Sentado en un bar cargando un estado de ebriedad como ninguna, se encontraba Rayan Clrethf. Maldijo tantas veces al destino con palabras jamás escritas o estudiadas.
¿A quién debería culpar, al destino, a él mismo o la mujer que lo llevo a esa casa? No, sin importar que tan mal se sintiera, él no podría culpar a la mujer que le enseño lo que era el amor de una madre. Todo esto era su culpa, ¿Cómo pudiste codiciar a tu propio hermano?
“No es tu hermano, no tienen sangre” seguía diciendo la voz fastidiosa en su cabeza. Juno no era su hermano, pero él lo quería como tal y lo deseaba más allá de una hermandad. Pero en el pasado no fue así.
Hubo un tiempo cuando Juno era un bebé que el sentimiento de hermandad estaba presente, cuando Juno era un niño, pensó “Qué tierno” cuando Juno era un adolescente Dijo “Hermoso” pero no era nada igual comparado a la hermandad que poseía por Noa y Marlon. Con Juno se le aceleraba el corazón y no era por simple ternura.
Cuando Juno supo lo que eran las feromonas de un alfas, fue gracias a él. Ese día Rayan estaba pasando por su RUT y Juno que era un Joven e inmaduro Omega captó el olor. Posiblemente, era su hermano y no debía preocuparse, su hermano no lo lastimaria, pero Rayan no tenía la fuerza de voluntad para alejarse de él, al menos no mediante su RUT y entonces Juno vio una faceta de su hermano jamás vista.
Desde ese día las cosas cambiaron entre ellos, sus miradas eran más codiciosas, el anhelo y la compatibilidad les jugó una mala broma. Rayan sabía lo que tenía que hacer: tomar supresores. Juno era muy joven y no entendía sobre esos temas, pero, las pocas veces dónde ambos olvidaban mantener una distancia segura. Su feromona y su alfa interior provocaban el deseo de tocarlo: sus bellas mejillas ruborizadas y como se aferraba seguir tocando sus manos.
Tuvo que tener fuerza de voluntad para separar al Omega que se aferraba a él. Ese día Rayan entendió que si no hubiera reaccionado a tiempo hubiera cometido el error de joder a su propio hermano.
“No es tu hermano” seguía la voz en su cabeza. No importa si es o no su hermano, su actitud no era aceptable. Nunca pudo dejar de sentir que había hecho madurar a la fuerza el deseo en Juno. Se sentía culpable, “No es amor, es compatibilidad”
,Juno estaba confundiendo el deseo obligatorio con amor. Y estúpidamente él también lo estaba haciendo. Entonces, decidió tomar la responsabilidad de sus actos.
La conversación que tuvieron fue todo menos buena, durante una semana se alejó, no le hablo, no lo miro, aun cuando sentía estar desmoronándose. Dos días después, Juno tuvo un accidente, sin importar las palabras del doctor Rayan, sabía que no fue un accidente.
Intento hablar con él, pero esos bellos ojos que solían mirarlo con dulzura se habían vuelto opacos y sin brillos. Todo era su culpa y entonces… Decidió cuidarlo, aun cuando Juno no demostró ningún avance de mejora.
Cada vez que Rayan decidió alejarse, Juno entraba en depresión e intentaba matarse. Él estaba aterrado, no sabía cómo resolver el asunto, como hacer que Juno mejorará. Decidió estar junto a él.
Pero, esto solo lo hizo más difícil, tan cerca y tan lejos, Rayan sabía cómo disimular "estar bien" incluso cuando se sentía constantemente muerto, pero Juno, no era igual, el médico de la familia decidió que lo mejor era tratarlo con medicamentos, su salud mental estaba empeorando y cada vez los intentos de suicidios eran más frecuentes.
La única razón por la cual Juno no se había hundido era por Rayan, mientras intentaba salvarlo, el mismo Rayan se hundió cada vez más, hasta quedar sin fuerzas. Y entonces un día no aguanto.
Tiro todo lo que su corazón había guardado, Juno no podía entender como él se sentía, era como estar hambriento y ver un delicioso pastel delante tuyo y no poder tocarlo. Ese amor, ese deseo y todo lo que representaba lo estaba volviendo loco, los estaba volviendo locos.
Juno no dijo nada, no lloro, no dijo una sola palabra, pero Rayan se sintió terrible, incluso cuando intento disculparse, el Omega no quiso hablar con él. Rayan durmió toda la noche sentado frente a la puerta de Juno.
Por la mañana siguiente, el Omega bajo a desayunar, su olor, su aroma… Tal vez nadie lo noto, pero era diferente, un olor diferente, rayan no quiso tocar el tema, pensó que tal vez se debía a su próxima eclipsion. Pero la incertidumbre siguió presente. Era el mismo rostro, los mismos ojos, pero no eran iguales, era diferente: Fríos y representaban extrañeza a todo lo que divisaba como un bebé al nacer.
Se preocupó, quiso hablar con él, pero a diferencia de antes, el Omega, yo no lo miraba fijamente, no sabía qué hacer, supuso que tal vez Juno se resignó, y aun cuando su alma lloraba, Rayan decidió que debía aceptar está pequeña oportunidad de sanar. Pero, no pudo, no podía soportar que ese Omega ya no lo viera con amor y en cambio, lo mirara con odio y convicción. Se dio cuenta de sus sentimientos egoísta. Ahora el Omega estaba bien sin él, pero Rayan quería ser notado.
