ¡Vamos que esperas! – exclamo entusiasmada, demasiado diría yo, pero estoy feliz.
Ahora soy yo quien llevo la ventaja, camino tan rápido qué la que llegará transpirando a la oficina del rector esta vez no será Emi, seré yo, pero no me importa.
-- Adelante – escuchamos una vez que llagamos a la puerta, las dos nos sentamos frente al señor Pérez, el rector de la facultad. Lo escuchó y veo cuando estira su brazo para entregarnos un sobre a cada uno, “las cartas de invitación”, ¡no puedo creerlo!, las dos estamos aceptadas para realizar las ansiadas practicas pre profesionales. Pero algo me no estaba bien, los membretes de los sobre no eran iguales, eso me regreso a la realidad, miro a Emi al saber que no trabajaremos en el mismo lugar, ambos estudios eran importantes las dos hemos escuchado de ellos, estoy feliz, aunque me hubiese gustado trabajar junto a ella.
-- Deben prepararse señoritas las entrevistas de presentación serán el día de mañana – nos dice el rector y eso no nos deja mucho tiempo para prepararnos. Las dos salimos felices, aunque un poco desilusionadas por saber que no trabajaremos juntas.
Al día siguiente
Eran las 4:25 de la tarde, mi entrevista todavía era en 35 minutos, pero siempre he sido maniática con los horarios, detesto la impuntualidad, o que alguien llegue tarde cuando a una reunión conmigo,
Estaba frente al imponente edificio del famoso Estudio de Abogados Coppola, lista para ir al departamento psicológico donde tendría mi entrevista de presentación, estoy algo nerviosa, es la primera vez que tengo una entrevista de trabajo, intento caminar apurada para cruzar la enorme calle pero con estas sandalias muy rápido no puedo ir, de pronto veo a un grupo de hombres cada uno más llamativo y hermoso que el otro, y yo salida de una universidad femenina donde los hombres que acostumbro a ver son el rector, muchos profesores mayores o casados, y uno que otro trabajador de seguridad o mantenimiento, así que me quede con la boca abierta al mirarlos, incluso me detuve a mitad de la calle para hacerlo, el más alto de ellos fue el que más me llamó la atención, un hombre de unos 27 o 28 años, vestía traje a la moda y parecía medir dos metros de estatura, no lo sé, desde donde estaba se veía increíblemente alto. ¿será que yo no soy tan alta y por eso lo vi enorme?, con unos ojos celestes como el cielo despejado, pero con un brillo tan extraño en ellos.
No entiendo por qué pero sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo cuando sus ojos se cruzaron con los míos, fue una sensación extraña en el centro de mi ombligo, no sé cómo explicar, pero consiguió que me estremeciera e incluso se me erizo la piel, ¿será quizás porque era el primer chico hermoso que veía en persona después de estar encerrada por tanto tiempo en la facultad?, el color de piel estaba tan bronceada con un tono dorado que aumenta su belleza mucho más, el tipo realmente parecía salido de una portada de revista, esas donde muestran al hombre del año o algo así...
Cuando me doy cuenta de donde estoy comienzo a escuchar las bocinas de los autos, sé que tengo la boca abierta por la impresión de verlo, y sé también que debo estar completamente sonrojada por la vergüenza pues al cruzar nuevamente la mirada con él, lo veo mirarme de arriba abajo, y hablar con el tipo que está a su lado como si estuviese acostumbrado a mi tipo de reacción, y eso para ser sinceros me enfureció, ya que ese tipo de hombres solo me parecen petulantes y engreídos, además que ahora era yo quien estaba haciendo el ridículo. Parada en medio de la calle con los autos tocando su bocina y yo sin saber que hacer…
Miré mi reloj confundida y luego a mi alrededor,
-- ¡Auch! – hice una mueca sacándome de esa burbuja de admiración en la que me estaba sumergiendo y corrí hacia el edificio donde tenía mi entrevista, debía salir de ahí y llegar a mi cita antes de perder la oportunidad de mi vida.
Leandro
Mi nombre es Leandro Coppola, tengo 26 años y soy el uno de los abogados más prestigiosos de la ciudad, funde mi propio estudio de abogados cuando solo tenía 23 años, detesto a los abogados corruptos y me he pasado parte de mi vida luchando contra ellos. En solo tres años he llevado a mi estudio a convertirse en el bufete más influyente e importante del país.
Mis padres adoran mis éxitos y están orgullosos de mi trabajo, tengo una familia numerosa, pero hace un par de años que han comenzado a insinuar en que debo sentar cabeza y buscar una buena mujer con quien deba casarme y formar una familia, en pocas palabras quieren un bebé con quien pasar el rato y no seré yo quien se los proporcione, ya les he dicho que para eso tienen a mi hermana melliza, Larita puede darles todos los nietos que quieran para que así estén muy ocupados.