Capítulo 6. Pensaste que podías aprovecharte de mí, que idiota debí parecerte.
Observo el lugar y noto a una mujer de espaldas a mí, su cuerpo luce de maravilla, sus curvas están muy bien distribuidas, no puedo verla bien por la poca luz, pero sus movimientos me dicen mucho de ella, si mis padres me vieran en este momento vendrían a interrogar a cada mujer con la que me encuentro en este lugar, por eso que acepte a Francisco como mi cliente, precisamente porque sé lo profesional que es y lo bien que maneja y cuida la privacidad de su bar.
Además, en estos momentos mi intención es solo pasarla bien, como siempre lo hago cada vez que vengo, desestresarme y quitarme un poco de carga laboral que tengo sobre mis hombros, y para eso no hay necesidad de verle la cara, solo quiero bailar y quien sabe, quizás salga algo más.
Camino hacia ella, al acercarme a la pista de baile donde está la dama contorneando su cuerpo, de esa manera tan experta y seductora, decido acercarme por detrás, lo he hecho antes y siempre obtengo lo que quiero, la tomo por la cintura y puedo notar que es bastante estrecha, tal y como me gustan.
Al rodearla la acerco a mí y siento un fuerte olor a alcohol, se que muchas mujeres acostumbran a beber mucho alcohol, pero para oler como esta mujer huele debe haberse bebido medio bar, pero aun así me siento atraído por ella, algo extraño porque en otra ocasión me hubiera alejado sin esperar que ella voltee a mirarme, sin embargo, ahora quiero decirle que ya bebió demasiado, me acerco un poco más y me gusta su olor, aun cuando esta mezclado con todo ese maldito alcohol.
Siento como de la nada comienza a contornear más ferozmente sus caderas sobre mi cuerpo, y empieza a refregar su trasero contra mis partes, consiguiendo que me excite tan rápido, si no estuviera en ese lugar y en esta pista de baile la habría hecho mía en este mismo instante y este pensamiento me preocupa, soy un hombre de leyes y en este momento me gustaría quebrar algunas con esta mujer.
Decidí darle la vuelta para ver su rostro mejor, definitivamente ese cuerpo debía tener un rostro espectacular y aunque no lo tuviera para eso existen las almohadas, pero cuando lo hice me quede sorprendido al darme cuenta de quien era ella, ¿cómo no me di cuenta antes?, ese vestido no podía pasar desapercibido ante mis ojos, que suerte la mia pensé, era la misma chica que vi esta tarde en plena calle, la misma que vi ingresar a mi bufete y que luego perdí de vista.
Pensé que el destino me estaba dando una segunda oportunidad y ¿qué oportunidad?, ella se acerca a mi cuello, siento como sus labios rozan mi piel o quizás fue su lengua la que paso por mi cuello pero esa sensación se sintió muy bien, esa chica sabe lo que hace, me deja sin aliento con cada movimiento, incluso logra sacarme un gemido de placer, la pego más a mi cuerpo, para que no quede espacio entre los dos, podría terminar preso si continúa tocándome como lo hace, así que la tomo por la cintura y le pregunto rápidamente la clave y seña, solo espero que ella esté dispuesta tanto o más que yo.
-- Per Tutti – susurro y la veo observarme, pero no estoy seguro si escucho lo que dije, así que vuelvo a repetirlo,
-- Per Tutti – y esta vez estoy seguro de que me escuchó, sigue mirándome y no estoy seguro si ella sabe quién soy, he tratado no salir en las redes, pero me ha sido imposible, sin embargo, la veo pestañar y sonreír feliz, al parecer no tiene idea de quién soy y eso es mejor, luego asiente y me responde lo mismo, eso solo significa que acepta continuar la diversión conmigo donde queramos, y eso es lo que vamos a hacer. Tomó su mano para salir de acá e irnos a un lugar más privado, la llevo hasta donde está mi auto estacionado y arranco para salir con rumbo al hotel más cercano, esta oportunidad no la iba a desperdiciar por nada del mundo.
Dentro del auto ella empieza a tocarme, estoy concentrado en conducir, pero esta mujer sabe muy bien como volver loco a cualquiera y yo estoy apunto de perder el control, ella intenta que no lleguemos al hotel y la haga mia en este momento, pero pensando en todo lo que me gustaría hacerle, este auto no es el lugar ideal para eso, así que cobrando fuerzas y consiguiendo un poco de concentración sigo conduciendo, mientras dejo que ella siga manoseándome y desabrochando los botones de mi camisa, mientras no toque más abajo, estoy seguro que podré aguantar.
Llegamos al hotel más cercano del bar, lo conozco porque también está cerca de mi oficina, tengo una suite reservada siempre que utilizo para quedarme cuando quiero pasarlo bien o simplemente cuando tengo algunas copas de más. Al llegar al estacionamiento privado en el sótano, detengo mi auto y trato de salir, pero la tengo sobre mí, parece haberse dado cuanto de la situación y poco a poco se aleja, muy lenta y sensual, y puedo ver como muerde sus labios al hacerlo, podría jalarla y comérmela acá, pero debo esperar, hasta este momento todo lo que me ha mostrado esta mujer es lo mejor que he probado, no me imagino lo que me hará cuando estemos en la habitación.