No puedes joderle la vida a alguien y luego solo irte. Esta vez, era el quien no sabía qué demonios quería. Se alegraba de que Juno estuviera mejor, y al mismo tiempo lo odiaba. Debido a esto, su actitud también se volvió más posesiva.
Había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo había visto llorar. Joder, qué carajos estaba haciendo, estaba cometiendo el mismo error dos veces, esta vez, fue el quien lloro, por qué sabía que no había una segunda oportunidad para ellos, esas oportunidades ellos mismos las habían acabado. Había pasado tiempo desde que se fue de la mansión, había escuchado los rumores sobre su familia, quería ayudarlos, pero no podía, si regresaba las cosas no mejorarían. La única persona que vio durante todo ese tiempo fue a su amigo.
No tenía a nadie más con quien hablar, a pesar de llevarse bien con Marlon, no podía sincerarse con él, y entonces, la única persona que lo escucharía sin juzgarlo sería Aixhad. Cuando la puerta de su habitación se abrió, imagino una segunda conversación donde Aixhad intentara convencerlo de dejar el alcohol e intentar retomar su vida.
—¿Si vamos a tener esta conversación, espero que hayas comprado una buena botella de alcohol?—Cuando el silencio se prolongó, se dio cuenta de que no era Aixhad, posiblemente él hubiera hecho un muy mal chiste.
Sus ojos se abrieron de par en par, cuando la figura de Juno se reflejó ante él. Juno alzó una bolsa en sus manos y dijo.
—¡Traigo un cambio de ropa, comida y por supuesto esto!—Juno saco de la bolsa una botella de alcohol escogida por Aixhad.
Tomo lugar al lado de la figura cansada y opaca de Rayan. Ni siquiera podía reconocer a su hermano. Cuando Aixhad le contó sobre todo esto, pensó que solo era una mala broma, pero viendo la seriedad con la cual Aixhad se lo dijo, no tuvo más que creer en él.
—¡Esto está jodido!—espetó después de tomar un trago de la botella.
Rayan no dijo nada, tomo la botella y bebió. —¿Aixhad te dijo dónde encontrarme?—Le preguntó después de unos minutos dónde ninguno de los dos dijo nada.
—¡Sí! Pero yo insistí en venir.—Juno no sabía qué demonios estaba haciendo, pero, por alguna razón, sintió el deseo de ayudar o por lo menos estar junto a él.
La persona que este hombre amó ya no existe y aun si él intentara amar a Rayan no podía, por qué el sentimiento simplemente no estaba. Pero quería hacer algo por él. Recostó su cabeza en el hombro de Rayan y bebió de nuevo, un trago por todas esas veces en la cual lloro por un amor doloroso y ahogado.
Puede que esté alma no pertenezca a este cuerpo, pero había algo que Juno no podía negar y era que este cuerpo y la memoria al igual que el alma de Juno no le pertenecía a nadie más que Rayan, por eso bebió, por qué lo único que podía hacer por ellos, era regalarles unos minutos más, unas últimas palabras.
—¡Sanar no es fácil!—Dijo con un nudo en su garganta. —¡Creo que yo te debo una disculpa!—Le volvió a decir, esta vez derramando lágrimas. No sabía el porqué, pero en esta relación fallida seguía sintiendo que el verdadero inocente fue Rayan. —¡Perdóname por no estar presente, es mi culpa, si en alguna otra realidad nos volvemos a encontrar, por favor esta vez hagamos las cosas bien!
Juno soltó las manos de Rayan y se levantó después de darle un beso en la mejilla húmeda por las lágrimas de Rayan. Esas palabras que le dedicó no provenían de él, solo sintió el deseo de decirlas.
Otro amor, allá fuera, debía haber otro amor que esta vez sí hiciera feliz a Rayan, un amor que no fuera tóxico y destructivo, desde su alma Juno deseaba ver algún día una bella sonrisa en Rayan.
Cuando salió de la habitación sentía que estaba por ahogarse, bajo las escaleras, en vez de tomar el ascensor, cuando salió del edificio se quedó hay parado mientras la llovizna de la tarde mojaba su ropa.
En su anterior vida, no había presentido el amor, pero en esta vida, presencio lo que era el desamor y era un dolor que no podía soportar.
Es como ver una película o leer una novela romántica y sentir el mismo dolor que experimenta el personaje mientras la música triste invade tu corazón. No lloraba por querer, le dolía por qué sabía que el verdadero, Juno, no regresará y él hubiera escogido darles una segunda oportunidad. Se imaginó una bella escena donde Juno y Rayan sonreían felizmente casados.
—¡Si vas a llorar que no sea en público!—Expreso la voz de Aixhad mientras cubrió su rostro con su cuerpo, enrollándolo en sus brazos.
Era cálido y olía bien, por primera vez sintió esa sensación que incluso un Omega necesita de un alfa: seguridad y protección. —¿Pensé que te habías ido?
El alfa sonrió casi demostrando que ni el mismo sabía la razón de estar ahí, El nudo en su garganta estallo casi gimió enterrando el rostro en el pecho del alfa para amortiguar el sonido de sus lágrimas y quejidos.
CONTINUARÁ...