LAS TRAGEDIAS NUNCA VIENEN SOLAS

2092 Words
NARRA JIA —Me encanta todo lo que haces aquí, Jia. No sé si lo sabes, pero mi hija Aitana decidió mudarse a Bella Vista. Me gustaría poder acompañarla, pero no puedo porque mi vida está aquí —hace un silencio para suspirar. Se puede notar su rostro ligeramente triste. Inmediatamente me puse a pensar en Susy y en su situación. Había comenzado a trabajar con Patricia Galeano, despues de que le gustara mi forma de dibujar en el mural para los niños. Nunca me imagine poder trabajar en el rubro de la moda, pero ahora es algo que lo encuentro fascinante. Las ideas solo fluyen y con mi lápiz comienzo a hacer mis ideas una realidad. Recuerdo que para mi padre las clases de arte particulares que mi madre contrataba eran una pérdida de tiempo y ahora son mi mayor sustento. Todo conocimiento en algún momento puede llegar a ser tu mayor sustento. —Disculpa Jia… Hoy no es un buen día, me siento abrumada, un poco con mi comentario es que nunca me había alejado de mi hija por tanto tiempo. Sus viajes eran solo unos días, pero desde que anda con su actual novio; mi hija ha cambiado bastante —No sabía cómo o que responderle cuando yo estoy de la misma manera que ella. Mi hija está embarazada y solo tiene 18 años, su hija tiene 30 años. Es una mujer adulta que se sabe cuidar por sí misma, sin dejar de mencionar que, ella tiene las herramientas para estar bien en cualquier lugar donde vaya. —La entiendo, me pasa lo mismo con Susy. —Si… ya que lo mencionas, te quiero pedir un favor. —Dígame —su rostro pasa de estar triste a mostrar alegría. —¿Te gustaría irte a vivir a Bella Vista con tus hijos? Tus diseños son hermosos Jia. Tienes un potencial enorme, me encantan los estilos que has creado. Me gustaría que fueras allá y le ayudes a Aitana. Estoy segura de que tus diseños serán muy buenos de incorporar a su colección. Las jóvenes de hoy en día ya no tienes los mismos gustos que nosotras. Mi hija Aitana es muy fantasiosa desde pequeña lo fue y ahora con sus sobrinas escribiendo historias de amor, lo es aún más —me reí bajito, porque la que me hablaba ahorita no era la presidenta de la empresa, es una madre preocupada por su hija—. El cambio de ambiente les hará muy bien a todos. Trabajos tendrán asegurados Susy y tú. La paga será casi el doble a lo que ganas aquí conmigo y también tendrás una comisión por venta en tus diseños. Respiré profundo porque esa parte ella debía saberla, claro si es que no la sabe aún. —Mi hija no podrá trabajar al menos no después de cierto tiempo —ella se quedó un poco sorprendida al escucharme—. Mi hija esta embarazada, por favor le pido que no lo comente con nadie. La verdad que es un tema algo delicado. —Si, sí, me imagino. Discúlpame no lo sabía, cuenta con el apoyo del padre me imagino —sentí algo de vergüenza, pero no podía decirle más que esto. —No, desafortunadamente el solo utilizo a mi hija y luego se fue sin darle explicación alguna. Solo obtuvo lo que quiso de ella. Mi hija no necesita del apoyo de ese ingrato porque, tendrá mi apoyo. —Disculpa que me meta, pero es su deber. Él debe hacerse cargo de tu hija y su bebé —negué. —No, entiendo que tal vez mi hija lo hace porque se siente herida y lastimada por él, pero también, estoy cuidando el bienestar de ese niño y mi hija. No quiero que ese hombre se vea acorralado a asumir una responsabilidad que no desea. Mucho menos que su frustración por verse obligado se la descargue con mi hija y ese bebé. No deseo que mi historia se repita. No se las razones que él tuvo para dejar a mi hija de esa manera, pero si está en mis manos evitarle un mayor sufrimiento a Susy y mi nieto lo voy hacer. La oportunidad que nos está