Bajo para abrirle la puerta, no veo los minutos de estar a solas con ella, incluso no me molesta que todavía huela a alcohol, algo demasiado extraño en mí, pero es lo que pasa y no tengo tiempo para razonar, de pronto se lanza sobre mí y me hace sentir cosas extrañas, pero deliciosas.
Me abraza del cuello y empieza a profanar mi boca sin que sea yo quien la bese primero, ha esto me refiero cuando digo que sabe muy bien como volverme loco, es la primera vez que una mujer toma la iniciativa tan rápido, normalmente tienden a hacerse las inocentes y esperan a que yo haga el primer movimiento, pero esta mujer parece ser muy experta y esto me gusta más, y el misterio de no saber quién soy lo hace mucho más excitante. Ni siquiera sabe quién soy, parece no haberme reconocido, normalmente cuando saben que soy Leandro Coppola el abogado se lanzan sobre mí, pero ella ni siquiera mi nombre ha querido saber. Parece que igual que yo, estaba en el bar buscando diversión, es como si hubiese encontrado a la mujer perfecta, solo sexo y diversión, sin ataduras, el problema es que ella despierta en mi sensaciones que antes no había sentido con ninguna mujer, porque un buen sexo siempre he tenido, pero estos previos estaban logrando volverme loco…
Con las piernas de ella enroscadas en mi cintura y sin dejar de besarme, subimos por el ascensor privado, vamos directamente al último piso donde se encuentra mi suite, la llevo y la dejo en la cama mientras me desnudo, pero ella me detiene, comienza a bailar desnudándose tan sensualmente que no sé cómo puedo aguantar tanto, me quita la camisa recorriendo con sus dedos mi pecho ahora descubierto y la necesidad de poseerla aumenta tanto, sobre todo en mi hombría la cual está tan dura a punto de explotar, baja sus pequeñas manos hasta mi pantalón para quitármelo lentamente, esta mujercita se está volviendo muy mala, parece enviada por mis enemigos para medir mi grado de tolerancia y la verdad no voy a aguantar más, si pensaba ser gentil con ella por todo lo que me hace sentir, no voy a poder lograrlo... una vez desnudo empiezo a quitarle las sandalias y beso todo a mi paso, le quito sus bragas de color rosa, llegando al centro de su pasión, puedo oírla gemir y ese sonido se convierte en placer para mis oídos,
Subo besándola por el ombligo, no tiene nada más, está totalmente desnuda y expuesta para mí. Tomo sus manos con una mía mientras la otra recorre todo su cuerpo, le beso los labios de la forma que se, que las vuelve locas, comenzando mi juego s****l, el mismo que las hace rogar para que no me detenga, ese que las hace gritar que las haga mia de una vez, y cuando estoy a punto de ingresar en ella la escucho susurrar que sea dulce con ella.
La pasión paso de mil a cero en milésimas de segundo, me sentí en una película de terror, no sabía que carajos estaba pasando, ¿esa mujer era virgen? Comencé a preguntarme sin poderlo creer.
--¿Qué carajo?, ¿intentas hacerme creer que eres virgen? – le pregunté, estaba tan molestó. No es la primera vez que intentan jugarme está basura de trampa. Ya antes estuve en esta situación y no volveré a pasar por lo mismo. Tomé mi ropa mientras gritaba todo lo que venía a mi mente,
-- Yo – ella intento decir algo más pero no la deje, estaba furioso y desenfrenado,
-- Dime!, ¿Quién carajo te envío a seducirme? – le pregunto ahora entiendo todo, su aparición esta tarde fue un juego mental, ¿Quién carajos es esa mujer? y ¿Quién carajos me odio tanto para enviarla a joderme el puto día?
-- Pensaste que podías aprovecharte de mí, que idiota debí parecerte. ¡carajo! – le grité y salí de mi habitación tirando la puerta detrás de mí.
¿Pretende que crea que una mujer que hacía todo lo que ella hizo esa noche sea virgen?, eso nunca, pero no iba a ser tan estúpido para comprobarlo, lo único que faltaba era que me dijera que era menor de edad y que pronto llegarían las cámaras de televisión. No soy un abogado mediocre ni uno que compró su título en una subasta, gaste muchas noches durante muchos años de estudio para llegar a donde estoy y por mujeres como ella es que he preferido seguir soltero.
-- ¡Mierda! –
Entro al ascensor todavía abrochándome los botones de mi camisa, no voy a dejar que las cosas se queden así. Voy a averiguar quién carajo envió a esa mujer para burlarse de mí y conocerá lo que significa haberse metido con Leandro Coppola.