ofreciendo de irnos s Bella Vista, creo que nos viene muy bien a todos, principalmente a mi hija —ella asintió. —Si, discúlpame tienes razón. Creo que haces lo mejor, en algún momento también pensé lo mismo. Cuando esperaba a mi hija y le dije a mi esposo, el me trato muy mal. Pasaron muchas cosas, hasta que decidimos darnos una oportunidad. Estoy segura que ese chico se arrepentirá y se volverá loco cuando se entere de lo que perdió por su decisión —asentí—. Entonces, ¿Significa que aceptan mudarse a Bella Vista? —Así es, tengo que hablarlo con mis hijos, pero no creo que se nieguen. La oportunidad laboral nos dará lo suficiente para comenzar desde cero. Yo agradezco todo lo que han hecho por nosotros, pero ya es tiempo que alcemos vuelo por nuestra cuenta. Tengo entendido que la fundacion esta corta en espacio y no deseo ocupar un lugar que otro pueda necesitar más que nosotros —asiente con una sonrisa en el rostro. Me entrego todos los detalles y por menores sobre el asunto y me despedí de ella para irme de vuelta al departamento. No deseaba dejar la ciudad, pero esto le daría un poco de tranquilidad a Susy. Tal como lo había imaginado, juntos como familia decidimos irnos a Bella Vista. Cuando estábamos por despedirnos Susy salió corriendo al baño. —¿Sucede algo con Susy? —me pregunta Argus. Negué, pero sabia que no se iba a quedar sin su respuesta. Espero pacientemente a que Susy saliera del daño. —¿Estas enferma? Te vez blanca, como si hubieras visto a un fantasma. Tu rostro esta triste desde ya hace unos días y no me lo niegues —Inquiere con algo de molestia. Caminando hasta donde esta Susy. Ella me mira con algo de preocupación. Por un momento me tensé, pensando en que la noticia de su embarazo provocara una reacción agresiva de parte de Argus y no fue así; todo lo contrario. Ambos se fundieron en un abrazo, tal como lo había hecho yo, Argus se ofreció a cuidar de ella y su hijo. No cabe duda de que soy una mujer muy bendecida por tener la calidad de hijos que tengo. A pesar de los golpes que nos ha dado la vida: son seres humanos nobles, de buen corazón y dispuestos a dar la batalla por cualquiera de los suyos. Los días pasaron entre trabajo y arreglar las pocas cosas que teníamos para la mudanza. Susy renuncio a su trabajo en casa de los Galeano. Despues de agradecerles a todas y cada una de las personas que nos ayudaron a poder ponernos de pie nos despedimos y partimos rumbo a Bella Vista. De todas las personas que más me entristecía dejar eran Nancy y su sobrino. La psicóloga me había ayudado mucho con Tiam y tenía muchísimo que agradecer. Espero que pronto pueda cumplir su anhelo de comenzar a trabajar en el hospital. La adaptación fue muy rápida. Gracias a la ayuda de Aitana, la hija de Patricia nos instalamos en un departamento muy bonito, pero no me gustaban las escaleras. Tenía una mala sensación en su contra, pero tenía que hacerme a la idea este era el lugar al que llamaríamos hogar. Inscribí a mis hijos en una escuela, Susy y yo trabajamos en el taller con Aitana y todo era perfecto. Mi pequeño nieto iba creciendo en el vientre de mi hija con salud. Susy no dejaba de sorprenderme. Aprendió a utilizar la maquina de costurar y era increíble haciendo bordados a mano. La señora Jimena siempre nos frecuentaba, preguntando por el bebé. De toda esa familia, ella era la única que sabia quien es el padre de mi nieto. El dia que, por fin, confirmamos el genero de mi nieto fue muy especial para todos. Ese dia vi como las mujeres se unieron para hacer sentir bien a mi hija. Una parte de mi me hizo recordar a mi madre y el cómo estará. Son personas influyentes y si no ha salido en las noticias es porque todos están bien. Mi madre debe estar en los 78 años, ella tuvo a sus hijos muy mayor. Era una mujer que trabajaba de sol a sol en la empresa de su padre y para que no se quedara sola mi abuelo le pacto un matrimonio por contrato con mi padre. El no la quería y se lastimaron mucho, pero luego de un accidente que tuvo mi madre, el fue cambiando con ella. Después de que naciera mi hermana a sus 47 años, quedo muy débil y enfermaba muy seguido. El sonido de mi teléfono me hace salir de mi recuerdo. Contesté la llamada que hace muchos días me había negado a responder. Al contestarla no pensé que se trataba de lo que mi menta había estado pensando, la salud de mi madre. —Tienes que venir Jia, nuestra madre quiere verte. No creo que le quede mucho tiempo. Nunca has regresado desde que papá te corrió de la casa. Cúmplele este ultimo deseo —fue lo que escuche decir a mi hermana Yuki. Me quedé petrificada mi madre estaba muriendo y quería verme, pero yo no contaba con los recursos para irme. Mis hijos al verme toda afligida se acercaron a mi y me abrazaron. —Debes ir mamá, si eso es cierto, debes ir a despedirte de ella —me dijo Susy. —¿Cómo Susy Li? No puedo solo irme y dejarlos así nada más. Navidad es en dos días. —Ahorita mismo compraremos boletos de avión para ti y mis hermanos, para que vayan. Yo tengo dinero guardado para emergencias y esta es una de ellas. No acepto un no por respuesta mamá. Yo por mi embarazo no podría ir con ustedes. —No Susy, ese es tu dinero y lo necesitarás cuando nuestro pequeño nazca —ella negó y le dice a su hermano. —Argus, ayúdame a cotizar tres boletos hacia Beijing para mañana mismo —no cabe duda de que mi hija es un ángel. Con mucha vergüenza acepté la ayuda de mi hija y pude ver a mi madre en sus últimos momentos. Pude establecer una amistad con mi padre, pues ya no era el hombre obstinado que era antes. Tuvo una conexión muy bonita con mis hijos. Me despedí de mi madre y como si no fuera suficiente ese dolor, llego junto con otro. Como dicen las tragedias nunca vienen solas. Tenia una enorme angustia en el pecho porque Susy Li no contestaba mis llamadas. Sabia que algo no estaba bien y eso no me dejaba tranquila. La llamada que me hizo la señora Jimena, solo confirmo mi mayor miedo. —Susy, se cayó por las escaleras del edificio. —¡¿Qué?! ¿Cómo si ella es bien cuidadosa? ¿Cuándo? —comencé a exaltarme. Ella me explicó todo lo que había pasado y mi corazón estaba bombeando fuertemente en mi pecho. Me dolía no poder estar ahí con mi hija. Mi pequeño nieto había nacido y estaba luchando por su vida al igual que su madre. Habiendo terminado todos los servicios tradicionales para despedir a mi madre volví a Bella Vista. Muy asustada y más preocupada que nunca. Llegué al hospital y a la primer persona que mire fue a Alan. No me pude resistir a decirle un par de verdades. Sin embargo, no pude seguir porque sentí como un par de ojos verdes mirarme de una manera que no puedo describir. Miré detrás de Alan y ahí estaba el dueño de dicha mirada. Un hombre de casi su misma edad, que me miraba con una sonrisa ladeada. Sus ojos eran tan profundos, llenos de intensidad. Era como si pudiera ver a través de mí, provocando un revoloteó de ansiedad en mi estómago. Separé mi mirada de inmediato, tomé a mis hijos y seguí hasta donde se encontraba mi hija. Regañándome internamente al no saber que era la locura que había sentido hace unos segundos. ---------------------- Esta historia se actualizará con un día de por medio. (DÍA SI Y DÍA NO) Por aquí, pero mañana nos leeremos en “LAS LEYES DE UN AMOR INCONDICIONAL” -------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2307154839257
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